Opinión Nacional

La robolución viaja en carretera

Para comenzar, seguro que le dicen: cuidado con los huecos, las fallas del borde, los puentes caídos, las irregularidades del pavimento y los policías acostados. Y es que desde Maracaibo hasta Coro hay 250 kilómetros con 105 reductores de velocidad, huecos, puentes dañados e irregularidades al gusto.

En ese panorama, la carretera Falcón-Zulia parece queso palmita. Pero le dicenla carretera de las malas palabras, por las mentadas de madre que se le salen al viajero con cada policía acostado y cada hueco en la vía.

Eso quiere decir que si son 105 reductores de velocidad e incuantificable el número de huecos, la cantidad de malas palabras también es incuantificable, similar al lenguaje literario del chavismo. Los niños, por tanto, viajan en Venezuela con las manos en los oídos o con un gorro tapa-orejas, a lo boliviano; y los adultos en paranoia constante por los accidentes, los daños mecánicos en el tren delantero y los cauchos.

A las carreteras de las malas palabras también se les puede llamar carreteras del hambre porque la gente se instala en los reductores de velocidad para vender comida. Venden café, cachapas con o sin queso, arepas de maíz pilado, cocadas, agua mineral, platanitos, casabe. O lentes y gorras para el sol. Lo que falta son cajeros automáticos y puntos de venta, como avance tecnológico de esa política chavista de pleno empleo informal.

De paso, la actividad comercial se está diversificando tanto en las carreteras del hambre que la delincuencia también se instaló para vender drogas y realizar atracos.

Este pésimo estado de las vías no es exclusivo del Zulia ni de Falcón, es el escenario general de todo un país con carreteras destruidas por la pésima política de mantenimiento y construcción de este gobierno comunista, que está haciendo lo único que sabe hacer: acabar con todo.

En otros países, verbigracia Europa y el imperio, no instalan policías acostados para reducir los accidentes o, mucho menos, para aumentar el empleo informal. En esos países construyen autopistas con 6 a 10 canales de circulación en un solo sentido, sin huecos, con peajes y excelentes recursos de señalización y automatización de los servicios. Nada de carreteras con huecos o con señalización hecha de potes de gasoil, ramas de árbol, bolsas plásticas de supermercado. Ni baños asquerosos que obligan al uso del pañuelo por insalubridad. Son países que trabajan para lo único que saben hacer: mejorar la calidad de vida de la gente.

Venezuela es otra cosa.

En nuestro país se encuentra en la ruina el 80% de la vialidad, con daño estructural de 3.000 puentes. C Herrera. Y es la evidencia de la ineficiencia y corrupción de un gobierno que en 13 años que ha vuelto puré el astronómico ingreso de un millón de millones de dólares; un presupuesto nacional superior a 200 millardos de bolívares; 45 millardos de la Ley Especial de Endeudamiento y más de 4.569 millones de bolívares del presupuesto del Minfra.

Y algo más, como para llorar: Venezuela es el primer productor de asfalto en América Latina, con 27 mil barriles diarios.

O sea: la robolucion se pierde de vista.

O, mejor dicho, viaja por esas carreteras de la ineficiencia y la corrupción, arrastrando a Venezuela hacia un destino fatal: a expaís, al comunismo y a la ruina.

Sálvese quien pueda. Hasta el 2012.

 

Amén.

 

 

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