La vida en tres actos
Primer acto. Aparece un dictadorzuelo en televisión, con la cara hinchada no de enfermedad sino de tantos embustes que ha metido a lo largo de 13 años, vestido de verde militar.
Luego entra una señora muy mal maquillada y se establece esta conversación. El verditrajeado: Señora, ¿por qué andáis tan mal pintarrajeada? Ella contesta con los ojos inyectados de rabia: Porque algún desgraciado me corta el servicio eléctrico 4 y hasta 5 veces al día y no pude verme bien en el espejo para maquillarme.
El verde contesta: ¿Pero quién puede ser ese mal hombre que para nada le importa el bienestar general sino seguramente su permanencia en el poder a como dé lugar? La señora agrega: Dicen que los culpables son todos los de la compañía eléctrica y del bendito ministerio, un puñado de ladrones y canallas que hacen festín con el dinero de todos. (El Público grita a coro: ¡El culpable es «Elmesmo», El protagónico. El Comunal!) Ante el griterío, el acusado se limita a decir: -¡Ay!, es que me descuidé.
Segundo acto. Aparece el mismo señor verdecito al lado de un viejito con cara enjuta y mirada de loco quien está envuelto en un mono deportivo. El cuadro es así: el verdolaga está acostado en una cama clínica y el anciano a su lado agarrándole la mano. Hablan. Dice el octogenario: Pero chico, pareces enfermo, tienes color de apio con fecha vencida, ¿qué te pasa, por qué caminas torcido y te sobas la barriga? El green dice: En este año del Bicentenario me siento patulequeando. El señor arrugado: Déjame verte bien y auscultarte debidamente, quédate quieto como si te fueran a operar. El verdi: Sí, Fattel, dime por favor qué tengo, que siento como un aire aquí adentro (señalándose el costillar izquierdo).
Fattel le dice: Óyeme tú, tienes un problema allá dentro, chico. ¿Desde cuando no vas al médico? Verde dixit: Más de 5 años. El barbudo pregunta: ¿Y por qué no has ido? Contesta el interfecto: ¡Ay!, es que me descuidé.
Tercer acto. Aparece Semtei con una cara de arrecho al lado de Jesús Torrealba, Ibéyise Pacheco y Laureano Márquez.
Pregunta el periodista: ¿Pero qué les pasó, que cosa los une? Dice Semtei: Unos desgraciados, hijos de la gran p..ta, amparados por el Gobierno, con unos equipos electrónicos franceses y alemanes, que costaron una fortuna, me vaciaron mis cuentas de correo, mi Twitter, mi Facebook, y lo mismo hicieron con los otros invitados. ¿Y por qué harían eso? Porque están chorreados ante la fuerza que significan las redes sociales en las próximas elecciones para denunciar fraudes, llamar a votar, vigilar las mesas, controlar testigos, apoyar operativos de búsqueda de voto a voto y sabiendo que están perdiendo las elecciones con el candidato que gane las primarias, quieren chantajear, obstaculizar, joder. Son cobardes, anónimos. ¿Y por qué no abres otras cuentas? Bueno, ya lo hice. Mi Twitter: @ssemtei, Mi Facebook: Eduardo Semtei (http://www.facebook.com/ semtei) Mi correo: [email protected].
Estimados lectores: ¿cómo se llama la obra? Mande su respuesta por las redes sociales. Corolario. Si los ladrones del Twitter, los truhanes del correo-e, los estafadores del Facebook, piensan que las millones de personas afiliadas a las redes sociales, que en su inmensa mayoría se oponen a los desmanes delincuenciales del presente gobierno, vamos abandonar nuestra lucha por sacarlos a patadas del poder, están micción que micción fuera del perol. Mientras más violen la ley, hagan más daño y actúen como fieras agonizantes, más será la amistad, la solidaridad y el auxilio entre nosotros. Ni pasarán, ni vencerán, ni los recordarán. Serán escoria.
