Opinión Nacional

La reina del humo heroico

Dios salve a la Reina que de su bienestar se encarga Sherlock Holmes. Vuelve el investigador no solo a descubrir asesinos sino que es capaz de evaporar conspiraciones terroristas. Viene a salvar al Imperio inglés. Amenazado por un miembro de la Cámara de los Lores, sorpresivamente travestido en agente de altas conjuraciones y notable mala conducta que adorna con teorías propias de Bin Laden. Muy al giorno y gusto de los gobiernos mundialistas. El director  de este nuevo Sherlock es Guy  Ritchie  quien dirigió la exitosa “Snatch, cerdos y diamantes” y otra menos acertada “Rockanrola”.

La película me parece dirigida a retratar a Conan Doyle. Pintarlo, como era, borracho, busca pleitos, amante de todo cuanto se pueda oler o fumar y constante inversionista de los prostíbulos londinenses. Vida pintoresca y nada criticable por cierto. Muy diferente al sobrio y atildado detective que todo lo deduce y si no, lo confirma su inmutable y cercana pareja el Dr. Watson. A quienes vemos en este film muy cerca del imaginario de aquel famoso par de cowboys que tenían su secreto en la montaña. Costumbre muy british y respetable por cierto.

Doyle, al contrario de su personaje Sherlock, fue siempre bastante critico con el espíritu controlador policial y fascista e hipócrita que instaló la Reina Victoria en el Imperio Británico.

Suponemos y no hay prueba en contrario a un Conan Doyle compartiendo y celebrando la brutalidad terrorista que le permitió a los ingleses constituir su opresivo y mundial  colonialismo. Un ejemplo de los miles que se conocen basta para fundamentar la acusación. Veinte años antes del nacimiento de Doyle en 1842 la Corona había erigido una de sus mas deshonrosos hazañas.  Apropiarse por un tratado de la isla de Hong Kong. Brutalidad imperial lograda después de someter a cañonazo cruel y tomar posesión a la fuerza de los territorios del emperador chino Tao-kuang.

Esta semblanza es el corolario de una de las peores afrentas que los civilizados ingleses cometieron contra el genero humano. Hablamos de la Guerra del  Opio, otra de las infinitos asesinatos al humanismo que los ingleses promovieron para lograr el control de sus colonias. No contentos con cultivar la amapola, refinar, traficar con drogas y alucinógenos de todo tipo. Impusieron cual Pablo Escobar el comercio de las drogas e hicieron casi obligado su uso hasta lograr la dependencia de la población como forma de desmoralizar el pueblo y la política en China y países del Pacífico. 

Proceso de brutalización que llevaba en 1856 casi cien años de comercio masivo del opio hacia China. Como buenos imperialistas y además bárbaros comerciantes todo lo realizan con la máxima impunidad apoyo moral y legal de la Reina Victoria y aprobación de la Cámara de los Lores través de la Compañía Británica de las Indias Orientales.  Era pues la Corona quien exportaba. La droga constituía el primer artículo de cambio comercial para los ingleses que mercadeaban y pirateaban en Oriente. Como siempre fue y sigue siendo su costumbre, su medio de control colonial lo mantuvieron a través de la corrupción de los funcionarios del imperio chino y  sus lacayos criollos.

Como buenos corruptores y falsos moralistas se presentaban de mas esta decir que la droga estaba prohibida en Inglaterra mas no su comercialización. Viva la Reina.

Para justificar su bombardeo a Cantón y someter a los Chinos, antes de aceptar el fin del negocio del Opio la Cámara de los Comunes, en una moción aprobada por mayoría absoluta, aseguraba su posición exponiendo: «inoportuno abandonar una fuente de ingresos tan importante como el monopolio de la East India Co. en materia de opio.»  (*1) Se calcula que en 1880, las importaciones chinas del opio pasaban de las 6.500 toneladas al año y la población adicta en más de 15 millones. En el conflicto de 1858  también participo como socio del holocausto Francia para celebrar aquello de la “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, todo terminó con la firma del Tratado de Tientsing, rubricado en 1858, permitió abrir 11 puertos más a las potencias occidentales y legalizó la importación del opio. Todo dentro de la reglas y normas, mas justas, puras, propias de un bestial guante de acero del imperio de la seda el boato y el cinismo, hasta para despachar a Lady D.

En la Película Sherlock se enfrenta a un Lord Blackwood que conspira contra el Imperio y desea destruirlo. Guy Ritchie coloca la trama nodal dentro del espacio de la Cámara de los Lores. Todo será resuelto en una encerrona, para destruir de un solo mamonazo, con los gases que le robaron a Sadam Husein a todos los legisladores, imagino preñados de buenas intenciones.  Pero no contaban con la astucia de Sherlock y el terrorista sufre su merecido. El film termina con un plano muy largo memorable, didáctico, inolvidable en blanco y negro y sobre todo aleccionador, el terrorista malo aparece colgado patas arriba en la mera Torre de Londres. La moraleja es así han de terminar los terroristas y similares. No atenten contra el imperio. Musulmanes temblad. De aquí en adelante cada vez que miremos la torre de Londres la imagen será la de un terrorista guindado. Símbolo digno del programa electoral de Uribe y aprobado por su mentor Obama-Bush.

Pero no puedo evitar traer una cita literaria memorable de Conan Doyle que incorrectamente celebro por brillante humor sobre el divorcio: “Es un crimen, una villanía, un sacrilegio, obligar que un matrimonio continúe unido, y les digo que estas monstruosas leyes de ustedes les traerán un castigo, porque el cielo no puede permitir una maldad tan grande”. Olé…

(*1) No se pierdan esta perla de William Jardine quien quería defender su negocito del narcotráfico del opio en China

«Sin compras formales, ni negociaciones tediosas, he insistido firmemente a Sir F. Maitland me autorice a tomar posesión y retener todo lo necesario, y el escuadrón naval bajo su comando es capaz de todo aquello,…como toda fuerza naval o militar…que pudiera mandarse desde la Madre Patria. Cuando todo esto este cumplido,  y no hasta entonces, la negociación puede comenzar – Usted tomo mi  opio – yo , su isla de Hong Kong, estamos empatados, entonces vivamos en paz. Usted no puede proteger sus costas de los barcos de Piratas y bucaneros yo puedo- Así que entendámonos, y estudiemos como promover nuestros mutuos intereses.».

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