La samba del tango suramericano
Uno de los axiomas más importantes en la interpretación sociológica deportiva, es el nivel de arraigo que el deporte pueda tener como expresión cultural de un pueblo. En el caso del fútbol, esa expresión tiene mucho que ver con el baile, porque quien practica en una cancha el balompié, se encuentra danzando durante todo el juego. En esa danza se parte de una comparsa colectiva, que debe saber leer no solo el baile individual sino tambien el de los diez compañeros con los cuales se hace equipo.
Así salen las escuadras al terreno, los pasos cortos, las penetraciones por las bandas o laterales, en una suerte de herradura que se va formando buscando la meta del arco contrario. Allí viene entonces la oportunidad de apreciar la virtud de los bailarines, cuya prodigalidad tiene mucho que ver con mantener la compañera esférica atada por un cordel gravitatorio a la bota del futbolista, quien debe conocer cada requiebro de los giros de su apreciada compañera, hasta que se encara con el rival. Entonces deberá danzar con él y la esférica escogerá cual de los dos bailarines lo hace mejor, al que sin duda seguirá al momento de ser contactada como aquella dama que en una sala de baile aprecia el ritmo del caballero que lo hace mejor
Entonces el deporte se hace vida porque ya es parte de ella, y la vida termina viéndose reflejada en los movimientos de la esférica.Los corazones saltan y las gargantas se expresan, la afición se llena de ánimo y de ilusión cuando su equipo” la lleva” y en cambio es toda angustia y preocupación cuando la lleva el contrario.Los momentos psicológicos se pasan unos a otros y la expectación va creciendo a medida que el partido transcurre.
El tambor africano y sus vuvuzelas parecen tocar las claves suramericanas. Y las cinco escuadras del subcontinente, clasifican a octavos de final, cuatro de ellas liderando sus grupos, erigiéndose como candidatos firmes a levantar la Copa, cuando el MERCOSUR ha colocado a todos sus representantes de primero, vendiendo al resto del mundo el producto cultural de sus bailes con la esférica.
Así que la galopera paraguaya, la cueca chilena, el tango argentino y uruguayo, y la samba coreográfica brasileña le han conferido a este mundial un sabor suramericano característico. Y esto revela el alto nivel de la competencia eliminatoria de este lado del mundo que tendrá en Brasil la sede de la próxima cita universal.
Todo parece indicar que se tendrá en esta edición una final suramericana y la apuesta por un Brasil-Argentina crece según van pasando las fechas.Quienes pudieran alterar el cuadro son las selecciones ibéricas, España y Portugal, si su ritmo futbolística tambien crece, con lo que completamos un escenario iberoamericano casi sin fracturas, con la posible incursión de Holanda donde alguna vez tambien se habló español o del Japón, que ha aprendido muy bien de la cátedra brasileña y que por esas cosas de la disciplina, el estudio y la constancia de la idea y el esfuerzo, nunca serán descartables del horizonte del pueblo japonés. Pero mientras tanto, celebramos que las selecciones mas destacadas sean las vecinas, con las que nos eliminamos en buena lid, esperando tambien que en próximas convocatorias mundialistas podamos compartir la cancha con ellas , en un deporte donde hemos crecido y seguiremos creciendo, gracias al trabajo y convicción de nuestras juventudes.