Opinión Nacional

La rebelión de las fuerzas productivas

Contribución a la comprensión del concepto de propiedad privada en Carlos Marx

En Venezuela tiene lugar una transformación política, es una revolución que obedece a su especificidad histórica y cultural. La búsqueda y profundización del cambio hacia caminos revolucionarios en el sentido de inéditos, no es exclusivamente un fenómeno latinoamericano, es un hecho consistente con dos de las 7 megatendencias globales expuestas por Patricia Aburdene en su libro Megatendencias 2010 (Editorial Norma, 2006): La búsqueda de la espiritualidad, vernos hacia adentro cuando hacia afuera no nos gusta lo que hemos creado (1ra megatendencia) y la crisis del carisma, la búsqueda del liderazgo colectivo desde abajo (3ra megatendencia) para apalancar los cambios requeridos. No reconocer la presencia de la revolución bolivariana es obviar un dato duro de la realidad: Que está ocurriendo más allá de si se ajusta o no a los paradigmas conocidos de revolución. Tanto es así que -quienes no la comprenden- parecen continuar aislados de su ocurrencia y al aislarse no tienen ninguna posibilidad de influir en ella para bien. Comprender su carácter y naturaleza es responsabilidad del liderazgo nacional. Descalificarla de forma emocional es –sencillamente- negar la primera responsabilidad de un líder: Ver el camino en medio de la confusión y el caos -y luego- ir solo a donde todos los demás necesitan que los lleven. En este orden de ideas, me propongo hacer una contribución a un aspecto muy puntual, la comprensión del concepto de propiedad privada en el pensamiento del economista-filosofo-historiador-sociólogo alemán Carlos Marx, de forma que -este asunto- al mismo tiempo tan temido y mítico entre empresarios y ciudadanos en general, pueda ser comprendido en su complejidad e incorporado en la discusión nacional de manera responsable, al margen de la tradicional “satanización” a la que ha sido expuesto por los intereses involucrados en la lucha por el poder.

Comenzaré preguntándome, ¿qué diría Carlos Marx si le correspondiera hoy definir el rol de la propiedad privada en la construcción del socialismo bolivariano venezolano? Para responder esta pregunta abordaré dos retos centrales: 1) Presentar el marco teórico que soporta la visión que tenia Carlos Marx sobre la propiedad privada, su visión originaria, no la visión de los intelectuales que estudiaron a Marx. Para ello me apoyaré en sus tres obras maestras: la Contribución a Crítica de la Economía Política; El Capital y El Manifiesto Comunista; y 2) Analizar la realidad nacional para entender -en contexto- la visión de Marx sobre la propiedad privada y sus implicaciones sobre el destino de ésta en la construcción del socialismo venezolano.

Lo primero que Marx nos explicaría es que: “… Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción, antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua…” (Fuente: Prólogo de la Contribución a La Critica de la Economía Política, Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1973, página 518). Tres ideas centrales asaltan mi reflexión a partir de este parágrafo: 1) El Socialismo del Siglo XXI es solo un sentido de dirección, tienen que madurar todavía condiciones que no existen y que están por construirse en el presente; 2) El Socialismo del Siglo XXI lo piensan y lo inician hombres educados en el capitalismo y por esta razón habrá múltiples confusiones, contradicciones y obstáculos, tal como lo estamos experimentando en el presente; y 3) El Socialismo del Siglo XXI supone que se desarrollen las fuerzas productivas, crear transformaciones significativas en la formación socio-económica existente.

