La Sociedad de la Información
Del 16 al 18 de noviembre se reúne en Túnez la(%=Link(«http://www.itu.int/wsis/index-es.html»,»Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información»)%) , fase II y última. Las cumbres son las más solemnes reuniones ONU, debaten los máximos problemas de la humanidad (hambre, medio ambiente, pobreza), y a ellas acuden muchos gobernantes. En los párrafos siguientes, unos pocos faros y balizas para mejor navegar en ese proceloso tema.
*Nuestra veloz mutación en sociedades hiper-informatizadas, o más prosaicamente nuestra bulimia de Tecnologías de la Información y la Comunicación ¿tienen realmente su sitial entre los máximos problemas de la humanidad?
Si, tanto económica como epistemológica y políticamente. Las TIC imperan hoy en el secundario y el terciario: la humanidad gastará en ellas, en 2007, la desorbitada suma de 3.300 millardos de dólares, casi un 10% del PIL del mundo.
Un boccato di cardinale que fue objeto de la privatización más colosal de todos los tiempos, y protagonizó en 2000 las dos especulaciones más fraudulentas de la historia de la economía (Internet y UMTS). Donde hay desarrollo exponencial y saltos cualitativos – en lo industrial, militar, social, espacial, biológico o nuclear – allí están hoy las TIC, desdibujando su imagen bonachona de “extensiones” macluhanianas de nuestro sistema nervioso para asumir un más inquietante papel de “reemplazos”.
La computación ya alcanzó el millardo de cálculos por segundo, ya equivale a 1/5 de las neuronas cerebrales, y se estima que los sistemas masivamente inteligentes, artilecs o artificial intellect, alcanzarán antes de 2050 una capacidad de cálculo de 10^55 contra 10^16 apenas para la mente humana (lo que avalaría dramáticamente la eventualidad de una era post-humanista ya presagiada por los “extropianos” ). La memorización va pari passu: De 1990 y hoy nuestra capacidad de almacenar en disco duro ha pasado de 0,32 a 1000 GigaBytes (o un Terabyte, TB=10^12 bytes), y en unos cinco años pudiera llegar a un Petabyte , PB=10^15 bytes, o sea 1000TB o un millón de millardos de bytes. Semejantes capacidades de calcular, pensar y memorizar (todas las bibliotecas del mundo cabrán en el rincón de un disco duro), están revolucionando producción, conservación y usos del saber, y transformarán a plazo el perfil y la sociabilidad humanos.
¿Es el tema de esa cumbre meramente tecnológico? El Secretariado de la ONU quiso confiársela a la muy técnica Unión Internacional de Telecomunicaciones, en un intento por despolitizar temas otrora objeto de candentes diatribas, pero sin calcular que en materia de “relación humana” –interpersonal o mediatizada poco importa– es ilusorio querer aislar asépticamente el anverso tecnológico de su reverso social. En las últimas décadas los desequilibrios ricos/pobres en TIC (el digital divide) sólo han empeorado, y la sociedad civil enarbola en la Cumbre las mismas banderas de los’ 70: derecho a comunicar igual para todos, flujos mejor equilibrados, gobernabilidad compartida, mayor acceso a tecnologías etc. La novedad es que la UIT de hoy ya no es la que publicara en 1985 el esperanzador Informe Maitland: el Eslabón Faltante , el gemelo tecnológico del Informe MacBride de la Unesco. Ella pasa hoy por ser el más “privatizado” de los organismos de la ONU. De su insólito Reform Advisory Panel forman parte la Cámara de Comercio Internacional, Cisco, AT&T, Nortel etcétera (quienes llegaron a recomendar que se confiase la auditoria oficial de la Unión a Arthur Andersen, hoy desaparecida por fraude). Muchas aguerridas ONG, en primera fila la ecuménica World Association for Christian Communications están librando en la Cumbre una impar batalla contra el escamoteo de lo social y político en aras de un piloteado encandilamiento tecnológico y económico.
¿Fue acertada la selección de Túnez como sede de Cumbre II? No, y habrá complicaciones. La Asamblea General aprobó en 2002 ese país-sede por unanimidad, sin reparar en lo que docenas de respetadas ONG expusieron el 1 de octubre pasado a Kofi Annan: “ Túnez no reúne las condiciones mínimas para celebrar en él la Cumbre” . Alegato: 600 presos por delito de opinión y varios torturados; bloqueo de sitios Internet y vigilancia electrónica de opositores; poder judicial controlado por el régimen, tres años y medio de prisión al abogado Mohammed Abbou por revelar torturas, y muerte por secuela de torturas del editor Zouhair Yahyaoui crítico del régimen; asaltos al Colegio de Abogados y agresiones frecuentes a defensores de derechos humanos; fuertes sospechas de fraudes electorales (Zine Ben Alí lleva 19 años en el poder).
¿Cuál será el tema escabroso de esta Cumbre? Internet y su “gobernabilidad”.
Los Estados Unidos desarrollaron la red antes que nadie, pero abusaron al convertirla en propiedad de facto de sus empresas y gobierno, “un sólo país decidiendo el presente y futuro de lo digital” en palabras del delegado brasilero. Norteamericanos son sus 13 principales motores de búsqueda, el casi-monopolio Cisco de conmutadores o routers, la oficina mundial de atribución de identificaciones DNS/ICANN bajo directo control de la administración, los sistemas de espionaje Echelon, Fluent, Carnivore y Oasis, (más los submarinos militares especializados) que succionan toda información que circula por internet, satélites y cables y –difícil de creer– las plataformas de 95% de las interconexiones intra-europeas e intra-asiáticas.
China y otros países del Sur piden que el gobierno de Internet sea confiado a un órgano independiente de la ONU.
A ellos se unió oficialmente Europa el 29.09 pasado, en memoria de los diez años que le tomó hacerle aceptar a los USA su independencia en GPS con el sistema Galileo propio. Y no es para menos. El 30.06, Michael D. Gallagher, Sub-secretario de Información y Comunicación del Departamento de Comercio, había anunciado urbi et orbi la definitiva posición oficial de su gobierno en la materia, en un lacónico mensaje de 4 puntos y 55 palabras, que AP resumió perfectamente en nueve: “Unites States will indefinitely retain its control of Internet oversight”.
(*): Publicado en El Nacional. Reproducido con autorización del autor.
