Opinión Nacional

Enigma electoral

Los resultados de las elecciones del 16 de diciembre son de difícil explicación. Son clavo pasado, por irreversibles, pero su carácter enigmático exige y justifica investigación en profundidad por una razón fácil de entender: en Venezuela seguirán realizándose elecciones.

A los observadores políticos les pareció muy extraño que el todopoderoso dedo presidencial escogiera candidatos a gobernador visiblemente inapropiados. Con excepción de Vielma Mora, quien había realizado excelente labor al frente del Seniat (lo que por cierto lo desgració, porque Chávez no tolera en su entorno a nadie que pueda hacerle sombra), el resto de los candidatos eran paracaidistas, en su mayoría, y en general, figuras sin relieve político ni credenciales como administradores públicos -y algunos hasta con mala reputación.

Lo que parecía manifestación de prepotencia ciega no era tal. Chávez estaba seguro de que serían electos. Pudo haber seleccionado como candidato a gobernador a uno de sus innumerables guardaespaldas, en la seguridad de que habría triunfado. Las derrotas de Jaua en Miranda, de Reyes Reyes en Lara, de Dilsia Maldonado en Amazonas, pareciera que estaban programadas.

Ese factor inasible -difícil de determinar para poder contrarrestarlo- lo más probable es que en los sectores menos politizados de la oposición democrática genere sensación de impotencia, de inutilidad de las elecciones para librarnos de la autocracia totalitaria que nos oprime. Si tal impotencia se consolidara, sería inevitable la abstención creciente en elecciones venideras. Situaciones similares se han vivido en Venezuela y en otros países; y se han superado mediante acción política sin desmayo.

Chávez encabezó el sangriento golpe militar del 4 de febrero de 1992. Estuvo preso en la cárcel de Yare, con las consideraciones propias de un país civilizado. A los 2 años y unos meses fue puesto en libertad por medida de gracia presidencial. El comisario Iván Simonovis, con base a expediente amañado, tal como lo revelara el ex magistrado Aponte Aponte, fue condenado a 30 años de presidio. Ya lleva 8 años de encierro en calabozo estrecho, con mala ventilación e iluminación. Su salud se ha resentido gravemente. Sin embargo, no se produjo la medida de gracia que se esperaba para las navidades pasadas, similar a la que favoreció a Chávez. Odio reconcentrado. Compare y juzgue.

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