El remoquete político
La política venezolana se caracteriza por la emisión de remoquetes. Identifican una posición política repudiable. Poseen gran capacidad persuasiva. Siembran banderas políticas en la calle. Diseminan lemas que motorizan pasiones. Generan agresividad. Paradójicamente, unifican a la gente, que lo toma como bandera o autodefensa.
Se hacen populares de manera irreflexiva y hasta irresponsable. Acostumbran a las personas a pensar poco. Para unos, todo es escuálismo. Para otros, enchufismo. ¡Superficialidad y frivolidad! El apodo traza línea imaginaria que divide.
Nadie estudia ni analiza. Adoptamos el alías lanzado a la palestra de forma impensada. Las mayorías no saben su significado, razón ni sentido. Víctimas, de una política mediocre donde resalta lo insubstancial. Carente de objetivo educativo.
El remoquete, impide ver la variedad o matices ideológicos. Como las consignas, unen significados dispersos. Esconden particularidades y rasgos distintivos del grupo. ¡Porque homogeniza! Entre los más famosos remoquetes están derechas e izquierdas. Fascismo. Liberales y conservadores. Populistas. Generalmente, son antítesis de democracia: totalitarismo o dictadura. Expresan desprecio al contendor. Arrogancia. Fanatismo. El remoquete, es usado en las conversaciones cotidianas para juzgar los más disimiles hechos. Corrupción, ignorancia, pasado o presente. Desvinculado a lo ideológico o programático. Bosqueja conductas. ¡Latiguillo para retratar al otro!
No es suficiente imponer un remoquete. La mente deberá engranarse con la línea de pensamiento de quien lo lanza. Y con la posición contraste del apodado. Pero, como lo dijeran en el siglo XIX, palabras más palabras menos, «si se llamaran liberales nosotros seríamos conservadores».
