Inseguridad ciudadana: una reflexión necesaria
El miércoles 07-07-2010 la periodista Cecilia Menghini, del Diario de Los Andes, inicio una serie de reportajes de política titulado “El Pueblo Propone”, cuyo objetivo es presentar las exigencias que el electorado trujillano hace a los candidatos que hoy nos movilizamos por toda la geografía trujillana. Aplaudo esta iniciativa porque es así como se enriquecen y asumen los verdaderos compromisos para dar respuestas efectivas a tales exigencias, que en este caso resaltan el grave problema del deterioro de la seguridad ciudadana. Ciertamente, según las últimas encuestas efectuadas por especialistas en la materia, el principal problema de los venezolanos es la inseguridad en razón del significativo repunte que ha mostrado la delincuencia en los últimos años (1999-2010), periodo en el cual la tasa de secuestros creció por encima del 490% y la de homicidios es mayor al 420%. En concordancia con estos datos: “…en Venezuela se asesina a una persona cada 30 minutos, y se secuestra cinco en promedio diariamente; además, más de 12 son ultrajadas cada día. Esto unido a que más de cinco millones de armas de fuego son ilícitas en el país. Lo que preocupa es que 92 por ciento de los delitos que se cometen quedan impunes. Al unir todos los ingredientes tenemos un país donde el mensaje que se les da a los delincuentes es que es fácil cometer delitos en el país. Las proyecciones son de 18 mil homicidios en 2010” De allí que la preocupación manifestada por la mayoría de los ciudadanos(as) consultados por la periodista Menghini está plenamente justificada, a juzgar por las cifras antes indicadas. Es indudable que la inseguridad ciudadana impacta negativamente en el desarrollo social, cultural, económico y educativo de nuestro país. Por eso se tiene que encontrar, con urgencia, medidas que solucionen esta problemática. Los cuerpos de seguridad del Estado, en conjunto con los gobiernos locales y las comunidades tienen que trabajar para proponer y hallar dichas medidas. ¿Qué hacer para resolver o controlar este problema? La respuesta no es fácil, sin embargo la inseguridad ciudadana es un problema que se pueden superar a través de la aplicación de una política basada en la visión compartida entre el Estado y la sociedad, y el ejemplo más claro de superación de este flagelo social fue Colombia que durante casi diez años (1985-1994) la puso en práctica con resultados muy positivos. Entre las acciones clave para abordar y dar solución a este problema social está, por un lado, en la voluntad política del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana, incluidos los entes encargados en administrar e impartir justicia de forma transparente y efectiva; y por el otro en la aplicación del protocolo de seguridad que debe nacer en el núcleo familiar o en el vecinal-comunal, es decir en cada familia, vecindario, barrio o urbanización se hace cada vez necesario analizar, discutir o reflexionar sobre esta temática para conocerla en sus detalles, porque la defensa inicial contra el flagelo de la violencia y la delincuencia depende del ciudadano que es el primer custodio más efectivo cuando el Estado falla o es ineficaz para resolver estos problemas. Algunos expertos señalan que la prevención es el método más adecuado para minimizar los riesgos porque, aun cuando los cuerpos de seguridad hagan lo mejor para reprimir, en última instancia somos nosotros los que debemos prevenir los asaltos, la extorsión y los secuestros. Una forma efectiva de prevención es la conformación de redes comunitarias para el seguimiento y control social de la delincuencia y la violencia. En el próximo artículo ahondaré más sobre esta problemática. No obstante, como candidato a la Asamblea Nacional por la lista del MOVPRO, extiendo una cordial invitación a los electores trujillanos para que me contacten a través de los teléfonos 0416-672.0175 y el 0412-790.1640, o por medio de los correos: [email protected] y [email protected], con el fin de realizar un intercambio de ideas y comenzar desde ya a hacer un “parlamentarismo de calle” para atender las exigencias y oír las sugerencias o propuestas que tengan a bien formular sobre este problema u otro aspecto de interés social.
