Opinión Nacional

Hablando del espacio

En el espacio hay más de 5 mil satélites en órbita y de ellos no se sabe en realidad cuántos están funcionando. Lo que si se sabe es que son un peligro latente para el planeta pues se teme que al destruirse en el espacio muchos de sus restos caigan en zonas pobladas. Más de 50 países cuentan con este tipo de objetos, siendo los más de carácter militar y son operados por EE.UU. Rusia, China, UK, Francia, Japón, etcétera. Ahora, tenemos que sumar a Venezuela con un satélite de comunicaciones, según se ha dicho en fuentes oficiales chinas, el cual fue fabricado totalmente con la tecnología asiática de punta a un costo de 406 millones de dólares.(Con eso se podría construir 46 viviendas de 80m2) Otros países, que prefieren arrendar satélites, como es el caso de Chile, han tenido varios lanzamientos, los cuales no ha fructificado por problemas de anclaje a la nave madre; es decir, el satélite no se ha soltado.

Venezuela ha dado un gran paso adelante para salir del atraso en que estaba sumida en esta materia y es mejor que haya contratado a expertos chinos que de otras nacionalidades (se evita el sobre precio, recuerden que en China el peculado y las coimas se pagan con la pena de muerte) y, por otro lado, los 40 emisarios que el gobierno envió a China, hace dos años, aún no aprenden el idioma cantonés.

En América Latina existe un proyecto para generar una red interplanetaria regional, en la cual participan Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Perú y sólo Argentina y Brasil han sido exitosos, hasta ahora, con varios satélites circundando el planeta aunque ninguno de esos países ha dicho que la estratósfera es de ellos.

Con el satélite venezolano, colocado en una órbita hemisférica uruguaya, según las agencias chinas de noticias, (Xinhua), ofrecerá a Uruguay un 10% de su capacidad de transmisión por pago de su espacio hemisférico. Lo raro de todo esto, es que no se ha informado las razones que ha tenido Venezuela para usar una órbita extranjera y muchos se preguntan si el país le cedió su propio espacio orbital a Rusia en compensación por armas.

El satélite Simón Bolívar de Venezuela será usado para transmisiones de TV y militares aunque la encargada del Consejo nacional Ele3ctoral de ese país manifestó (un poco debajo de la mesa) que (el Venesat 1, como se llama oficialmente) sería usado para la «tecnología electoral»; en otras palabras, parece que doña Tibisay Lucena, presidenta del organismo electoral venezolano, no le ha comunicado ni a los partidos políticos ni a los demás rectores del CNE de que el venidero (y otros) proceso electoral venezolano sería controlado por los chinos desde el espacio.

Los satélites argentinos como los brasileños (y los 10 que está preparando Chile) tienen la capacidad de pronosticar con certeza el clima, buscar las zonas más aptas para el cultivo, ubicar petróleo, minerales, etcétera. En otras palabras, no está dedicado exclusivamente a las transmisiones en donde la tecnología es más primaria.

Lo anterior nos lleva a pensar de que si antes los votantes venezolanos lograron torcerle los «chips» a las máquinas electorales tramposas, ahora no tendrán ninguna oportunidad de controlar lo que hace el satélite a no ser que contraten a Flash Gordon, el Dr. Zarkov y la Princesa Dale, para que desde el «outer space» logren destruir las tenebrosas ondas transmisoras que podrán (y de hecho lo harán) cambiar los resultados a favor del emperador Ming que gobierna Venezuela.

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