Opinión Nacional

Elecciones 2005 y 2006: ¿Qué hacer?

Del resultado de las elecciones parlamentarias del Domingo 4 de Diciembre, dependerá la apertura y la inclusión de la actual “democracia bolivariana”, en el futuro. Una Asamblea Nacional dominada ampliamente por el oficialismo; sin dudas allanaría el camino hacia el establecimiento de un modelo de “democracia hegemónica” en el país. Por el contrario, un parlamento con una mayor diversidad y pluralidad podría ser la clave para reconstruir y reagrupar a los factores democráticos de la oposición y restablecer un verdadero marco de equilibrio, corresponsabilidad y control entre el Estado y la sociedad venezolana. Pero además, la nueva conformación de la Asamblea Nacional también será determinante en la venidera elección del Presidente la República, programada para el año 2006.

Las elecciones parlamentarias se desarrollarán en medio de un conjunto de condiciones inapropiadas que afectan. Por ejemplo, el Consejo Nacional Electoral ha sido ampliamente cuestionado en cuanto a su imparcialidad, transparencia y eficacia. Por otra parte, se mantienen detenidos o perseguidos a venezolanos por razones políticas. De igual manera, el desprestigio de las organizaciones políticas sigue campeando; y aún la oposición carece un liderazgo alternativo sólido que logre capitalizar el creciente descontento popular; ante la muy deficitaria ejecución gubernamental. Por último, hay una enorme apatía electoral que contribuye a consolidar la crítica situación que vive el país.

En medio de esta situación, tres bloques socio-políticos claramente diferenciados entre sí, participan en el evento electoral, tratando de influir en el resto de la sociedad venezolana. Es un proceso de intenso reacomodo estratégico, donde cada opción política busca, -sin lugar a dudas- desplazar a las otras; de acuerdo a su particular visión e intereses.

El primer bloque lo componen el Movimiento Quinta República y sus aliados menores, el Partido Podemos y el Partido Patria para Todos. Esta alianza cuenta con amplios recursos y ventajas institucionales, políticas y financieras, para consolidar la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, que tanto se anhela. Fuera de esta alianza existen otras organizaciones partidistas que también concurren al proceso, en forma separada y crítica del “ventajismo oficial”; tales como el Movimiento Revolucionario Tupamaro.

El segundo bloque está conformado por la mayoría de los partidos democráticos –históricos y recientes- que luego de un complicado proceso de negociación lograron estructurar unas planchas unitarias con participación de candidatos independientes y detenidos políticos. La alianza reúne principalmente a partidos como Acción Democrática, Primero Justicia, COPEI, Proyecto Venezuela y el MAS, que sin mayores recursos intentan plantarse frente al gobierno como alternativa. Dentro de este sector y, en forma paralela otras agrupaciones presentan de igual forma candidatos, pero sin mayor oportunidad. El partido “Un Solo Pueblo”, es una de esas opciones; al igual que “Venezuela de Primera”, o “Electores Libres”.

Un tercer bloque socio-político se ha organizado alrededor de la “abstención”. Esta propuesta (que goza de gran apoyo mediático), se ha convertido en la punta de lanza de este grupo; el cual apunta su discurso en contra de la alianza unitaria, en un claro intento de desplazarla como una alternativa frente al bloque oficialista. En tal sentido, bajo el lema de la defensa del voto, se acusa a la “unidad opositora” de colaboracionista, de traidora, de ilegítima y de inmoral; por decir lo menos. En todo caso, esta particular visión del otro, que posee este liderazgo abstencionista es un claro indicativo entre otras cosas, de su valoración de la actividad política y de su muy bajo nivel de tolerancia democrática.

Por fortuna, dentro del bloque abstencionista hay diferencias conceptuales y materiales. La Asociación Civil SÚMATE, es una muestra de ello. Esta agrupación ha venido demostrando y denunciando de manera técnica, inconsistencias e irregularidades del Consejo Nacional Electoral. Ahora SÚMATE pareciera migrar hacia la organización de un nuevo movimiento político. Para ello, la “defensa del voto” y el impulso de los denominados Congresos Estadales de la Sociedad Civil han sido su lineamiento de acción. Sin embargo, y contra todo pronóstico (al menos, hasta hoy) SÚMATE no ha llamado a participar, observar o vigilar en el proceso electoral del 4 de Diciembre. Al respecto, la asociación civil optó por llamar a la población a acudir a los centros religiosos ese día.

Un tercer segmento del abstencionismo se ubica dentro de la aplicación del denominado artículo 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. El artículo 350 dice: “que el pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz, y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”. Pues bien, sobre la supuesta aplicación del 350, algunos venezolanos se han creado la ilusión de alcanzar una salida o un recambio inmediato en la nación.

La nueva Asamblea Nacional repercutirá en el proceso electoral presidencial del año 2006. El oficialismo tiene algunos problemas resueltos como el tema candidatural o los recursos financieros, por ejemplo. Sin embargo, el desenfreno personalista, el bajo rendimiento social de sus políticas públicas, la persecución del adversario; así como su pésima política exterior basada en el “conflicto permanente” con el fulano imperialismo pueden comenzar a pasar una irremediable factura. Así que, una Asamblea Nacional dominada por el oficialismo puede convertirse en una guarimba perfecta para oponer resistencia a cualquier iniciativa de cambio (y hasta y ¿por qué no?) a una eventual derrota electoral.

En consecuencia, la oposición de nuevo tiene las condiciones más duras. A pesar de ello, en materia de candidaturas figuras como Julio Borges (Primero Justicia), William Ojeda (Un Solo Pueblo) o Roberto Smith Perera (Venezuela de Primera) ya recorren el país sembrando una esperanza de cambio. Los esfuerzos de Julio Borges han venido cosechando frutos después de presentar su candidatura en medio de serias críticas provenientes de los sectores más radicalizados de la oposición. Por su parte, Roberto Smith, con un proyecto de país bajo el brazo ha comenzado una osada campaña de promoción, recorriendo a pie al país. El reto de estos jóvenes líderes o del mismo Teodoro Petkoff (también mencionado como candidato) será agrupar de nuevo a una oposición bajo un esquema operativo transparente, sin resentimientos y, que entienda que la crisis del país sólo podrá resolverse con el concurso, la participación y la inclusión de todos los sectores del país.

La oposición debe aprender en forma definitiva a manejar la complejidad política que atraviesa el país con sentido estratégico, práctico y en correspondencia con la creciente agenda de asuntos críticos que, día a día se incrementa y se agrava, por la acción u omisión de una gestión gubernamental que perdió el rumbo. Después de siete (7) años se necesita un cambio. Pero un cambio construido con base a una revalorización ética de la política, de los ciudadanos y de la transparencia en la gestión pública. La Venezuela democrática del siglo XXI, no puede albergar más intolerancia, injusticia o resentimiento entre los venezolanos. Mucho de lo que pueda ocurrir electoralmente el próximo año 2006 y durante los años venideros, se definirá este próximo Domingo 4 de Diciembre. Veremos que pasa.

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