Opinión Nacional

La nueva etapa de la oposición democrática (y VI)

En esta última entrega de la serie iniciada hace aproximadamente seis semanas, formularé, a manera de síntesis, las conclusiones que juzgo más importantes:

PRIMERA: El notable resultado que consiguieron el 3D la oposición política democrática y organizada (OPDO) y la oposición social, tanto organizada como espontánea (OSOE) no derivó de sólidas consistencias de la campaña, ni de indudables fortalezas organizativas, ni de proposiciones programáticas que revelaran una clara sintonía con requerimientos y aspiraciones fundamentales de amplios y diversos sectores de la sociedad. Pero hubo, en cambio, el hecho notable de que Manuel Rosales se conectara, en buena medida afectivamente, con una considerable porción del electorado: porque su candidatura fue unitaria; porque mostró audacia y vocación para realizar duros esfuerzos; porque fue capaz de vincularse profundamente al sentimiento de vastos sectores, medios y bajos, del cuerpo social; y porque dio mucho empuje a dirigentes y activistas de los partidos que lo postularon.

SEGUNDA: Empero, casi el día posterior al 3D comenzó, y se extendió progresivamente, un descenso considerable de la inclinación que había tenido lugar hacia Rosales y hacia los partidos que trabajaron empeñosamente por su éxito. Se combinaron entonces –y hasta ahora el fenómeno sigue manifestándose- reacciones diversas. Unas, contra el rápido reconocimiento a la victoria de Chávez. Eso era lo que debía hacerse porque correspondía a la condición democrática de Rosales y de las organizaciones políticas respaldantes, lo cual tenía una significación estratégica, que se relacionaría con las luchas futuras. Pero muchos votantes erraron en sus juicios al respecto, porque habían abrigado fuertes ilusiones sobre el triunfo. Y éste no ocurrió porque ello era imposible. Otras, relacionadas con la tardanza en retomar el combate en las nuevas condiciones, que al principio eran, indudablemente, favorables.

TERCERA: Mientras tanto, Chávez, su aparato gubernamental y los aparatos partidistas bajo su mando habían pasado inmediatamente a una intensa ofensiva multilateral. De ella son aspectos primordiales la prédica sobre el socialismo del siglo XXI, la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PUSV), la amplísima habilitación que pidió y recibió de la Asamblea Nacional (AN) para legislar mediante decretos y la preparación de una sustancial reforma constitucional que establezca las bases jurídicas de ese “socialismo”. El cual no será tal, porque la realidad internacional y la realidad interna lo harían imposible.

Si bien es considerablemente inculto, Chávezno lo es en tan alto grado como para desconocer que el socialismo –un tipo de sistema económico-social, político e ideológico-cultural que existió durante largas y terribles décadas de la historia contemporánea- ya no puede ser establecido en país alguno del planeta. Derrumbado, hace ya dieciséis años, en los países que integraron el imperio soviético, la caída se extendió, algún tiempo después, hasta China y Vietnam. Hoy apenas subsiste en Corea del Norte y Cuba. En ambos países las dramáticas realidades continúan dando pruebas inconfundibles de la estructural inviabilidad del “socialismo real” como empresa liberadora.

En el tiempo a cuyo curso estamos asistiendo, la realización de una transformación integral y radical de la sociedad capitalista, que se materialice en el establecimiento de una modalidad de “socialismo real” -el único que ha podido existir en la historia- es imposible porque las fuerzas del capitalismo –económicas, políticas, militares, ideológicas- en la era de la globalización lo impedirían. Estás fuerzas llegarían, en última instancia al uso de la violencia armada; pero los otros recursos disponibles resultarían suficientemente eficaces. Si en Cuba y Corea del Norte aquel régimen aún vive –para desgracia de sus respectivos pueblos, que sufren hambre, opresión, ausencia de libertades, desasosiego- es porque en las respectivas áreas de eventual influencia ya no puede tenerla efectivamente y, en cambio, el costo político de intervenciones militares demoledoras sería muy grande para quienes las realicen, mientras que las ganancias, de cualquier tipo, serían muy pequeñas.

¿Qué es, entonces, lo que puede haber en la etapa actual del “proceso” y en las posteriores, mientras el chavismo siga en el poder (no sabemos hasta cuándo)? En el aspecto económico-social sólo puede haber una acentuación de lo que existe a la actual distancia del camino andado en ocho años, que continúa lo construido en los cuarenta años anteriores: una modalidad de capitalismo de Estado.

Chávez está escenificando, pues, una gran farsa, una gran estafa a quienes sinceramente creen en sus palabras. Pero será difícil desmontarla. Para ello se requiere un serio y persistente trabajo de refutación intelectual, así como una amplia divulgación de ésta. A tal fin, habrá que utilizar recursos propios no abundantes y procurar espacios en medios de comunicación social, que en muchos casos, no los concederán ampliamente.

CUARTA: Para los integrantes de la OPDO, y sobre todo para los objetivamente más importantes, está comenzando una nueva etapa. El clima electoral, que durante meses facilitó una lucha política intensa y no abiertamente desigual, no existe ahora. Sólo aparecerá dentro de, cuando menos, un año largo, una vez que haya sido elaborado el proyecto de reforma de la Constitución vigente y sea convocada la votación pertinente. El voluntariado que tanto ayudó al ascendente proceso de lucha no existe tampoco, aun cuando es probable que renazca, si bien en medida por ahora no imaginable. Los medios de comunicación social no serán tan acogedores como lo fueron durante años, particularmente en la campaña que culminó el 3D. Los recursos propios son escasos y las ayudas externas a la OPDO sólo serán importantes si aparecen de nuevo -y cuando aparezcan- éxitos tangibles, con posibilidades de potenciarse. El adversario, en cambio, tiene un aparato político extendido y articulado, así como una propuesta programática cohesionadora, susceptible de ser respaldada por vastos contingentes sociales, en gran medida los mismos que el 3D sufragaron por Chávez.

