Opinión Nacional

Fracaso del populismo gorila

El régimen del tte coronel está pasando por una de sus peores crisis. A una inflación incontrolada, una caída del PIB, una megadevaluación de la moneda, y un endeudamiento interno y externo sin control, se le ha sumado el indignante y escandaloso caso de las casi cien mil toneladas de comida que se pudrieron en PDVAL. No es ésta la primera crisis que el tte coronel confronta en sus 11 largos años en el poder. Sin embargo, esta crisis tiene signos muy distintos a las sufridas en los años iniciales de gobierno. Hoy, por el contrario, esta crisis se centra en una creciente desilusión de los sectores populares, y de la clase trabajadora por el proyecto socialfascista.

Es evidente que la mayoría de los sectores populares ya no se sienten atraídos por la retórica del tte coronel, a pesar del aparato mediático y confusionista del cual dispone el régimen. Escepticismo que tiene que ver con la cara oculta, falaz y truculenta de la mal llamada revolución bolivariana. Han vivido en carne propia que detrás de una supuesta inclusión social se esconde el más feroz sectarismo y apartheid político-económico y social que ha experimentado la República desde su fundación. Ven como el asistencialismo estatal lejos de romper con el circulo de la pobreza, se ha transformado en un instrumento de control político. Están desencantados por la carestía y el alto costo de la vida, por la inseguridad personal, por la falta de vivienda, y porque el tan cacareado poder popular, es una argucia para establecer un férreo control social de la población por parte del gobierno. Se han decepcionado porque una buena parte de los recursos de la renta petrolera se destina para la compra de conciencias de los gobiernos vecinos, mientras que ellos se ven diezmados por enfermedades como el dengue, el Chagas, la tuberculosis, la malaria, y la desnutrición. Se indignan ante el surgimiento y derroche de una oligarquía cívico-militar corrupta que se enriquece a la sombra del Estado.

En cuanto a los asalariados, estos han sufrido las consecuencias de un ajuste neoliberal y de una política corporativista que le ha conculcado sus derechos laborales. El socialfascismo bolivariano está haciendo pagar a la clase trabajadora -en términos de salario, empleo y condiciones de trabajo- los costos de este extraño “socialismo” que impulsa un capitalismo de Estado salvaje. Además, a lo largo de estos últimos años, los trabajadores han sufrido las consecuencias de una criminal represión, así como la criminalización de sus protestas por parte de un poder judicial abyecto al servicio del iletrado de Miraflores. Además, el famoso control obrero de las empresas básicas de Guayana, se ha convertido en un dique de contención para desconocer e ignorar los reclamos reivindicativos socio-económicos de los trabajadores. Están desencantados por el trabajo precario, y la pérdida de sus conquistas sociales conseguidas tras muchos años de lucha. La tragedia del tte coronel es que nadie ya le cree sus falacias.

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