De acuerdo con Marx, ¿qué es –entonces- lo que se “tiene que desarrollar”, o “madurar en el seno de la sociedad” actual para que se generen cambios en la formación social? Revisemos su explicación: “Os horrorizáis de que queramos abolir la propiedad privada. Pero, en vuestra sociedad actual, la propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus miembros… Nos reprocháis, pues, el querer abolir una forma de propiedad que no puede existir sino a condición de que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada de propiedad” (Fuente: Carlos Marx y Federico Engels, El Manifiesto Comunista, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1973, página 124). Marx se plantea –con mucha claridad- que tiene que ocurrir y madurar en el seno de la sociedad la democratización de la propiedad privada, nada más y nada menos. ¿Cuáles son las implicaciones de una afirmación como esta?: 1) Marx nunca planteó la “satanización” de la propiedad privada. Sólo se planteó en el mundo de los desinformados y de los intereses particulares posteriores a Marx, quienes -por alguna razón- omitieron la discusión franca y abierta de un tema de tal importancia para el futuro del socialismo responsable; 2) Los marxistas “satanizaron” la propiedad y los propietarios y los empresarios “satanizaron” a los marxistas: Fue un “favorcito” que se hicieron mutuamente, pero no estamos los venezolanos obligados a repetirlo; y 3) Los marxistas “satanizaron” la propiedad privada como respuesta defensiva en la lucha por el poder, pero ello nunca fue la única opción de Carlos Marx. Puedo comprender que entre las tareas inmediatas de Lenín, Stalin y Mao –por ejemplo- no estuviese la explicación y popularización del tema de la propiedad privada, dado su foco en la lucha por el poder y la dictadura del proletariado, o la colectivización y la revolución cultural. Pero Venezuela y su momento histórico son algo muy diferente, la desmitificación del concepto de propiedad privada en Marx nos será de mucha ayuda en el presente.

Continúa Marx el desarrollo de su exposición clarificando dos 2 tipos de propiedad: “La propiedad privada, por oposición a la social, colectiva, sólo existe allí, donde los medios de trabajo y las condiciones externas de éste pertenecen a particulares. Pero el carácter de la propiedad privada es muy distinto, según que estos particulares sean los trabajadores o los que no trabajan” (Fuente: Carlos Marx y Federico Engels, El Capital, Cap. XXIV, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1973, página 149). Lo clave entonces -según Marx- es el carácter de la propiedad privada, un algo que la define de forma inequívoca. Asegurémonos que comprendemos bien qué es lo que la define. La primera forma de propiedad privada a la que se refiere Marx es la propiedad privada del trabajador: “La propiedad privada del trabajador sobre sus medios de producción es la base de la pequeña producción y ésta es una condición necesaria para el desarrollo de la producción social y de la libre individualidad del propio trabajador…. Este modo de producción sólo florece, sólo despliega todas sus energías, sólo conquista la forma clásica adecuada allí donde el trabajador es propietario privado y libre de las condiciones de trabajo manejadas por él mismo, el campesino dueño de la tierra que trabaja, el artesano dueño del instrumento que maneja como virtuoso” (Fuente: Carlos Marx y Federico Engels, El Capital, Capitulo XXIV, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1973, página 149). Tres reflexiones impactantes para los venezolanos derivan de esta definición: 1) Marx no agotó las modalidades de propiedad privada; 2) La propiedad privada del trabajador es el fundamento para el desarrollo de los pequeños productores (Micros, Pequeños y Medianos empresarios de hoy); y 3) Que la propiedad del pequeño productor es una condición necesaria para el desarrollo de la producción social (muchas formas de pequeños productores propietarios de medios de producción). Me parece obvio que Marx no se planteó en su época el tema de la importancia de los emprendedores, pero en este punto –el relativo a los pequeños productores- me formulo las siguientes preguntas: ¿Cómo entramos los Micros, Pequeños y Medianos empresarios de hoy en este planteamiento netamente empresarial (los pequeños productores son la condición necesaria) y socialista (la democratización de la propiedad en los nueve decimos que no la tienen)? ¿Son compatibles los valores de ambos puntos de vista? ¿Son los emprendedores sociales una clave para el desarrollo de nuevas y más altas formas de producción social? ¿Por qué no? Si entendemos por emprendimiento social una actitud y conducta de “yo puedo” tanto individual como colectiva, que constituyen el fundamento y motor de la iniciativa y la persistencia social, recursos que activan el desarrollo de las capacidades creadoras del pueblo y del ejercicio de la democratización responsable y sustentable de la propiedad de miles de productores, me formulo las siguientes pregunto: ¿Siguen siendo validas en el Socialismo del Siglo XXI estas competencias de iniciativa y persistencia social como cualidades propias de los emprendedores?. ¿Podría el emprendimiento social ser un punto de partida importante del Socialismo del Siglo XXI? ¿Es posible enfocar el emprendimiento social y las respuestas a estas preguntas como una manera de dejar el pasado y aventurarnos en construir un mejor presente? ¿Podrían ser las preguntas sobre la validez y pertinencia del emprendimiento en el Socialismo del Siglo XXI el enlace a un mejor futuro?

