La reforma es derrotable
El cierre de las vías, las marchas y las tomas de las instalaciones públicas, son acciones que a diario están escenificando los sectores populares a lo largo y ancho de la nación; contra la inseguridad, el desempleo, la falta de viviendas, la escasez de alimentos y por todos esos males heredados de las cúpulas del pasado, pero que sean profundizado durante esta falsa revolución. Ahora nos encontramos que el 70% de la población no comparte la pretensión de Hugo Chávez del control absoluto del poder del Estado, de la sociedad y su perpetuación en la presidencia.
El hecho que Chávez mantenga 45% de respaldo como líder, pero el 70% no camparte su reelección indefinida y el control absoluto del poder; nos indica que el 33% de los seguidores que aun tienen, han dejado de apoyarlo en todos sus caprichos, tal como sucedió con el cierre arbitrario de RCTV. Todo esto nos indica que estamos ante un proceso de desgaste del liderazgo mesiánico y manipulador del presidente; por esta razón hay que concatenar el debate sobre la reforma constitucional y el desenmascaramiento de sus objetivos autoritarios, con las luchas cotidianas y reivindicativas de los trabajadores, educadores, los vecinos, los estudiantes y los productores nacionales.
Debemos tener claro que esta no es la última y definitiva batalla contra el régimen, pero tampoco se trata de una lucha más; después del Referéndum Revocatorio Presidencial de 2004, es la más importante y sus resultados marcaran un nuevo cuadro político en el país de enorme trascendencia. De allí que esta lucha y debate sobre la reforma constitucional debe concatenarse con la construcción de una referencia de cambio de carácter progresista, capaz de concretar la recomposición de las fuerzas sociales y políticas, para marchar hacia la derrota definitiva del régimen.
Para lograr incidir en el 70% de la población que no aprueba la reforma propuesta por Chávez (entre ellos un importante sector que aun mantiene ciertos lazos afectivos con él), es necesario deslindar con los sectores aventureros que convocan o estimulan una salida de fuerza, y con otros que ven en la abstención la manera de manifestar su descontento (producto del desconcierto y la impotencia existente en una parte de la población adversa al régimen). No se trata de valorar la credibilidad del CNE, de la Asamblea Nacional o del Tribunal Supremo; hay que construir una nueva mayoría que hasta ahora estuvo a favor del presidente y su ya desgastada gestión de gobierno, que se manifiesta con las protestas populares de hoy.
Debemos superar la frustración, el miedo y la resignación que hasta ahora ha logrado sembrar el régimen en un importante sector de la población que lo adversa. Debemos demostrarle a los sectores populares, como el gobierno de Chávez divide y enfrenta al pueblo venezolano, a la vez que aumenta la corrupción, la inseguridad, el desempleo y el costo de la vida; mientras que oligarcas como Gustavo Cisneros, los bancos ( la mayoría de capital extranjero) y las transnacionales petroleras (muchas de ellas norteamericanas) aumentan sus ganancias por la dependencia de nuestra economía; siendo que los recursos económicos manejados en estos 8 años, pudo convertirnos en un país con un gran desarrollo industrial, agropecuario y turístico.
Para luchar contra la reforma autoritaria de Chávez y sus maniobras con algunos artículos que contienen ciertas aspiraciones del pueblo; la organización revolucionaria Vanguardia Popular se une al bloque de partidos, integrados por el MAS, La Causa R, Primero Justicia, Paso a la Nueva Democracia, Un nuevo Tiempo y otras agrupaciones e individualidades que no comparten el autoritarismo del gobierno.
Dirigente de Vanguardia Popular
