Hermes for president
¿Existe acaso en las horas actuales algún motivo, razón, ente, tema o forma de vida que pueda competir cerradamente con el interés que suscita la odisea temática del post-chavismo? ¿ Vislumbra Ud., ocioso lector (a), una salida, un respiro, algún alka-seltzer ideológico que nos vuelva a unir como país, que nos haga sentarnos nuevamente a la mesa para dialogar, aunque ésta se encuentre hoy cada vez más vacía? ¿ Se ha puesto Ud. a pensar, o si acaso ello le fastidie o le resulte improductivo en el momento actual, a buscar en el baúl de nuestras virtudes ciudadanas, de aquello que nos define y nos amalgama como pueblo, aquellas costumbres y hábitos más tricolormente venezolanos, más criollos que (%=Link(«http://www.geocities.com/missvzlamilenio/Osmel.html»,»Osmel Sousa»)%) y el Carrao de Palmarito, que pueda fungir, al menos durante unas semanas, de pegamento moral, de celotex psicológico a esta división que nos achicharra los nervios?
Créanme, estimados compatriotas que no ha sido fácil para mí aterrizar en la solución de nuestra gran tragedia nacional, pero después de muchas horas de reflexiva meditación de pre y post-evacuación en la intimidad del baño; después de consultar al Gran Maestro Yoda, Pequeño Saltamonte y Supremo Líder de la Orden de los Jedi; luego de escuchar las recomendaciones del Gran (Des)orden de los Babalao; después de horas de intensa consulta vía correo electrónico con Madame Kalalú, gracias a gestiones del poeta Rubén Blades; iluminado y endeudado tras conversar por el hilo telefónico con el ano-nadado Walter Mercado; luego de solicitar audiencia y ser recibido por la sabia Bruja del 79; superado el trance de someterme a un curso intensivo de lectura del tabaco y de despojos y ramazos de renacimiento en el Valle de Sorte; tras devorarme las obras completas del sabio Hermano Cocó, creo haber encontrado al hombre capaz de reconciliarnos, de crear paz y sosiego entre las almas divididas de los venezolanos. Y ese hombre es Hermes.
La Coordinadora Democrática debe dejarse ya de dilatadas e infructuosas discusiones en busca del candidato ideal para superar este accidente chavista. No en vano, en medio de la peor coyuntura económica vivida por la República, la única industria que no ha sufrido los embates revolucionarios de la escasez de coherencia en la conducción económica del país, es la lotería, los animalitos y los bingos.
Nada más postmoderno que el azar, como opción resolutiva de la incertidumbre de estar mal y esperar estar peor. Nada más democrático, unificador, consensual, de la autoestima nacional, que los datos, consejos y sugerencias numerológicas del Gran Hermes, alivio seguro para el bolsillo, cura segura al desempleo, observadas, escuchadas y anotadas por el soberano en pleno, no importa color, raza o consigna marchista. He ahí el inocultable éxito de la verdadera economía subterránea de la nación. Los juegos de azar. El Producto Interno Bruto embrutece ante el peso insospechado pero decisivo de cada sorteo en los resortes productivos y socio-culturales del país.
La compañera de fórmula, haciendo honor a esta estratégia blindada, sería la candorosa Adriana Asís, con una coherencia y seguridad que ya Arias Cárdenas quisiera para sí. ¿Se imaginan ustedes la certeza y exactitud macroeconómica de los pronósticos de esta dupla? El riesgo país no será ya un tormento, ni el zigzageante dólar.
En plena era global, los astros sugieren una apertura estelar impelable. Que cese la violencia. No más saltos al vacío. Abajo la diatriba política. Que viva la nueva era. Amigos inversionistas extranjeros, señores del (%=Link(«http://www.worldbank.org/»,»Banco Mundial»)%), camaradas del FMI, pueden estar tranquilos, ya podemos hablar el mismo idioma. Que vengan los capitales. Ya tenemos el eslogan salvador. Hermes for President
