Opinión Nacional

Henrique Capriles: Ética en la política

“he llegado hasta aquí con la vedad y continuaré con ella tras la verdad” “llevo a mi pueblo en mi corazón y su decisión es sagrada” (HCR)

A Marienbad Belugheilig por sus lecciones sobre ética y política.

Hay un texto breve en un lugar muy visible en Viena, Die Politik ist ein ewiger Kampf zwischen Warheit und Lüge “, vale decir, “la política es una eterna lucha entre la verdad y la mentira”. Es esta una sencilla inferencia de la acción primaria de la especie, la política desde siempre, está presente, necesaria, inevitable, tal como ella es, en todas las sociedades occidentales, de las cuales se poco, pero de ellas puedo dar algo de razón. De ahí, desde siempre, mejor dicho un poco después del comienzo de la humanidad, que para vivir juntos demandó relaciones sociales, relaciones de poder y con el poder, su constitución no viene al caso, y de esa relación compleja, confusa quizá, surge la política, como praxis social, mucho antes de que así la bautizaran para hacerla teoría los griegos, y desde ellos hasta siempre ha sido un problema casi exclusivo de la ética, la filosofía. Aristóteles, incluía la ética en la política, de allí el camino es algo tortuoso y, en él, salvando las inmensas distancias se ha propuesto, yo ente otros, que la política ha de ser un proyecto cultural, con fundamentación científica e inequívoca orientación ética, por tanto, la política tiene que ser una praxis ética, un hecho ético. La ética para que sea tal no puede ser relativa y menos ajustarse a eso que llaman las particularidades nacionales o culturales. Nada que se parezca a la idea romana de mos moris, es decir, costumbre, y, por tanto que sean esas las que fijan la conducta individual, social, y su diversidad de relaciones y justificaciones. Nuestra visión hace de la ética un universal, como la matemática, para que se ilustre el ejemplo, la razón de la ética es la vida, como esencia, y, como existencia, la libertad, sin adjetivos, y por tanto las relaciones individuo-naturaleza-sociedad han de ser dialógicas en permanente búsqueda de la felicidad. Mucho más allá de las aproximaciones o asunciones de las valoraciones culturales, nacionales, religiosas, del bien y el mal, como límites del universo moral, (bien/ mal) se tiene que admitir y asumir, desde la perspectiva puramente del hoy y con los medios de los cuales se dispone, que se han superado estos límites como mera subjetividad y, sencillamente, ya podemos sin error saber, determinar o lo que está bien o qué está mal. Ya sencillo demostrar el buen obrar. Prever el buen obrar. Diferenciar amar de idolatrar.

En el mundo de la política ha prevalecido la ineticidad, se ha privilegiado la mentira y en esa dirección se ha perseguido la verdad. La decadencia y muerte del imperio romano tuvo en la ausencia de ética, en la carencia de escrúpulos, la primera causa de su desaparición. Nada de lo que la imaginación puede dar y la ciencia verificar les fue ajeno. Adulterios, incesto, asesinatos, corrupción, orgias, parricidios, filicidios, fratricidios, chantajes, … En la Venezuela más cercana cosas de todas estas nos han acompañado, unas de modo abierto otras a escondidas, bajo el ocultamiento de la prudencia para disfrutar en la mesa el banquete de Eros, en los bancos la dicha del dinero, pero, como en Roma, hemos tenido seres pulcros, honestos, y así ha sido desde el 58 hasta ahorita, martes 09, cuando estoy viendo en la tele la rueda de prensa de Chávez, como terapia impuesta, pues, mi terapeuta, dispuso ese ejercicio para afinar mi tolerancia, y, si soportaba todo aquello, ya podría darme por curado, tanto mas cuanto que pesaba la amargura de no haber alcanzado el triunfo que la razón y el corazón creyeron necesario. Atento, pues, bajo el justo castigado, escuché la palabra de Chávez. Se desvivió en elogios a Kadaffi, reconoció en él la grandeza de su amor y práctica de la libertad que nunca jamás había vivido Libia, censuró acre, la expropiación de mas de 200.000.000.000 (doscientos mil millones de dólares) que tenia, no el héroe inmortal, inmarcesible, K, sino el pueblo libio, depositado en bancos europeos, y que fueron robados por los países del capitalismo para salvase de su crisis. Elogió sus esfuerzos por la libertad y soberanía de los pueblos del África, en fin, el gran Libertador, emulo de Bolívar, y continuó con su apoyo al hermano Bashar, y recordó el amor que le profesa y sus viajes en auto, sin protección alguna por todas partes en Damasco y mas, con Maduro, no se si de chofer, o de honor acompañante. Y alabó sus Acciones en defensa de su legitimidad, fue electo, dijo, por el pueblo, y en esa defensa, la gente del gobierno que allí se muere son héroes de la patria, la independencia, y los por ellos muertos, torturados, asesinados, son bien muertos, por traidores, mercenarios pagados por el imperio para adueñarse del petróleo, en fin, es el capitalismo, el imperialismo que con su avaricia está detrás de todo eso, y siguió ad infinitum y así será el capitalismo, hasta que él lo pulverice, cuando además de llegar la justicia, se acabará la contaminación que amenaza de muerte al planeta y el socialismo suyo, habría salvado a la humanidad y la naturaleza; casi que jugó metras con el Rey de España, mi amigo, somos muy amigos, insistió, y, ¡ah! y se le salvó cuando lo mandó a callar, porque él no oyó, ni oye, por lo demás, si no…España no tendría rey, o tal vez, quizá, sería él, el rey de España; se erigió el Salvador de Sur América, con sus apóstoles, Cristina, Lula, Ortega, Evo, …; creador del Alba,…, contrapuso a Monroe con Bolívar y así prosiguió sin nunca terminar su eterno rollo que no tiene principios ni comienzos ni término …

