El reencauche de los minpopos
El «nuevo gabinete» parece una cauchera vieja: llantas parapeteadas, tripas remendadas, ruedas espichadas: se trata del propio reencauche de los minpopos.
Porque no luce un gran novedad que Jesse Chacón pase a ocupar la cuarta cartera ministerial consecutiva, y que Andrés Izarra y Ramón Rodríguez Chacín regresen a los despachos que ya desempeñaron. Si eso es el meollo de la «revisión y la rectificación» entonces la cosa no es más que mera palabrería.
Por otra parte, Haiman El Troudi y Rafael Isea, nuevos titulares de los ministerios de Planificación y Finanzas, respectivamente, conocen de sus materias todavía menos que sus predecesores, lo que ya es mucho decir.
Jorge Giordani y Rodrigo Cabezas al menos tenían una cierta experiencia en el complejo mundo de la economía, pero quizá los sustitutos piensen que con el barril de petróleo rondando los 90 dólares sólo hace falta apretar el botón del piloto automático.
El paso de Ramón Carrizales a la vicepresidencia debe ser para bajarle el perfil al despacho de Carmelitas, sobre todo si el principal mérito del sexto inquilino vicepresidencial es el cumplimiento cabal de los planes habitacionales…
Al parecer, Jorge Rodríguez ha cargado con el peso más gravoso de la derrota electoral del 2-D. No creo que el señor Chávez vaya a extrañar la locuacidad de su ex-segundo, quien, junto a los no menos locuaces Pedro Carreño y William Lara, serían enviados como misioneros al nonato PSUV.
Al general Rafael Oropeza no le gustó que lo quitaran por segunda vez del ministerio de Alimentación, y menos aún que lo sustituyeran con el teniente-coronel Félix Osorio, su díscolo subalterno en Mercal. Otro tanto le ocurrió a Eduardo Alvarez, ministro de Deporte, que de seguro sostendrá que el reciente descalabro de los Juegos Nacionales de los Llanos también le incumbe a la viceministra Victoria Mata, ahora ascendida de escalafón.
Por cierto que un dato curioso y sugerente es que algunos de los nuevos ministros fueron protagonistas centrales del fiasco de Villavicencio. Rodríguez Chacín fue el coordinador general de la «Operación Emmanuel», y Rodolfo Sanz, entonces vicecanciller y ahora ministro de Industrias Básicas y Minería, fue el comisionado del gobierno nacional en el mismo lugar de los acontecimientos.
En ese sentido sólo faltaría que el señor Chávez le ofreciera a Oliver Stone el butaque de Farruco Sesto.
Dentro del sainete, por lo menos uno de los nombrados, Andrés Izarra, tuvo el criterio de admitir que TVES cuenta con muy poca audiencia. Ojalá y sus colegas también admitieran que hay muy poca seguridad personal, muy poca provisión alimentaria, muy poca política económica efectiva y muy poca construcción de viviendas.
Eso sí sería darle sustancia a la proclama de las tres erres, porque de lo contrario la única «r» que terminará prevaleciendo es la «r» del reencauche, o del refrito, como prefieren llamar los buhoneros de Caracas a las promesas incumplidas de la Miraflores roja-rojita.
