Ledezma… esa huelga no se vende
La política es un producto mercadeable, así como los jabones de baño, los automóviles y cualquier otro objeto de consumo que usted conozca. Se vende lo que el cliente necesita y usted logra colocar en su mente. Todas las técnicas de seducción del mercadeo moderno son también aplicables en la política. Me duele decirlo, pero la huelga que valientemente está llevando adelante nuestro Alcalde Metropolitano, no se vende, la gente no la está comprando, es insostenible y no tiene el soporte de una gran cantidad de público haciendo fuerza por ella. Cuando un producto no se vende, hay que sacarlo del mercado.
Me duele escribir esto, pues yo también soy uno de los ochocientos mil votos que este militarcito decidió confiscar tal como si fuera una cementera o un banco. Me duele ver pasear a uno que otro político a saludar a Ledezma, a darle su irrestricto apoyo, al tiempo que la vida transcurre a su alrededor y pareciere no importarle a nadie el gesto de protesta que lleva adelante nuestro Alcalde. Me duele saber que no hemos encontrado como venderle a este pueblo la necesidad imperiosa de que levante sus voces antes de que sea tarde. Me duele mucho entender que muy poca gente percibe el gran peligro al que está sometida esta democracia y me duele profundamente la falta de acción que produce el no tener claramente definido el producto que queremos vender. Ledezma terminará vendiendo su huelga en una clínica, sin haber obtenido un resultado concreto de su acción.
Centroamérica revuelve sus tripas políticas al tiempo que México se atornilla en el regreso al producto que lo gobernó durante setenta años, huyen de la formula Chávez y en esa huida, se van a la otra banda. Vienen más cambios en Latinoamérica, pues el bandidaje que intentó vendernos este nuevo y encantador producto; Patria, socialismo o muerte, no entendió que la permanencia y la profundidad de su populista mercadeo, requiere de algo más que fuego en la palabras, requiere de una acción decidida que le demuestre a los compradores que el producto funciona, es bueno, durable y mejora su calidad de vida.
Para que un producto se venda hay que demostrarles a los compradores que ese producto tiene ventajas y que esas ventajas nos reportan un beneficio, de otra manera, la gente dejará de cómpralo. Nos pueden engañar un rato, pero con el tiempo, voltearemos la vista en el estante cuando estemos escogiendo, perderemos la fidelidad e irremediablemente, vendrá el cambio y aquí ese cambio esta a la vuelta de la esquina, lleno de muertos, de corrupción y de ineficiencia.
El lanzamiento del producto no trajo ventas y eso es mala señal para la vida del mismo. Levántate Ledezma y pensemos en otro producto, pues aunque me duela afirmarlo, este pueblo no compra nada que no venga armado, listo para usar, con instrucciones en español y que se lo entreguen en su casa, al precio más barato y sin cobrarle flete. Ese es el producto, trabajemos para producirlo.
