Opinión Nacional

La renuncia del capitán gobernador

El caso del capitán Jesús  Aguilarte Gámez, honrado con la exclusiva Orden 4 de Febrero (La gran orden del golpe), ex pupilo y compañero íntimo de Hugo Chávez, y ahora denunciado y renunciado Gobernador de Apure,  es uno de los secretos mejor guardados en los archivos secretos del régimen. Luego de disfrutar por largos años los dulces frutos de su efímera pasantía golpista, a Aguilarte se le acabó la manguanga y está desaparecido y en desgracia, bajo la amenaza de una tonelada de expedientes negros. Se ha esfumado luego de firmar una escueta carta de renuncia contentiva de 49 palabras que una mano peluda le puso sobre la mesa. Entre las parcas palabras de esa renuncia forzada no aparecen las palabras mágicas «patria o muerte».

A este insigne golpista podría llamársele “El  golpista desconocido». Sólo Chávez, quien por años lo protegió y elevó, conoce los hechos heroicos de este adalid de la rodilla en tierra. Era del entorno inmediato de Chávez y le acompañaba a todas partes después que salieron de la cárcel. En el alto mando de la revolución se movía como pez en el agua. En 2008 fue condecorado por el Presidente con la Orden 4 de Febrero (la gran orden del golpismo), reservada para los personajes más destacados en la sangrienta asonada de 1992. En esa oportunidad también la recibieron próceres como Alí Rodríguez Araque, Florencio Porras Echezuría, Ronald Blanco La Cruz y Diosdado Cabello. La crema y nata golpista, la «high» del 4F.

Por sus ignotos méritos Chávez lo designó dos veces como candidato a la gobernación de Apure. Como era de esperar en un estado donde el casi único empleador es el Gobierno, fue electo sin chistar. La última vez fue en el 2008. Los problemas afloran  cuando en diciembre pasado abandonó la Gobernación para casarse en una fastuosa recepción y se fue de San Fernando sin que nadie supiera su destino. Para entonces ya había protestas por retardo en el  pago los sueldos de funcionarios, con el agravante de que los fondos  habían desaparecido. Simultáneamente la oposición lo señaló por connivencia con las FARC. En la calle rodaban además rumores de consumo de drogas y otras menudencias.

Un punto de color en el drama lo ponen los rumores de un affaire con una ex miss Barinas, persona relacionada con el alto gobierno que ya había causado la destitución y enjuiciamiento del general Victor Cruz Weffer ex comandante del Ejército y gran gurú del famoso Plan Bolívar. Esta bella femme fatale chavista ha resultado ser radioactiva. Según algunos esta fue la proverbial gota que rebosó el vaso. Por la razón que haya sido, finalmente estalló la burbuja dentro de la cual Aguilarte se había sostenido y el delincuente quedó al desnudo.

El gobernador ya había sido denunciado desde el año 2008 ante la Fiscalía General. En esa oportunidad la Comisión Anticorrupción Popular del estado Apure presentó 23 expedientes de denuncias los cuales no fueron investigados. El gobernador apureño parecía de teflón. Alguien muy alto lo apadrinaba y su caso se envió al congelador. La opinión pública fue caldeándose y las protestas empezaron a tomar la calle. Esto obligó a Chávez a tomar la decisión que venía evitando.

Finalmente el presidente exigió públicamente su renuncia. Hablando en forma exaltada y evidentemente enfurecido dijo que Apure era un desastre y que Aguilarte debía irse a vender pollos. Acto seguido le  lanzó una andanada de insultos que fueron debidamente grabados en youtube. El motivo que se esgrimió en aquel momento fue que Aguilarte había nombrado como Secretario de Gobierno a Juan Carlos D’Elia. Este sujeto tenía orden de captura por peculado. Además el capitán había pagado 350 mil bolívares fuertes al teniente ex gobernador de Mérida, Florencio Porras, como adelanto por una asesoría a comunas, la cual nunca se realizó.

La orden presidencial despertó de su sopor al PSUV apureño. Pronto apareció una montaña de presuntos delitos a cual más grave. Pese a las evidencias el gobernador siguió mandando y cobrando como si nada y sin ejercer sus funciones. Finalmente el presidente tuvo que actuar contra su protegido. De manera furtiva nombró  a su comodín predilecto: el coronel Ramón Carrizales para que lo reemplazara discretamente. Para ello debía encargárse primero de la secretaría de gobierno. El coronel había renunciado recientemente a la Vice Presidencia de la República «por razones familiares y de salud». Por lo visto la enfermedad de  Carrizales se agravaba en la Vice Presidencia y se curaba en la Gobernación.

Ante los expedientes guardados bajo llave para esta ocasión y otras advertencias, Aguilarte, cabal representante de la picaresca criolla, firmó apresuradamente su renuncia. De inmediato desapareció de nuevo como un hombre libre y sin imputaciones a seguir disfrutando su luna de miel. En esto estaba cuando fue recientemente sorprendido por un disciplinado grupo de comando. Con sospechosa precisión militar los atacantes  hicieron un operativo «extraño». El capitán fue retenido por unos minutos y a la acción se le dio viso de atraco. El ex gobernador no sufrió un rasguño. La que si fue duramente zarandeada fue su psiquis. El mafioso mensaje implícito entró fuerte y claro: «»No hables». Los «asaltantes» se robaron unas chucherías y desaparecieron Luego el capitán se negó a dar declaraciones a la prensa. La misión había sido cumplida. El indigno iba a morir callado. 

Queda la discusión constitucional de la sucesión. Aparentemente Chávez puede designar a dedo el substituto, porque Aguilarte ya cumplió la mitad de su periodo y la decisión sobre el nuevo gobernador es potestad  del Consejo Legislativo Regional, controlado por los chavistas. Nada se ha dicho sobre posibles sanciones al gobernador corrupto, pero no se puede ir liso. El pueblo espera que Chávez solicite a la Fiscal que abra una averiguación y que informe a la opinión pública sobre los delitos del renunciante, cuya gravedad se mide por la cólera de su jefe. O la destitución fue injusta y un abuso de poder del Presidente, o en Aguilarte hay un delincuente a castigar. Y los delincuentes suelen tener cómplices.

Finalmente el primer mandatario debe explicar cuál es el sistema de selección de su gente de confianza. Hasta ahora su dedo no pega una. No filtra bandidos, pero en cambio promociona ladrones, y recompensa a mediocres ineptos por algunos «favores» recibidos….. o porque saben demasiado. Los méritos son lo de menos. El país no importa. La virtud primordial de sus elegidos es que sean «patria o muerte» sin dignidad y le obedezcan ciegamente. Estos favoritos son una minoría en el seno de las fuerzas armadas. La rapacidad de ese grupo anodino, cargado de soles vergonzosos, estremece el alma a los militares decentes. Por fortuna la esperanza sigue viva. Los oficiales dignos y patriotas representan la mayoría de los cuadros medios y bajos de la institución armada.

Actuará ahora la Fiscal? Ella tan activa y ágil contra la inocente juez Alfiuni, debe proceder de oficio ante esta noticia criminis contra el cap. Aguilarte. Hasta ahora la representante de la vendetta pública no ha hecho nada. Obviamente está a la espera de órdenes superiores. Si no procede quedará en evidencia que hay una mandato de encubrimiento. De inmediato la nariz del pueblo detectará  la fetidez que irradia la moral gubernamental. Parafraseando a Lord Acton, quedará claro que esta revolución que disfruta de poder absoluto, se ha corrompido absolutamente.

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