Opinión Nacional

El Rey de las ranas

A medida que pasan los días el señor Maduro, a quien no llamaremos vicepresidente porque no lo es ni presidente porque tampoco lo es, aparece en sus alocuciones radiotelevisivas con una rabia in crescendo: insulta, dice obscenidades que obligan a los canales no oficialistas a poner el pitico de la censura, agrede, se comporta como un malvado al que no conmueve ningún sufrimiento humano, salvo el del presidente Chávez. No se quita la gorra de Capriles pero tampoco se quita a Capriles de la mente porque el “Majunche” se le ha transformado en una idea fija, es como una obsesión. Y lo peor es que amenaza, amenaza y vuelve a amenazar con saqueos, guerras, lucha sin cuartel, aplastamiento y descabezamiento de la derecha apátrida y golpista vendida al Imperio, que somos los seis millones y medio de venezolanos que el 7 de octubre último le dijimos ¡NO! a Terminator Chávez y a su banda de ineptos, pillos y maleantes.

Unas amenazas similares en boca de Chávez habrían puesto a temblar a más de uno, porque a Chávez lo obedecían. Hasta sus pensamientos expresados en voz alta y pública, eran órdenes. Si no que lo digan la jueza María Lourdes Afiuni y la cantidad de presos, expropiados y expoliados a partir de un “Aló Presidente” o de cualquier otra cadena presidencial. Pero con el señor Maduro ¡ayy Maduro! las cosas no funcionan así. En primer lugar porque él no es Chávez y Chávez no hay más que uno a Dios gracias, en segundo lugar porque él -Maduro- ejerce el poder de manera írrita, nadie lo eligió y nadie puede asegurar que ni los más frenéticos chavistas lo acepten como heredero del poder omnímodo del autócrata hoy recluido en el Hospital Militar de Caracas..

Uno de los últimos motivos de su indignación es la falta de respeto con el Comandante Presidente por las burlas que ha generado la foto en la que el susodicho aparece rodeado de sus dos hijas y leyendo un ejemplar del diario Granma, órgano oficial de la dictadura comunista cubana. La única falta de respeto en este grotesco asunto es la del gobierno cubano-venezolano a la inteligencia de los venezolanos. El burdo photoshop ha quedado en ridículo cuando a los pocos minutos de su publicación ya circulaban por Internet la foto de Michael Jackson leyendo El Periodiquito de Maracay y las de las hijas de Chávez sonrientes al lado de Barak Obama, Henrique Capriles, Carlos Andrés Pérez y la Mona Chita, entre otros. Una de las más audaces y creativas fue la que nos llegó con el título “todos pueden visitar a Chávez” y era la de un par de jóvenes sustituyendo a las hijas del comandante Chávez mientras éste sigue leyendo el Granma.

El otro caso que ha desencadenado las amenazas del señor Maduro con aplastar a la derecha burguesa y apátrida, ha sido el encadenamiento de un grupo de jóvenes estudiantes en las cercanías de la Embajada de Cuba, es decir la metrópoli. El despliegue de guardias nacionales y de otros cuerpos armados para defender la sede diplomática parece digno de una guerra con alguna potencia extranjera. De inmediato recordamos el vergonzoso episodio en que un grupo de indios pemones, armados con arcos y flechas, hizo prisioneros a cuarenta y ocho efectivos de la Guardia Nacional, los desarmó y amarró. Y de seguidas obligaron a un general hiper cuajado de insignias y medallas, a negociar con ellos y aceptar sus pedimentos para devolverle a los soldados amarrados y las armas de las que fueron despojados. El incidente filmado con celulares o alguna cámara amateur, ha causado la hilaridad de usuarios de Internet y de televidentes. Sobre todo el insulto que una valiente mujer pemona le endilga a un balbuceante general Cliver Alcalá Cordones: ¡Nos quitan la tierra y el pan de nuestros hijos para dárselos a chinos y rusos! Si en vez de pacíficos y desarmados adolescentes, los manifestantes ante la embajada de Cubazuela fuesen pemones armados con arcos y flechas, otro gallo cantaría.

Las furia desatada y las amenazas tonantes del señor Maduro nos hacen pensar en los consejos que el sabio caballero Don Quijote de la Mancha, le envió por carta a su escudero Sancho Panza cuando éste se disponía a ejercer el gobierno de la Ínsula Barataria: “Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras, has de hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos, aunque esto ya otra vez te lo he dicho; y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos, que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que la hambre y la carestía. No hagas muchas pragmáticas, y si las hicieres, procura que sean buenas, y sobre todo que se guarden y cumplan, que las pragmáticas que no se guardan lo mismo es que si no lo fuesen, antes dan a entender que el príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas no tuvo valor para hacer que se guardasen; y las leyes que atemorizan y no se ejecutan, vienen a ser como la viga, rey de las ranas, que al principio las espantó, y con el tiempo la menospreciaron y se subieron sobre ella……..”.

Los duques de Villahermosa idearon la designación de Sancho Panza como gobernador de Barataria, para hacerlo víctima de las burlas más crueles. Pero inesperadamente Sancho se mostró audaz y juicioso y les dio una lección de cordura a aquellos aristócratas ociosos y malvados. La lucidez inesperada de Sancho Panza sorprendía a todos y se admiraban oyéndole hablar tan elegantemente. No sabían a qué atribuirlo, sino a lo que dice El Quijote: “los oficios y cargos graves o adoban o entorpecen los entendimientos”. Parece que al señor Maduro, gobernador no electo de esta ínsula Barataria en que se ha convertido Venezuela, los oficios y cargos graves le han entorpecido el entendimiento y lo han transformado en el rey de las ranas.

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