Cuando terminé de escuchar tan originales, bellas, superiores lecciones, volví al tiempo real en el cual se creó y se perfeccionó una de esas cosas monstruosas, aberraciones, que llaman doble moral. Dijeron ayer, todo cuanto se haga por la democracia es moral, dice hoy Chávez, todo lo que se haga por la revolución es moral, todo vestigio imperialista o pro, es inmoral, toda lucha contra el imperio, es moral; de modo que la corrupción, el robo, la muerte, la violación de la ley, la malversación, el tráfico y trafago sexual, el estado de terror, el terrorismo, todo es justo, necesario y bueno si con ello se patentiza y garantiza la seguridad del modelo democrático o revolucionario. El clientelismo, la cama a escondidas para el ascenso, la mitificación e idolatría al líder, al gerente que alcanzó la cima a la sombra y como sirviente del Poder, se hacen parte de ese perverso juego. En el seno de los partidos los jerarcas, como en las iglesias, gozan de impunidad y los alcaldes, jefes de estado, presidentes, hacen cuanto quieren, puesto que para eso está la habilidad del poder judicial, del administrador, el contralor, etc., de modo que todo quede plenamente oculto en la justificación contable o en la satisfacción de los intereses de la hegemonía. Nadie ni nada escapan a esa tragedia: el poder es inético, y lo es y lo será por siempre hasta tanto se limen sus garras, cuando por vía de la ley se limite y se castigue al delincuente, el del cuello blanco o el de la mano peluda, pero sobre todo si se quiere prevenir, evitar, cualquiera de las diversas formas de inmoralidad, de ineticidad, la conciencia crítica de la sociedad tiene el más importante rol, su más destacado papel. Y la consciencia se hace práctica, se hace verdad “concreta” en la palabra bien fundamentada. He hecho mía y la reitero, la sentencia “silenciar la consciencia ante lo inético, es la mayor negación de la verdad, de lo humano, es hacerse cómplice, secuaz y al mismo tiempo beneficiario del delito y esconderse en la prudencia es meterse en el escaparate de la complicidad, del cohonestamiento, y, lo mas grave es legitimar la mentira y premiar el delito”.

A sabiendas de esta verdad incorruptible, fui a conocer a Henrique Capriles Radonsky. De él sabia unas tantas cosas importantes según el vademécum escatológico político del presidente Chávez. Que era oligarca y fascista. Que era burgués, apátrida y vendido al imperialismo. Que era enemigo de los pobres… Que eliminaría las misiones, que acabaría con todo, especialmente con aquello tan bueno que la revolución ha construido, concluido, especialmente, en fin, todo lo bueno que él ha hecho y que no se habría hecho sin él. Que se entregaría en manos, alma y demás al neoliberalismo, por ser la expresión de la burguesía, esa, mala, perversa, causa de la pobreza, la miseria y, que era un delincuente al servicio de la CIA y que había intentado asesinar al embajador de Cuba y peores cosas dijo…

