La gran coalición
La preocupación es mundial. A los suramericanos y particularmente a los países andinos, nos toca muy de cerca. Una izquierda retrograda, inspirada en lo peor del marxismo-leninismo, del castro-comunismo cubano, en las trágicas experiencias de Guevara, en el maoísmo chino y en algunas otras realidades, se combina con estructuras del crimen organizado para subvertir el orden regional y mundial. Una gran alianza para regresar a décadas pasadas, de oprobio y violencia. Es una realidad. Tiene organizaciones que desde gobiernos u oposiciones, trabajan para alcanzar sus maléficos fines. Disponen de recursos infinitos provenientes del dinero negro que maneja a su antojo Hugo Chávez, del narcotráfico en las diversas etapas del negocio, del lavado de dinero de origen ilegal, del tráfico de armas, del contrabando y de cuanto puede generar la audacia de los protagonistas del proceso.
Regresamos a finales de los cincuenta, a los sesenta, a los setenta. La misma retórica anti-yankee, el discurso de los “no alineados”, la alianza América del Sur con África, el Sur explotado contra el Norte explotador, la satanización del mundo hebreo y la santificación de los islámicos radicales. Revolución para liberar a los explotados del mundo. Es la revancha de los derrotados de entonces. Plantean la lucha en términos de guerra existencial contra los valores y principios fundamentales de nuestra cultura. Consiguen aliados. A veces encubiertos disfrazados de “interés nacional”, en ocasiones abiertamente como es el caso de Irán y el grupo de forajidos identificados como tales a nivel internacional.
Los protagonistas se parecen. Son comunistas, musulmanes fundamentalistas, o sin serlo, todos tienen vocación totalitaria, autocrática y dictatorial. Son enfermos incurables de tiranía. Cuando gobiernan destruyen el orden jurídico o lo desconocen, mientras construyen el marco legal apropiado. Donde no gobiernan, erosionan la democracia, juegan a la desestabilización y preparan el zarpazo en contra de las instituciones.
Necesitamos una gran coalición mundial de quienes compartimos esos principios y valores amenazados. Desde la izquierda moderna, progresista y sensata hasta la derecha de características similares. Estos sectores deben tener el centro democrático como ancla. La democracia es el centro.