Opinión Nacional

Endeudamiento, pobreza y corrupción cívico-militar

El régimen del tte coronel continua endeudándose en forma irresponsable a pesar del boom petrolero que llena de petrodólares la chequera del estado. La deuda de la República no ha dejado de crecer desde su llegada al palacio de Misia Jacinta. Al cierre del año 2005, le deuda externa, de acuerdo a cifras del Ministerio de Finanzas, se ubicaba en 31.063 millones de dólares, lo que representó un incremento de 3.588 millones con respecto al año 2004. Paralelamente, la deuda interna -emitida en bolívares- ha seguido igualmente una espiral ascendente y la misma se incrementó de 29,5 billones de bolívares en el año 2004 a 33,4 billones en el año 2005, es decir 3,9 billones bolívares. Tomando como referencia la tasa de cambio oficial de 2.150 bolívares por dólar, la deuda total de la república (tanto externa como interna) asciende a un monto de 5 mil 400 millones de dólares para el año 2005, a pesar del que la cesta petrolera se mantuvo en un promedio de 45,39 dólares por barril.

Este irresponsable e injustificado endeudamiento forma parte de la agenda económica neoliberal iniciada por el gobierno de Carlos Andrés Pérez y continuada por este régimen bonapartista en su afán por complacer las directrices del capital financiero transnacional y sus agentes locales. Este endeudamiento ocurre a pesar de que el precio de la cesta petrolera ha superado ampliamente lo estipulado en el presupuesto nacional ($23 el barril pero se cotizó a $45,39), que la recaudación del SENIAT se cumple a cabalidad, y que los ingresos al fisco por concepto de impuestos regresivos (IVA) se siguen percibiendo. Esta criminal política obligará al estado venezolano a cancelar este año (2006) una cifra cercana a los 14,4 billones de bolívares por concepto de amortización de capital e intereses de la deuda externa-interna, suma que supera los 11,7 billones asignados al Ministerio de Educación y los 4,4 billones de bolívares al Ministerio de Salud. Una ilustración del grotesco endeudamiento del Estado venezolano es el hecho de que la deuda total al cierre del 2005 llegó a representar un 43,6% del producto interno bruto (PIB), versus un 29% que representaba en el año 1999, es decir un incremento del 14.6% en 6 años. ¿Donde quedaron las opiniones críticas sobre endeudamientos irresponsables de los muchos que hoy comparten responsabilidades de gobierno?.

Incomprensiblemente a pesar de esta bonaza petrolera y del endeudamiento insensato, los índices de pobreza y desnutrición se han agravado en la población venezolana. En efecto, un 15% de la población dispone de 1 dólar para su vida diaria, 32% cuenta con 2 dólares, el 5% de la población infantil esta por debajo de los percentiles de normalidad ponduro-estatural y el 18% de la población esta desnutrida, la pobreza arropa al 52% de la población, el desempleo ronda en el 16% y la economía informal (buhonerismo) alcanza la espantosa cifra del 58%. ¿Cabría preguntarse a dónde ha ido todo esta inmensa masa de dinero?. De algo estamos absolutamente seguro, la misma no ha sido utilizada en programas destinadas a combatir la pobreza a través de la generación de nuevas fuentes de trabajos, en la construcción de nuevas infraestructuras viales, de hospitales, universidades, planteles educativos, viviendas, etc. Lamentablemente, este inmenso ingreso fiscal de la republica ha sido malbaratado en la compra de lealtades de gobiernos extranjeros, en el financiamiento de eventos faraónicos a favor de la imagen del tte coronel dentro y fuera del país, en un gasto militar demencial destinado a la compra de aviones, helicópteros, fragatas, misiles, fusiles etc., al incremento de la reserva militar y a la formación de la guardia pretoriana al servicio del Mesías (guardia territorial), pero fundamentalmente ha ido a engrosar las cuentas personales de una nueva boliburguesía cívico-militar surgida al amparo de una corrupción sin precedentes. Funcionarios de la administración pública, militares y empresarios (personalmente o a través de testaferros, familiares, y amantes) han acumulado inmensas fortunas ante la mirada cómplice y celestina del tte coronel y las instituciones del estado.

A pesar de la retórica anti-neoliberal, este régimen en la praxis ha profundizado e institucionalizado las perversiones económicas neoliberales del pasado mediante la imposición de políticas macroeconómicas que han erosionado las conquistas socio-económicas de los trabajadores (flexibilización y precarización laboral), han destruido las pequeñas y medianas industrias generando más desempleo y han minado el control público nacional y la propiedad de los sectores estratégicos energéticos y mineros de la nación. El nacional-socialismo del siglo XXI, representa el oportunismo, la imposición de un capitalismo salvaje que conlleva a una mayor explotación de los asalariados, una corrupción permitida y estimulada desde Miraflores para garantizar la lealtad de los funcionarios, la ineficiencia e incapacidad institucional, el autoritarismo y la represión militar para someter a los ciudadanos y la promoción de la miseria y la pobreza como instrumentos de control político de los venezolanos.

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