He podido zafarme del sofisma ateniense porque aún el más embustero, como ser humano, alguna vez puede decir una verdad. Tan siquiera una. He estudiado en Chávez su condición de psicópata, en grado tal que se cree firmemente sus propias mentiras, que cree firmemente que su mentira es la verdad. Y he buscado en él una sola verdad en sus afirmaciones. También he estudiado a seres muy humanos bellos, buenos que mienten porque sencillamente no saben decir que No. Otros, porque su idolatría hace buena las miserias del ídolo (quizá yo sea ejemplo de mi mismo). Estos casos, aparentemente insignificantes conducen poco a poco, según ese trayecto sin destino, al autoengaño y construye el riesgo de hacer del mentir un habito familiar de impredecibles consecuencias, tal como bien ha escrito Ratzinger, el Papa actual. Cierto que con esa mentirilla logran salir del paso, pero entran al tobogán del habito de negar la verdad y como reafirma el Papa citado, negar la verdad es un delito porque niega el amor, orada la fe. Del mentir el político ha hecho un rentable oficio, manipular el alma del de abajo, del pueblo, porque ello le garantiza beneficios. Aliena al ser humano y lo convierte en mendigo feliz en la esperanza de hallar el paraíso.

Con esto de avío vi de cuerpo entero al presidente y mi conclusión, casi un axioma, a Hugo Rafael, presidente de todos, se le puede creer todo si trabajamos con el inverso de sus afirmaciones. Para el jefe supremo 5 x 3 = 18; Cristo socialista dijo “a cada quien según sus necesidades…” e hizo de Marx uno de sus apóstoles… y claro, sin necesidad de verificar me fui al “grano”. Fui a buscar a Capriles, este, Henrique. Obvio que nada de oligarca, porque ni tiene cobres ni forma parte de las minorías que mandan; pero, lo que sí me quedó fuera de toda racionalidad, fue la chavista acusación de fascista. Ah, señor, parte fundamental de su familia, cuánto padeció en la era de Hitler, y supe que alguna de ellos fue sobreviniente del nazismo. A veces creo que es verdad que estoy inequívocamente entre los pendejos, versión de Cabral o Uslar, o la nuestra que por las calles anda suelta, me da igual. Cada cosa que Chávez diga del otro, hay que irlo a ver para conocer de la verdad, y siempre la verdad es el antónimo de sus afirmaciones. Con detalles supe que Henrique sabía escuchar, oír, ver, atender. Que cree firmemente en la legitimidad que tiene al existencia del otro. Que tiene una inmensa capacidad de perdón, porque es parte de su historia, de su fe, de su formación. Que no inmutarse ante la difamación de que fuese nazi, ni fascista es un gesto de bondad incomparable, de comprensión mas que al ser mismo que así lo difama, a la ignorancia y a las miserias que de su boca salen. Que jamás atentó contra el embajador cubano y que no vivió ni vive la rabia por estar prisionero por el mandato de Fidel por Hugo ejecutado, con análoga ensaña, perversidad, maldad, a la que padecen los comisarios y los policías y la juez Alfiuni. Que alimenta sus acciones y sus victorias en la constancia, en el trabajo, en la verdad y que no negocia con el poder y que su lucha por abrir caminos, está más cerca de Martí, y a años luz de Fidel. Este es el guía del presidente, su símbolo, aquel está entre los amigos de Capriles como están Jehová, Cristo, Bolívar de verdad, los poetas, los científicos, los artistas, un inmenso contingente del pueblo consciente a quien invitó, como un sabio chino, a buscar la verdad, a trabajar, a luchar por la libertad, por al vida buena en donde el pan, la arepa, la sardina, el vino, la carne, la leche, la educación y todo lo demás, se conquista mediante el trabajo, la dedicación y la libertad de la consciencia, y si algo mejor he de decir de él, es destacar su humildad. El humilde que expone con sabiduría y ponderación sus tesis, sus puntos de vista, para que los veamos, los critiquemos y de no ser verdad o creamos que no es verdad, se lo digamos para reconstruir con la verdad. Humilde porque sabe que solo no se alcanza la gloria, pero que al llegar a la cima todos tienen que estar y mas que él todos los demás, los que con él fueron, van y, sobre todo, los que se quedaron fuera del camino, hay que irlos a buscar, que se vaya por ellos, para que en la unidad de su pueblo se pueda recrear, se pueda reinventar, se pueda creer, se pueda amar, se pueda desterrar el miedo y vivir mas que en libertad, la libertad.

Asumo el riesgo, pero estoy consciente en afirmar que Capriles es la verdad de la política y Chávez es todo lo demás!

 

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