La segunda forma de propiedad privada que define Marx es muy distinta: “… La transformación de los medios de producción individuales y desperdigados en medios socialmente concentrados de producción, y por tanto de la propiedad minúscula de muchos en propiedad gigantesca de unos pocos; (es) la expropiación de la gran masa del pueblo, privándola de la tierra y de los medios de vida e instrumentos de trabajo… Esta expropiación se lleva a cabo por el juego de leyes inmanentes de la propia producción capitalista, por la centralización de los capitales” (Fuente: Carlos Marx, y Federico Engels, El Capital, Capitulo XXIV, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1973, páginas 149 y 150). De acuerdo con esta conceptualización –ciertamente-, la propiedad privada gigantesca y exclusiva de particulares que concentran los medios de producción y centralizan los capitales es la propiedad destinada –según Marx- a su desaparición progresiva. Las preguntas ineludibles que me hago en este punto son las siguientes: 1) ¿Es realista creer que el Socialismo del Siglo XXI podrá abolir la gran empresa nacional? Y si es así, ¿por qué en China, Viet Nam y Rusia ha ocurrido lo contrario?; 2) ¿Es posible que el Socialismo del Siglo XXI y la Gran Empresa nacional coexistan como socios en el compromiso de crear mucho empleo y mucha producción social?; 3) ¿Tenemos los empresarios venezolanos que oponernos al Socialismo del Siglo XXI, simplemente porque no podemos salir de nuestras viejas certezas?

Pero Carlos Marx nos confirma algo mucho más importante, como anticipándose en el tiempo, como si estuviese pensando algo que prefirió dejar “caer” al final del párrafo: “El proletariado se valdrá de su dominación política … para aumentar con la mayor rapidez posible la suma de las fuerzas productivas … Esto, naturalmente, no podrá cumplirse al principio más que por una violación despótica del derecho de propiedad y de las relaciones burguesas de producción … Estas medidas, naturalmente, serán diferentes en los diversos países” (Fuente: Carlos Marx y Federico Engels, El Manifiesto Comunista, Obras, Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1973, pág. 129). Más preguntas –en consecuencia- requieren nuestras respuestas: 1) ¿En qué estaba pensando Marx cuando nos alertaba que la cosa sería distinta en cada uno de los países?; 2) ¿Está condenado el socialismo venezolano, bolivariano, productivo y participativo a fracasar?; 3) ¿Es el despotismo político el destino fatal del Socialismo del Siglo XXI, o son posibles la democracia participativa y protagónica, y la tolerancia política?

