El sobreviviente designado
En esa conmemoración del 23 de enero, tan extraña como puede ser la de unos autoritarios militaristas celebrando el derrocamiento de un autoritario militarista, el prorrogado Vicepresidente denunció que se estaba tramando un atentado contra su vida y la del teniente diputado. Denuncias de esta naturaleza no son novedosas. Son una copia de las tantas veces repetidas por el propio caudillo. Recordamos también que durante la dictadura que cayó el 23 de enero se repetían tales acusaciones, siempre para preceder un recrudecimiento de la represión y justificar crímenes y torturas de toda naturaleza.
Un sospechoso de ser el guionista de estas alertas durante el presente régimen es quien personalmente y de viva voz denunció hace ya diez años la primera conspiración magnicida contra el caudillo: nada menos que el monarca del mar de la felicidad, experto en esos menesteres. Desde entonces, estos avisos están en el libreto y se repiten cada vez que sirvan para algún despropósito.
Pero esta nueva denuncia es alarmante porque ante el incierto estado de salud del caudillo –cuyos propios seguidores no saben cuándo regresa ni en qué estado- da pie para imaginarse un hipotético caso de desaparición del principal y su línea sucesoral.
En Estados Unidos cuando se teme que el Presidente y su línea sucesoral, por hallarse reunidos en un mismo recinto pudieran ser víctimas de un atentado mortal, como por ejemplo durante la reciente juramentación del Presidente Obama (quien sí cumplió con el “formalismo”) se nombra lo que se conoce como el “Sobreviviente Designado”, alguien que ejercería la Presidencia pro-tempore del país. Tomando muy en serio la denuncia de Maduro, nos imaginamos que ya el TSJ debe estar estudiando quién sería el “Sobreviviente Designado” en caso de materializarse tal consternación. A menos que tal nombramiento sea otra de las atribuciones de la Habana…
