Opinión Nacional

Escalando el cielo

Pletórico de lecciones han estado los últimos años para los venezolanos, y la afirmación se sustenta en un buen número de hechos que es extenso contar.

Cabe afirmar que son lecciones que recomiendan humildad, trabajo en equipo, sentido de las proporciones, respeto por las personas y las instituciones, y escuchar las críticas.

A ésta última, a la crítica, usualmente no se le sabe asimilar y provoca entre los criticados reacciones prepotentes, aparte de la descalificación del crítico. Se desecha el planteamiento del crítico y se le insulta o se le busca defectos para despreciarlo y desentenderse de lo que exprese. Se quiere matar al mensajero de las malas noticias, como se ha puesto de moda decir.

Uno de los recursos despreciativos es la no representatividad de quien critica: Fulano “no representa a nadie y no debe dársele importancia”. Se inobservan los elementos implícitos en su crítica, no obstante que el correctivo que se indica, si se le acogiera, beneficiaría al organismo que se critica.

Ni siquiera la honradez de quien critica se reconoce. Honradez porque no se oculta en el anónimo ni malhabla a espaldas de los señalados, sino que les manifiesta francamente su punto de vista. El rechazo es una respuesta que refleja indisposición hacia la discusión. El criticado mira los hechos por un tubo. Por el tubo de lo que supone su conveniencia o la de su grupo, y pierde la perspectiva.

Por añadidura, el argumento de la no representatividad es antidemocrático, por cuanto desconoce que el parecer de un ciudadano puede potencialmente representar el de un grupo que no expone la crítica precisamente porque teme ser atacado injustamente.

Aceptar el parecer del otro por lo menos para su consideración, es un buen aprendizaje y un recurso para estimular discusiones propiciadoras de enriquecimiento social y de la búsqueda de soluciones profundas. Hacer de este aprendizaje un ejercicio por el rescate de la urbanidad perdida es prioritario en la formación ciudadana.

Mientras tanto, las reacciones de rechazo a las críticas a quien causan daño es al criticado, pues deja ver algún grado de negligencia que lo disminuye ante los observadores, y ésa es su prematura derrota.

Lo peor es que no se terminan de aprender estas lecciones, pues de uno u otro modo desde Confucio, Sócrates y Cicerón se viene diciendo lo mismo.

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