Opinión Nacional

Hay que destruir el poder como valor supremo

El Dr. Guy Sorman, del Instituto de Estudios Políticos de París, en Conferencia dictada en el marco del VIII Congreso Venezolano de Ejecutivos 1995, expresó que:
“…el valor que más prevalece en el sistema es el poder. Los estudiantes están aprendiendo no a mejorar sus conocimientos, sino a mejorar su poder en la sociedad. Y en cierta forma, todo su programa de estudios promueve una actitud caudillista o machista, la cual tenderá a reproducirse. En la sociedad, los estudiantes pueden convertirse en empresarios, en servidores públicos, en políticos, pero estarán fascinados por el poder, porque eso es lo que han aprendido a considerar como el valor supremo en la universidad. No sólo debe desvalorizarse o devaluarse el poder, por así decirlo, sino que debe restaurarse el conocimiento; y la mejor forma de lograrlo es destruyendo la superioridad del poder como valor supremo…”
Este concepto es de una importancia capital. Para nosotros, esta noción del poder como valor supremo no sólo se da en la educación, sino que ha estado presente en los principales grupos y organizaciones sociales a lo largo de toda la historia de la humanidad, los cuales han tratado de aprovechar las ventajas relativas que poseen en algún momento para convertirlas en un poder que se superponga sobre el resto de la sociedad. Es así como hemos visto como jerarquías religiosas, militares, económicas, etc. se han erigido en determinados momentos en dominadoras del poder político de sus sociedades.

La forma en como los seres humanos tratan de eliminar o minimizar esta distorsión ha sido mediante legislaciones apropiadas, nacidas, bien de procesos revolucionarios o de procesos auto-críticos sociales, que han buscado, por una parte, delimitar claramente los ámbitos de funcionalidad de cada organismo o institución, y por la otra, establecer sanciones y penalidades para quienes las desvirtúen en la búsqueda del poder como valor u objetivo supremo.

El caso es que en la medida en que la humanidad avanza en su desarrollo, las relaciones entre los seres humanos se vuelven más complejas y surgen nuevas estructuras sociales, que en muchas oportunidades, tratan de repetir los errores del pasado, convirtiendo sus ventajas sociales comparativas en argumentos para establecer parcelas de poder. Un ejemplo de estas nuevas instancias de poder que van surgiendo lo tratamos en nuestro artículo anterior sobre los medios audiovisuales.

Es por ello que, así como la humanidad vive en una creciente dinámica de desarrollo orgánico, los cuerpos políticos de las sociedades deben vivir, consecuencialmente, en una permanente dinámica de reingeniería social, que desemboque en legislaciones que busquen las inserciones de esas nuevas estructuras sociales en forma positiva y que impida el nacimiento de nuevas parcelas de poder supra-sociedades.

Pero, como este mismo avance experimentado por la humanidad ha llevado en forma acelerada en los últimos lustros a una mayor interacción entre las naciones del mundo, en un proceso que algunos teóricos han bautizado globalización, las respuestas que deben dar los seres humanos a estos nuevos paradigmas del poder deben de ser, igualmente, globalizadas, aunque las legislaciones e iniciativas deben ser necesariamente locales, para de esta forma ir estableciendo los parámetros de una nueva organización social más justa a nivel mundial.

Si unimos el pensamiento de Benjamín Akzin, de”ajustar el derecho positivo (las leyes) al verdadero derecho natural”, con lo expuesto en este artículo, quedan perfectamente delineadas dos de las cualidades básicas que deben tener los miembros de los poderes legislativos, judicial y moral, además de los medios de comunicación audiovisual, a saber, la promoción y defensa de los derechos naturales de los individuos, y la lucha contra cualquier manifestación que permita que cualquier grupo o institución, aprovechándose de sus características particulares (económicas, comunicacionales, militares, etc.) pueda imponerse sobre el resto de la sociedad.

En el poder legislativo estos objetivos son ahora es más alcanzables, gracias a la nueva estructura basada en elecciones por distritos, y no por partidos o listas, que facilitaban la inclusión en el parlamento de representantes directos de importantes grupos de poder. Lamentablemente el poder judicial todavía no ha alcanzado el nivel de independencia que se requiere para estar a la altura de esas exigencias. Y por supuesto que los medios de comunicación, con su actual estructura de propiedad, no sólo se ven impedidos de cumplir estas funciones, sino que con sus acciones las contradicen.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba