Opinión Nacional

Las armas y las letras son de distinto linaje

«Quien llamó hermanas a las letras y las armas poco sabía de sus abalorios, pues no hay más diferentes linajes que hacer y decir».

Francisco de Quevedo

Esta frase del gran humanista y humorista Francisco de Quevedo y Villegas, me trae a la memoria aquella memorable frase de nuestro actual Presidente cuando afirmó frente a Fernando Enrique Cardozo, Presidente de Brasil , que «no hay que hacer caso a lo que digo sino a lo que hago».

Pues bien, ya estamos viendo lo que hace, y la verdad, como que prefiero lo que dice, porque a pesar de que no comparto sus ideas, por lo menos en sus palabras hay una dosis de sana ingenuidad, mientras que en los hechos refleja un cinismo digno de la fase más oscura de la política de los años treinta y cuarenta en Rusia y Alemania.

Las armas y las letras provienen de distintos linajes- con el debido respeto a Julio César y al General De Gaulle- y sus efectos son tan distintos sobre el cuerpo como lo pueden ser el de la magnesia y de la mayonesa.

El espíritu militar está fundamentado en el principio de la subordinación y de la obediencia, y por eso es acertado el dicho popular que al referirse a la tropa dice: «La subordinación está en la olla del rancho». Pero, además de la verticalidad en la toma de decisiones, el militar vive para la gloria, para los hechos heroicos , y cómo decía ese gran romano nacido en España, Séneca: «Si el soldado desea la gloria, desea la guerra»; y como es sabido, para ganar la guerra se requiere obediencia, disciplina, subordinación y, naturalmente, un enemigo.

En cambio, el espíritu civil está basado en la libertad, la tolerancia y la disidencia. Las decisiones, para que sean aceptadas, deben tener como base un mínimo de consenso social. Vale la pena retomar la sabia referencia de Quevedo y unir distintos conceptos como en un juego de abalorios, para darle su justo sentido a ese espíritu libertario, fundamento esencial de la dignidad humana.

Veamos entonces como la verdadera democracia no puede subsistir sin estos tres principios.

LIBERTAD

Para Platón la libertad no era otra cosa que «ser dueño de la vida propia, en no depender de nadie en ninguna ocasión, en subordinar la vida sólo a la propia voluntad» . Y si a esto se le agrega lo que decía el excéntrico, pero acertado Diógenes, ésta sólo se puede preservar si se está dispuesto a morir por ella

TOLERANCIA

Tolerancia es, según el DREE «respeto y consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque repugnen a las nuestras”. Y citemos a este respecto al gran poeta italiano Leopardi, quien con acierto afirmó: «No existe cualidad humana más intolerable en la vida corriente, ni que tolere menos, a la vez, que la intolerancia»; o como sostuvo el británico Hipolito Taine «No tengáis intolerancia más que cuando os halléis frente a frente de la intolerancia».

DISIDENCIA

Según el diccionario Clave de uso del español actual, disidencia es un «desacuerdo importante de opiniones: en las dictaduras, la disidencia política se castiga con dureza».

La verdadera democracia necesita, para prosperar, que coexistan los principios antes enunciados y que se evite, con base en declaraciones grandilocuentes, que se reemplace la potestad de decisión del soberano, por la interpretación esclarecida de una cúpula que decida que es lo que más le conviene al pueblo.

Quiero cerrar estas reflexiones con el párrafo inicial de la famosa frase de Abraham Lincoln: «¡Qué esta nación renazca a la libertad, gracias a Dios! Que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no llegue a desaparecer de esta tierra».

«La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo».

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba