Opinión Nacional

HOY

Hay evidencias notorias en el trabajo de un escribidor, las cuales se van desarrollando y mejorando en la medida que se aprende el oficio. Cunde el pánico, por decirlo de alguna manera, cuando se retoma la senda de redactar, no se encuentran las palabras y los adjetivos adecuados, tampoco las construcciones convenientes. Algo de eso parece estar ocurriendo por estos lares, pero será superado con creces.

Retomo la escritura para exponer a la consideración de los lectores las ideas sobre los sucesos o lo que se prevé pueda suceder. Lo más reciente, evidentemente, es el ensuciado tema de la Relaciones Diplomáticas de Venezuela con los otros países. Y es “ensuciado” porque está envuelto en expresiones soeces y procaces propias de quien sabe quién y no de quién se espera, se las reserve para el ámbito de su propio hogar. Sin embargo, se debe perdonar la ofensa, porque no sabe lo que hace.

Analícese nuestro territorio nacional. Se dice que los países tienen los dirigentes que ellos se merecen. Probablemente, cuando fue afirmada tal opinión la “Política y su ejercicio Profesional” no se habían degradado a los términos recientemente alcanzados. La evolución de los hechos en el “País Político” me inducen a confirmar lo que toda la vida de DIOS he creído: los votos electorales no pueden, ni deben ser iguales. Y no deben ser iguales porque la ignorancia de unos pocos genera consecuencias nefastas para todo el conglomerado incluyéndoles a ellos. Es evidente que la educación hogareña y formal es indispensable.

Lo que ocurre hoy en Venezuela es consecuencia de dos aspectos clave: uno, la indiferencia de cierta dirigencia partidista del pasado con relación a la preparación y formación ideológica de sus militantes y simpatizantes y dos, la creencia de que el Estado es capaz de ejercer todas las funciones y las que no le son.

Gracias a la primera de las dos, muchos venezolanos no acertaron cual era el trasfondo ideológico que se traía el actual Presidente. Bastábase con haber leído los primeros reportajes noticiosos sobre su vida estudiantil; los juramentos a Fidel y “el mar de la felicidad”; los llamados a retiro del Fuerte Tiuna de la misión militar estadounidense y su actitud frente al masivo ataque contra las Torres Gemelas para resolver ese acertijo. Tampoco los venezolanos notaron como, lenta pero secuencialmente, el rojo de la bandera soviética y de la China y la Cuba comunista resaltaba en los eventos públicos. A estas “alturas del partido” habrá más de un lector afirmando: “¡Otra vez la misma cantaleta! Si. Cierto, otra vez la misma cantaleta, cuyo propósito no es otro que
concienciar y dimensionar el daño acumulado. Tanto que nuestros nietos o biznietos, no sabemos quienes, trabajaran tanto o más que los sobrevivientes de la Guerra de la Independencia para hacer de Venezuela, un país próspero. Tendrán una enorme desventaja: la tecnología de punta.

La segunda creencia, esa” de que el Estado lo puede todo”, sobrevive en la mente de algunos jóvenes dirigentes. Persiste la concepción de reordenar la administración de los recursos para aumentar la dadivosidad, el regalo, la “bequita”, el “tírame algo”, pero nadie ha dicho que con los pocos recursos de su despacho generaran políticas de empleo productivo. La mendicación y las drogas irán desapareciendo cuando cada venezolano, al levantarse, sepa que hay un servicio que él puede prestar cortes y amablemente y como contraprestación habrá un prójimo que respetuosamente le pagará el servicio recibido.

Un ciudadano no será cortes, amable y respetuoso si el sistema educativo es vacío de contenido, no supera el adverso medio ambiente hogareño, si fuere el caso; forma dirigentes irresponsables; sobrevalora la culpa del otro y no la propia; exalta los anti valores; estimula la dependencia y sumisión; premia la picardía, el timo y “paterrolismo”.

Los aspirantes a dirigentes comunitarios futuros, los electos el próximo 23 de noviembre, pueden revertir la tendencia a la desproporcionada indignidad a la que ha llevado esta administración a los ciudadanos si, y solo si se proponen aspectos programáticos verdaderamente realizables. No ofrezcan construir la Muralla China, ni el centro espacial de Sabaneta de Barinas, de El Corozo o de El Pao de la Nueva Fortuna porque quedaran como embusteros.

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