QUINTA: Las dificultades de la OPDO, y de la oposición social organizada (OSO) ahora que despega el recorrido de una nueva etapa, son considerables y pueden seguir siéndolo durante un tiempo más, que nadie puede calcular.

¿Qué debe hacerse, entonces?
Respondo en términos generales: debe hacerse lo que ya está haciéndose, pero con más claridad de miras, más sentido de la urgencia, más empuje, más disposición a renovarse y más disposición al acercamiento genuino entre las fuerzas partidistas que se oponen al régimen.

Deben ser satisfechos dos grandes requerimientos:
1º) Definir una estrategia de lucha, es decir: el gran rumbo que ésta habrá de seguir, durante un tiempo que no es precisable en este momento.

2º) Emprender una lucha simultánea en todos los aspectos del juego democrático que no hayan sido clausurados. Según la idea convencional, la debilidad que existe en este momento y la que probablemente existirá durante un tiempo más, no hacen aconsejable empeñarse en una variedad de esfuerzos, todos exigentes; pero la vital necesidad de recuperarse impone ritmos acelerados de acción.

SEXTA: La lucha será inevitablemente prolongada porque se ha establecido una correlación de fuerzas muy desfavorable y que no puede ser considerablemente modificada en plazos corto y mediano, salvo que ocurran accidentes históricos muy favorables. La cúpula militar-civil gobernante domina todas las instituciones del Estado en los niveles nacional, estadal, municipal, parroquial y comunal. El Jefe del Estado y Jefe del Gobierno tiene el apoyo de una amplia mayoría del cuerpo social. Desde el poder en todos los niveles ha sido construido un amplio aparato comunicacional, que progresivamente ha ido adquiriendo mejores dotaciones técnicas, mayor calidad en sus emisiones y, en fin de cuentas, mayor eficiencia política. Las intimidaciones a grupos empresariales, combinadas con maniobras que apuntan a entendimientos parciales, están generando en esos sectores un notorio debilitamiento de la disposición a liderar movimientos de resistencia cívica, en el propio campo y fuera de él, lo cual había ocurrido varios años atrás. Medios de comunicación importantes, estimuladores de ideas y conductas de oposición, han llegando con el Gobierno, por debajo de la mesa, a ciertos acuerdos que implican distensión de las relaciones mutuas. En la práctica esto significa atemperar el talante crítico de esos medios, además de estimular el comportamiento de otros en el mismo sentido. En la Fuerza Armada Nacional (FAN) se ha extendido, y sigue extendiéndose, la actitud de adaptarse a la situación predominante. Este hecho no comporta una generalizada adhesión al “proyecto revolucionario”, pero es claro indicio de que las corrientes institucionalistas democráticas de la institución armada se obligan a comportarse cautelosamente. Además de comprensible, esto es, a mi juicio, prácticamente positivo.

SÉPTIMA: La lucha debe ser incondicionalmente democrática. Esto no significa que debe ser suave o distendida, pero sí que no emplee la violencia armada, en cualesquiera de las modalidades posibles. Es conveniente hacer las siguientes precisiones: en un plazo relativamente corto estará en pleno curso la discusión, que concluirá en votación, del proyecto de reforma constitucional que Chávez propondrá en su condición de Presidente. La OPDO debe concebirla como una de las batallas políticas más significativas, y probablemente trascendentales, del sexenio recién comenzado. La OPDO deberá estar presente en muchos de los escenarios donde el debate le sea posible. Deberá, así mismo, debatir en distintos niveles de conceptualización, de modo que sean interesados distintos componentes del tejido social.

En diversos momentos posteriores habrá competencias electorales para escoger gobernadores y Consejos Legislativos, alcaldes y Concejos Municipales, así como diputados de la Asamblea Nacional. Todas ellas presentarán oportunidades para conseguir posiciones institucionales desde las cuales se muestren capacidades reales para trabajar en función de construir un país mejor, especialmente en beneficio de los sectores sociales que más lo necesitan.

Aun cuando ahora mismo y en el futuro cercano las movilizaciones políticas sólo puedan ser, por lo general, modestas, la OPDO debe promoverlas insistentemente, esforzándose por cuidar la pertinencia de todas ellas, la descentralización de los escenarios y la calidad de los mensajes por emitir. Las movilizaciones deben ser mucho más que caminatas y momentos para descargar sentimientos viscerales.

OCTAVA: Un aspecto central de la futura actividad de la OPDO ha de ser la lucha de ideas, tan frecuentemente subestimada por las oposiciones que se han enfrentado al “proceso revolucionario” durante ocho años. Acerca de ello creo necesario destacar los siguientes aspectos:
1º) Toda lucha de ideas que sea realizada con acierto y adecuación eleva la significación política de quien la efectúa, siempre llega a los ámbitos de las amplias masas y puede generar cambios de gran importancia en sus conciencias.

2º) La lucha de ideas con la cual se pretenda competir efectivamente por la hegemonía debe ser emprendida inicialmente en el terreno intelectual y luego llevada hasta amplios terrenos sociales, en gran medida gracias a los esfuerzos comunicacionales.

3º) La lucha de ideas debe comportar un enfrentamiento con el adversario, pero no contra las bases sociales influenciadas por éste.

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