Opinión Nacional

El sucesor a dedo desobedeció

El día 8 de Diciembre, última vez que apareció en la televisión a la que era tan adicto, dejó el testador bien clara sus instrucciones: Si no puedo ejercer el cargo hasta el 10 de Enero le corresponde sustituirme al actual Vice-Presidente mientras termina el actual periódo para el cual fuí designado y si ocurriese posteriormente una situación “sobrevenida” entonces le corresponde al Presidente de la Asamblea Nacional ocupar la presidencia y convocar a elecciones en treinta días. En este caso deseo que Maduro sea el candidato del PSUV. Esto es justo lo que dice la Constitución. En esa ocasión la interpretó fielmente como lo habría hecho cualquier jurista.

Pero ocurrió algo en verdad insólito. El candidato designado de acuerdo con la Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia desconoce la última voluntad del Jefe consciente de que él no podrá oponerse, dada su muerte o condición de salud, y manejando la “continuidad administrativa” obviaron la toma de posesión y así quedarse con el poder indefinidamente a través de un gobierno de facto. Esto no fue lo que ordenó el Jefe y tampoco lo que dice la Constitución de la República que había que hacer. Ahora el supuesto gobierno ejerce el poder “de hecho” y en contra tanto de la voluntad del Teniente como del texto constitucional. Sus decisiones no son legítimas porque las están tomando funcionarios que no lo son. Esta situación irregular es la que explicó que se mantuviera la incertidumbre y nebulosa sobre el deceso del Teniente para sacar del primer plano la gravedad que significa ejercer un gobierno sin legitimidad cuyas decisiones no obligan a los ciudadanos y hacen nulos los acuerdos que se tomen con otros Estados. Superar esta falta de legitimidad cumpliendo con la Constitución se hace difícil porque el régimen ha destruido todas la instituciones del Estado, entre ellas el T.S.J. que ya no puede poner orden para regresar a un gobierno legítimo porque colaboró con el desorden. Regresamos a la selva donde el fuerte se impone al débil. Un escenario selvático y primitivo después de veintiún siglos de civilización.

Si la Sociedad Civil y sus instituciones no quieren desaparecer de una vez no tienen otro camino que unir su actuación en una sola FUERZA SUPERIOR que complementada con la unidad del sector político democrático y de los militares institucionales exijan que se celebren elecciones CON GARANTÍA DE TRANSPARENCIA para que sea el soberano pueblo, el único verdadero poder popular, quien seleccione a las nuevas autoridades y haga así cumplir la Constitución que dejaría de ser “la violada” de estos catorce años. La MUD representa a diversos sectores de Venezuela, pero la Sociedad Civil ES VENEZUELA, pues sin ella no hay país. Por eso la fortaleza de su unidad y su aparición en escena será definitiva. La ausencia de un poder legítimo actual ha generado un vacío que es propicio para la conciliación y así regresar, con la fuerza social, la fuerza política y los militares institucionales, al imperio de la Constitución y con ella a la democracia y el respeto a los derechos humanos de todos los venezolanos.

 

Profesor de Instituciones

Políticas de la U.C.A.B.

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