Opinión Nacional

La adulación a los militares

Creo que fue Domingo Alberto Rangel quien dijo que en Venezuela siempre se procura el poder, adulando a los militares. Esto puede compartirse o no. Sin embargo, luce cuesta arriba desconocer la influencia que ha tenido el sector castrense en la política nacional, ya sea ejerciendo directamente el poder, o tutelando a los civiles que lo han detentado.

La situación de Venezuela puede encuadrarse dentro de la afirmación del viejo comunista. Por un lado, el gobierno y quienes lo defienden, acicateados por el hecho de que es un militar quien lideriza la mentada “revolución bolivariana”, no se cansan de ensalzar a los uniformados.

Los elevan -sin que haya motivos para ello- a la categoría de héroes, justifican servilmente su desproporcionada colonización de los espacios de la administración pública, y asumen como natural y con regocijo, la implantación de las maneras de la vida cuartelaria en la sociedad ; todo con la intención de ensalzarlos, adularlos y garantizar su actuación –aún inconstitucional y antidemocrática- para la perpetuación en el poder del autócrata del siglo XXI.

Es obvio que para el oficialismo, más que trabajar en función de resolver los problemas de inseguridad, falta de viviendas, desempleo, inflación, desabastecimiento de alimentos, poca atención hospitalaria, desnutrición infantil y pobreza, que hoy sufre gran parte del pueblo venezolano, se debe esmerar en satisfacer las aspiraciones castrenses, procurarles privilegios por encima del resto de la sociedad y mantenerlos contentos, para que sostengan al régimen que pretende instaurar el comunismo en Venezuela.

En la oposición la situación no es muy distinta. La adulación a los militares también pasa en estos predios. Ya sea la llamada disidencia radical o la tildada de colaboracionista, todas cuidan escrupulosamente la manera de expresarse y de relacionarse con quienes detentan las armas de la República. En el fondo, esperan que sean éstos quienes hagan el trabajo; y por tanto, no los tocan, a sabiendas de que constituyen el único sostén de esta caricatura revolucionaria, que esta conduciendo a la nación a una tragedia.

El país sabe, aunque la oposición se empecine en obviarlo, que esta hora ya la habríamos superado si los militares hubieran cumplido con sus responsabilidades. Y conste que no estamos hablando de golpe de Estado.

Sólo pretendemos señalar, que es improbable un fraude electoral sin la participación de los militares. Que no sería posible la grotesca repartición de los recursos si no estuvieran comprometidos los militares venezolanos. No sería factible la intromisión de Cuba en los asuntos de Venezuela, o la presencia abierta de la guerrilla colombiana en territorio nacional, si no estuvieran contestes con esta política los militares nacionales. Y en fin, sería imposible que la corrupción administrativa creciera tanto si los militares no fueran parte de ella.

Así las cosas, se precisa reclamarle con reciedumbre y coraje al sector castrense, que cumpla sus deberes constitucionales. No es adulándolos como podremos superar esta pesadilla castro-chavista-comunista. ¡Que vaina!

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