Opinión Nacional

Gestores

En esta arremetida gubernamental contra carniceros y agentes de bolsa, en donde los buhoneros que venden leche a veinte bolívares el paquete, en pleno sol de acera caraqueña se han convertido en agentes de una conspiración capitalista mundial, no me queda menos que defender a uno de los eslabones de esta cadena de conspiradores, odiado por muchos , pero necesitado por todos, que son los y las gestoras.

¿Porqué han florecido y se han expandido como la verdolaga? Porque la necesidad tiene cara de hereje. Hay que levantarse a las 3 de la mañana, para poder llegar a agarrar un número en cualquiera de las instituciones públicas tan necesarias a los pensionados, los jubilados, los que no tienen cédula o se le ha perdido, los que quieren salir del país, quiénes quieren mandarle dinero a su familia en el extranjero, los que quieren que le validen el título universitario, etc, etc. Y después que usted llega, empiezan a repartir número a las 530 am, cuando ya hay una colota.

Hay que quedarse todo el día allí, de pie, expuesto a que le digan a las 10 de la mañana o a las 4 de la tarde, cuando la cabeza ya le da vueltas, que al funcionario o la funcionaria le dio un dolor de estómago y no va a atender. O que los últimos 10 de la cola fueron pasados ( manu militari) para el día siguiente. O se da usted cuenta que hay otra cola que pasa primero y son la de los amigos de los funcionarios, con aquella cara tan lavada.

Cuando usted ha hecho esto unas dos o tres veces y la última vez le dejaron encerrado en un pasillo de escalera sin luz y sin aire, dos horas y media en una dependencia del ministerio de Relaciones Interiores, porque tenía que conseguirle un documento a un hijo suyo, la verdad es que uno ve a los gestores, como el mesías. Venga para acá y cuanto es que me cobra usted por el documento y punto.

Generalmente son gentes “pilas” como dicen ahora y con contactos, que además tienen una cualidad que es poco común en el mundo revolucionario: son eficientes y no les importa calarse amanecidas, ni horas parado. Hay otros que además , tienen todo controlado. Usted le pide por ejemplo unos datos filiatorios y no le dicen que vaya a hacer cola, ni lo mandan a averiguar por la página web si ya están listos los trámites, sino que simplemente, usted le da la mitad de la plata adelante y una copia de la cédula y a los dos días ya está listo el asunto. Lo va a buscar y se acabó.

Si es el pasaporte, conseguían cita cuando la página web correspondiente estaba trancada y no accedían ni los hackers. Ssi es para conseguir dólares, lo citan a uno al hotel Alba Caracas, o en su defecto a los bingos que todo el mundo sabe que venden , pero que nadie quiere decir cuales son, no sea que les caiga la fiscal general Luisa Ortega Díaz y en cinco minutos, sin espera, solamente con dinero constante y sonante, que además es suyo, suyito, no del gobierno, lo cambian en lo que usted quiera. No tiene uno que llevar ni una miserable carpeta, no digo las cinco o seis que generalmente pide Cadivi, con etiquetas así, tinta asá, marrones oficio, con separadores especiales y demás , inventadas especialmente para devolver a los angustiados tramitadores.

¿Que tal? No le hablo de que casi beso al buhonero con el que conseguí la leche después de un mes de desaparecida la leche líquida y en polvo, con un cuadro familiar que toma leche sí o sí. Había que calarse todas las noches aquello de: “¿ Y esa es la única que hay? Ay, pero a mí no me gusta esa. No será que tu no fuiste al supermercado?, etc.

No señores. Yo no me calo , porque no, ir a pedir autorización para cobrar la pensión de vejez de mi mamá a hacer cola en un seguro del Cementerio, cerca de donde tiran puñaladas con liguita, ni hacer otras tre s colas más para los otros tres requisitos que piden en el papelito que una chupeta de ajo del seguro me entregó un mediodía, para aspirar a hacer el trámite, bravísimo por la manifestación de viejitos que tenía frente a su escritorio. A mi mamá la llevo en su silla de ruedas adonde tenga que ir, porque lo otro, es prácticamente imposible.

Y en cuanto a convalidar los reposos del seguro, dije en la empresa que mejor me descontaban la semana del último que me dieron, aunque fue público y notorio que yo estaba enferma, porque me iba a enfermar mas teniendo que levantarme a las cinco de la mañana para hacer tres horas de cola en la oficina correspondiente, a ver si me sellan un permiso médico.

Así las cosas, aunque no les guste a los ministros del régimen, que exhiben sin vergüenza su impoluta ineficiencia, lo que sea que haya que conseguir, lo consigue en Caracas y en el interior de la república, un gestor. Y estoy hablando de constancias de cualquier tipo, permisos de cualquier tipo, pago de cualquier cosa. Ese es un oficio muy respetado ahora, con gente que tiene secretarias y tarifas específicas, que viéndolo bien son hasta baratas, dada la institución del régimen llamada cola, que se conlleva esperas de pie , al sol, con el estómago y el corazón dispuesto a calarse humillaciones, gritos, antipaticuras, malas educaciones, los “!! denúcieme pues!!” , mas las crueldades que les hacen a la gente mayor, como hacerla ir como sea, prácticamente con el suero en el brazo, a hacer todas sus diligencias, porque son incapaces de mandar a un trabajador social a constatar nada.

En esta hora de persecución y hostilidades, en la que solamente la incapacidad revolucionaria rige, vaya mi palabra de apoyo y consecuencia con los que siempre me sacan la pata del barro: los y las gestoras venezolanas.

Aplausos fuertes.

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