Opinión Nacional

Herejes, renegados y contorsionistas

El daño que han producido es muy hondo. Sus consejas no sólo tienen como efecto la neutralización de la crítica: lo más grave es que también contribuyen a la aceptación colectiva de las aberraciones más sórdidas del poder y de la política, en general. Estas voces nunca reconocerán cuánto perjuicio le ocasionan a la democracia, ni cuánto ayudan a reforzar los delirios reaccionarios de un sector de la sociedad venezolana. Aunque sus opiniones procuran cincelar una supuesta conducta “justa y equilibrada” ante los hechos —a veces para eludir el viejo fantasma de los “herejes y renegados” descrito por Deutscher—, la superficialidad que ellas contienen son la mejor vitamina de la antipolítica y el conformismo… Ya es tiempo de decir basta y de hacerlo en voz alta: el intento por minimizar las depravaciones de la revolución, justificándolas en los vicios del “pasado”, es mucho más que una patraña útil a la aquiescencia.

La secuela de este estribillo complaciente es visible y demoledoramente trágica: una nación que no se indigne ante las perversiones descaradas de sus gobernantes; que incluso llegue a verlas como “la esencia” de la actividad política y de las disputas que ella supone, está condenada por siempre a malvivir entre el estercolero y a suprimir sus deseos de construir opciones de gobierno decentes y obedientes a las regulaciones del decoro. La relativización de la crítica, mediante el cómodo atajo de que los vicios denunciados hoy “también ocurrían en la cuarta”, le está arrebatando a la República su humana aspiración de contar con una democracia ética y moralmente próspera.

Además de ser una invitación al acompañamiento cómplice de los modos indecentes de ayer y de hoy —en la idea soterrada de que “éso es lo que somos”—, la estúpida coletilla beneficia la resignación nacional ante al festín de iniquidades donde el país está hundido. Cuando se nos dice que las cosas siempre han sido y seguirán siendo de la forma como las estamos viendo, no se hace otra cosa que preparar al país para que acepte la inexorabilidad de los vicios y desviaciones del poder. También se le prepara, arteramente, para que nada indigne a sus ciudadanos decentes; para esterilizar su capacidad y su disposición a reaccionar; para que nada sea cuestionable, salvo la denuncia de lo que resulta aborrecible…

Las pretensiones individuales de buscar “grises” y “matices” donde éstos no caben, colaboran con la inmunización social frente a la desvergüenza y la impostura. ¿Cómo puede plantarse el país decente —que existe y es real— frente a su propio sueño, si tantas voces “equilibradas” encubren la profundidad del fenómeno de la corrupción, estimulando conductas tolerantes? ¿Cómo puede abrirse un campo para la comparación entre lo bueno y lo malo, entre lo aceptable y lo inaceptable, entre lo justo y lo injusto, si tantos contorsionistas “matizados” contribuyen al encubrimiento?

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba