Gestión responsable de la salud
Hace tiempo que sabemos que con 13.000 millones de dólares anuales se lograría el acceso universal a la salud y nutrición básicas, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Una cifra parecida se gasta en perfumes en Europa y Estados Unidos. Al parecer, la gestión de los recursos precisos para atender esa necesidad no está siendo la mejor.
“Es esencial fortalecer los sistemas de salud. El ritmo actual de progreso no será suficiente para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su reciente informe La salud y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El informe alerta que, de seguir la tendencia actual, no se cumplirán los objetivos relacionados con la salud. La OMS analiza los motivos de esa lentitud en las mejoras sanitarias y propone medidas para cambiar la situación. “La existencia de sistemas sanitarios débiles e injustos constituye uno de los principales escollos”, y hace especial referencia a la crisis de personal sanitario y a la urgente necesidad de fuentes sostenibles de financiación.
El fortalecer los sistemas de salud exige mejoras en los ámbitos de la administración pública: gestión de las finanzas públicas, planificación de los recursos humanos, construcción de carreteras e infraestructuras, y otras muchas áreas. “Para lograr nuestro objetivo, no debemos limitarnos únicamente al sector sanitario, sino que hemos de adoptar un enfoque integrado. Ésta es la clave para obtener resultados”, afirma el Director General de la OMS, Lee Jong-Wook.
Es cierto que se dan pasos en la reducción de la pobreza en el mundo, pero según los datos de la OMS, si seguimos la tendencia iniciada en los años 90, la mayoría de los países en desarrollo no alcanzarán los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la salud. Y esto perjudicará el avance hacia la consecución de otros objetivos. Ninguna de las regiones más pobres del mundo en desarrollo está en condiciones de alcanzar la meta marcada para 2015 en relación con la mortalidad infantil. Entre 1993 y 2003, la mortalidad de niños en el Sur de Asia pasó de 90 a 160 por cada 1.000 nacimientos y en África de 38 a 87 por cada 1.000. Los esfuerzos contra enfermedades como la diarrea, neumonía y malaria y contra la malnutrición no fueron suficientes. La mortalidad materna se ha reducido tan sólo en países donde ya las tasas de mortalidad eran más bajas.
Los objetivos relacionados con la reducción de la propagación del VIH/SIDA y de la incidencia del paludismo y otras enfermedades transmisibles continúan siendo un enorme reto en el África subsahariana.
A pesar de disponerse de tratamientos y tecnología a costo asequible, el director de la OMS señala que el problema de muchos países es poder suministrar a tiempo y en cantidades suficientes el personal, los medicamentos, las vacunas y la información a quienes lo necesitan.
“Hay que recurrir a todos los medios posibles para obtener recursos, sin olvidar el alivio de la deuda. Necesitamos recursos previsibles y estables que permitan a los países formular planes a largo plazo. La salud debe ser un elemento fundamental de ese esfuerzo. Es esencial que haya un compromiso político mundial que apoye la financiación a largo plazo de los ODM,” afirma Andrew Cassels, director de ODM, Salud y Políticas de Desarrollo de la OMS.
Además de inversiones urgentes, los sistemas de salud necesitan que los países en desarrollo se comprometan a realizar una gestión más responsable, a incluir la salud entre las prioridades de sus planes nacionales y de reducción de la pobreza, y una mejor coordinación de las ayudas.
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias
