El triunfo de la unidad y la política
Cuando se hace política sin salirse de la línea que limita a la alta política con la insensatez, las cosas salen muy bien; en cambio, cuando se hace lo contrario, las cosas salen muy mal. El pasado 23 de Noviembre, esta premisa se materializó en la oposición en los resultados electorales: Donde hubo unidad, el triunfo fue claro y contundente y, donde no la hubo, salimos derrotados.
Existen razones suficientes para celebrar; el país democrático avanzó, conquistó muchos espacios y le «echamos un parao» al gobierno y a sus pretensiones hegemónicas y totalitarias; pero, es importante analizar y revisar algunos detalles y errores que impidieron otras victorias importantes.
La política debe empezar por ser sensata. Si existe un claro liderazgo, no debería haber razones para cuestionarse y no darle un apoyo unánime. Si todas las encuestas coinciden, para que buscar las cinco patas al gato, si todos sabemos que el gato tiene cuatro patas; pero existe un elemento también muy importante: cada voto vale mucho; de manera que si la sensatez es obligada para aceptar los claros liderazgos, también obliga a aceptar, sentarse y escuchar, a todo el que represente cualquier voto para ganar.
Si ponemos en una balanza, no para buscar culpables, sino para corregir a futuro la construcción de la unidad, se aprecia que la falta de humildad, la prepotencia y la arrogancia, atentaron más a esos triunfos, que la necedad de aquellos que no se sumaron a brindar un apoyo lógico.
Nadie cuestiona el poder de las mayorías. El dueño de la casa pone las condiciones cuando invita a un banquete en su residencia, sin embargo, cada invitado debe ser bien invitado y atendido. Incluso, hay quienes no deberían estar, pero tienen un poquito que agregar y, resulta que al final, hace falta ese poquito.
Ahí empieza la política, cuando el dueño de la casa capta cual es la importancia de cada uno. Cuando el pastor deja a sus 99 ovejas y sale a buscar la que le se le ha perdido. Y, la política, es llegar al límite hasta encontrar una salida acordada y de ganar-ganar, con cada uno de los invitados sentados en la mesa.
En enero del 2009 empieza otro capítulo. Ya para entonces, habremos aprendido la lección y seguiremos ganando.
En el Zulia, seguimos ganando.
Coordinador de Formación
y Gerencia Política
COPEI Partido Popular/Zulia
