Opinión Nacional

“Hugo, el Ciudadano

He titulado esta primera cuartilla del año en progreso: “Hugo, el Ciudadano”, para referirme a Hugo Rafael Chávez Frías, mi prójimo como lo son todos los pobladores del mundo. Pero ¿Por qué él y no otro? Hugo, el Ciudadano, por motivaciones de la población venezolana arribó a la Primera Magistratura del país en 1998 y desde entonces, conduce la Administración de los recursos del mismo. Como cualquier ser humano, se enferma. Como cualquier ser humano tiene ideales y sueños. Como cualquier ser humano tiene sus creencias religiosas e ideológicas. Como cualquier ser humano tiene sus preferencias afectivas. Como cualquier ser humano tiene derecho a ver cumplidos sus sueños. Como cualquier ser humano merece respeto.

El conglomerado humano habitante de este territorio venezolano está inmerso en una incertidumbre. Ella es la causada por el veraz estado de salud de Hugo, el prójimo, del cual se saben migajas. Desde que decidió ir a Cuba, una de sus preferencias afectivas, a tratarse el mal que le aqueja, su evolución como paciente ha sido manejada por los organismos oficiales con hilos de coser. Si, con hilos de coser y quien les maneja teme que una inmensa tijera les corte. Las razones de ese temor son desconocidas, pero muchas las sospechas.

Estemos claros. Creo suponer que hasta el más conspicuo de los adversarios políticos eleva una oración para que Hugo supere su estado de salud. Creo suponer que todo aquel habitante con cierta dosis de sindéresis, habrá estado, está y estará expectante por el desenlace de la situación del paciente Hugo Chávez. Y con esto, advierto diáfanamente, no estoy irrespetando a la persona. Creo suponer que todos los pobladores desean expresar su opinión, que más que un comentario es el revelamiento de una preocupación.

No estoy en la onda de escribir largo y tendido sobre el asunto, pero si dejo en claro la molestia causada por la falta de claridad en el manejo informativo de un hecho tan importante como es el estado de salud de un prójimo, el cual no es cualquier prójimo y también, desagrada la “utilidad política electorera”, a la vista, con la cual se calcula el silencio sobre el estado verdadero de Hugo. Es extraña esa relatoría de información sobre ella. Tampoco se ha aclarado si la manera de comunicar su evaluación diaria cuenta con el aval de su familia; padres, hijos, hermanos, yernos y nuera, amigos íntimos, o es una decisión de Estado.

Tengo presente que sus revolucionarios acompañantes demuestran la aplicación fehaciente de un principio: “El fin justifica los medios”. Y lo que siento es que el estado de salud de Chávez es un fin para los propósitos de alguien que por sí mismo no calza los puntos. Por eso, Yo opino.

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