Revisados los conceptos centrales de la perspectiva de Marx sobre la propiedad privada, pongamos ahora su teoría en contexto. Para ello quiero presentar una hipótesis en forma de pregunta: ¿Está la revolución bolivariana desarrollando fuerzas productivas y más altas relaciones de producción? Tengo la impresión que está ocurriendo una incorporación creciente de nuevos productores para cerrar la contradicción existente entre prosperidad social disfrutada por muy pocos y propiedad exclusiva de los medios de producción en manos de una muy pequeña minoría. Se están creando nuevas fuerzas de producción, lo que Marx llamó “la rebelión de las fuerzas productivas”, a partir de considerar como centro diversas formas de propiedad privada, pública, mixta, estatal, multinacional, EPS, cooperativas, Núcleos Zamoranos, NUDES, Franquicias, etc. Y esta es mi propuesta: Que el socialismo venezolano del siglo XXI puede y debe profundizar “la rebelión de las fuerzas productivas”, expandir la propiedad privad para que se desarrollen nuevas y más altas formas de producción social. ¿Cómo parece estar ocurriendo la rebelión de las fuerzas productivas que en mi humilde opinión es el rasgo más importante del socialismo venezolano en construcción?: Revisemos los aspectos prácticos que están ocurriendo: 1) Democratización del capital: Créditos a tasas que “no desangran”; capital de riesgo; capital de trabajo;”; 2) Democratización del conocimiento: Información, tecnología y asesoría financiera oportuna; 3) Democratización del poder: Organización social y económica a través de consejos comunales; 4) Marco jurídico-político (leyes): Institucionalización de la “rebelión de las fuerzas productivas; 5) Empoderamiento Personal: Incremento de la confianza para actuar, de las creencias “yo sí puedo”, “yo soy productivo”. Y estas son las preguntas que me formulo: 1) ¿Es esta una hipótesis válida? De no ser así: ¿Cuál es –entonces- el nuevo marco empresarial en el Socialismo del Siglo XXI (SSXXI)?. ¿Qué se espera de un nuevo empresario en el SSXXI?; 2) ¿Están los empresarios actuales dispuestos a tal transformación? ¿Qué consecuencias personales, familiares, empresariales y sociales tendrían tales transformaciones para ellos?; 3) ¿Es compatible esta hipótesis con la existencia del tejido industrial actual?

Para que continúe el proceso democratizador de la propiedad privada en Venezuela, componente clave de “la rebelión de las fuerzas productivas”, considero indispensable alejarse lo más posible de los 3 peligros más significativos para los MiPyMes en la construcción del Socialismo Productivo del Siglo XXI. Estos son: 1) Que se detenga o se desvíe la profundización de la motivación al logro social (Mlg), componente fundamental en el desarrollo de emprendedores sociales que apalanquen nuevas formas socio-productivas; 2) Que se detenga o se desvíe el fortalecimiento de la capacidad gerencial, de manejo del recurso dinero y de contraloría social en las cooperativas y formas socio productivas emergentes. Si se desarrolla bien este aprendizaje, el dinero para la inversión social, dinero de propiedad colectiva, no se perderá y la comunidad hará su tarea de contraloría social de forma responsable; y 3) Que se debilite la sustentabilidad y se perpetúe la cultura rentista, es decir, que “las cosas cambien para que todo siga igual” y la revolución bolivariana sea flor de un día.

Para construir la “rebelión de las fuerzas productivas” y asegurar el desarrollo creciente de cientos de productores de la ciudad y del campo dueños de medios de producción, es indispensable dejar atrás el ortodoxo y dañino socialismo dogmático y darle amplio espacio al espíritu de los tiempos, crear mucho espacio para reencontrar nuestra espiritualidad desde adentro, asegurar la muerte del carisma y construir el liderazgo colectivo desde abajo. Para contribuir con este transito, a continuación concluyo con una caracterización por contraste entre lo que en mi humilde opinión fue el Socialismo del Siglo XX y será el Socialismo Venezolano del Siglo XXI:

Rasgos que caracterizaron el Socialismo del Siglo XX:

1) Dictadura del proletariado.

2) Pasado de violencia revolucionaria.

3) Intenso foco en lucha de clases.

4) El ser social determina la consciencia: “Existo, luego pienso”.

5) Rebelión con odio de las fuerzas de producción.

6) Persecución política.

7) Centralismo democrático.

8) Concentración de la riqueza, una sola forma de propiedad: La estatal

Rasgos caracterizadores del Socialismo Venezolano del Siglo XXI:

1) Protagonismo creciente de productores sociales.

2) Presente de creatividad revolucionaria.

3) Creciente foco en integración socio-económica.

4) Integración dialéctica entre “Existo, luego pienso” y “Pienso, luego existo”.

5) Rebelión con educación de las fuerzas de producción.

6) Tolerancia política creciente.

7) Democracia participativa y protagónica.

8) Creación de riqueza social: Múltiples formas de propiedad.

Director Gerente de
ACA CONSULTORES, C.A.

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