Opinión Nacional

La justicia del régimen

Las democracias sólidas son siempre legítimas de origen y de desempeño, caracterizándose por la transparencia, rendición de cuentas y consecuencia de ello sesiones de control sobre los altos funcionarios por parte del Parlamento. Obviamente los efectos colaterales los transmite la radio, la prensa y la televisión: valga como modelo la ya famosa cacería de elefantes del rey de España y su corta y contundente declaración donde reconoce que se equivocó. Esa es la democracia en acción, capaz de hacer grandes cosas, con posibilidades de equivocarse y la dimensión de reconocer los errores y rectificar.

Sin entrar a discutir hasta dónde se ha pateado a nuestra Carta Magna, es indudable la persecución contra los medios, los detenidos políticos, el caso muy particular de los comisarios y de la juez Afiuni, los encapuchados en constantes ataques al Aula Magna, el sicariato sindical, la destrucción de la división de poderes y los derechos políticos y humanos de la disidencia democrática. En esta atmósfera donde la violencia se entroniza, tanto en la vida política como en la cotidiana, surge el testimonio de Eladio Aponte Aponte, que lo que hace es confirmar lo que han venido alegando los abogados defensores y los medios de comunicación social.

Una vez más debemos utilizar la figura del rompecabezas, la oposición tiene muchísimas piezas que pueden calificarse de fundamentales, obtenidas desde afuera, en voz baja y con mucho temor, sin embargo ahora se presenta una confesión circunstanciada, por quien ha sido protagonista esencial en la persecución contra militares y civiles. En un país serio se hubiera abierto de inmediato una poderosa investigación, la AN habría conformado una Comisión de la Verdad con oficialistas y opositores y el Ejecutivo estaría pidiendo perdón y tratando de explicar lo ocurrido. Aquí la respuesta ha sido que todo es una manipulación de la oposición.

Estamos en presencia de la subordinación de todos los poderes al Ejecutivo, de un país inmerso en el flagelo del narcotráfico, con vínculos estremecedores que han sido señalados internacionalmente y que ahora se comprueban a través de las declaraciones del exmagistrado, que manifiesta el riesgo que corre su vida, porque sabe demasiado; en fin, lo que está a la vista es la confirmación de complicidades y una voluntad política de impunidad, porque son destituidos ministros y funcionarios de cargos fundamentales, pero no se procede al correspondiente enjuiciamiento.

Todo lo que decía el rumor público, aquello que de manera discreta se transmitía de boca en boca, así como acuciosas investigaciones periodísticas y personeros hoy en día separados del régimen, ahora es ratificado por quien movió los hilos, dio órdenes, le hizo seguimiento y disfrutó a cabalidad de las mieles del poder. Quién no recuerda al cumplirse los 100 años de la tragedia del Titanic la simbología en dos aspectos del enorme témpano de hielo, por una parte solo se ve un porcentaje de su masa, ya que la mayor parte está bajo el agua y por otra, que es capaz de hundir al barco más grande y mejor construido de la historia.

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