Llegó el momento de las cosas importantes
Por coincidencia, después de que la televisión no oficial mostró a habitantes de varias zonas céntricas de Caracas teniendo que quemar los desperdicios amontonados en las calles, tanto el Alcalde de Libertador como el Alcalde Mayor han anunciado medidas para solucionar el problema de la basura. Bernal ofrece hacerlo en 24 horas, lo cual me hace preguntarme: si se puede resolver en tan corto plazo ¿cómo es que no lo ha solucionado hasta ahora?
Por su parte, Barreto, para darnos una clave de lo bien que trabajan en conjunto las dos alcaldías, anuncia una solución en 15 días. Eso sí, previa amenaza de tomar las empresas recolectoras con la FAN. Dado que el uso de la FAN sólo ha sido eficiente para quitarles las propiedades a sus dueños sin seguir ningún trámite legal, es posible que la solución de Barreto funcione, siempre que consista en confiscar la basura.
Yo realmente espero que Bernal y Barreto le estén sirviendo a la Revolución, al Proceso o a como quiera que se llame el caos esta semana, porque a Caracas no le sirven de absolutamente nada. Y no me sorprende, es el estilo general del Régimen. La gente está en los cargos por las razones equivocadas y, por supuesto, no es capaz de ejercerlos con un mínimo nivel de eficiencia.
Para mí es obvio que tanto el Presidente como la mayor parte de los funcionarios designados por él carecen de las habilidades y la preparación necesaria para cumplir sus funciones. Por eso se dedican a hacer otras cosas para las que sí tienen vocación o para las que desarrollan alguna aptitud. Por ejemplo, el Presidente ha descubierto que es muy bueno regalando dinero a otros países. Eso genera la impresión en el exterior de que contribuye a solucionar importantes problemas. Y posiblemente sea cierto, pero su participación se limita a darle fondos a quienes sí tienen un proyecto con sentido y la preparación para llevarlo a buen término.
Si al menos el Presidente Chávez tuviera algún criterio para escoger a sus colaboradores podríamos estar viviendo un fenómeno tipo Irene Sáez, quien logró algunas cosas en la alcaldía de Chacao a pesar de que ella personalmente no contaba con condiciones para encabezar el gobierno, como demostró en su truncada pasantía por la gobernación de Nueva Esparta. Por desgracia, el Primer Magistrado Nacional parece seleccionar a su personal basado exclusivamente en el nivel de sumisión, amistad y participación en alguno de los intentos de golpes de estado de 1992. Considerando eso, no hay que extrañarse de las condiciones en las que se encuentra el país. Los ministros, alcaldes y gobernadores son poco más que una coartada para salvar la responsabilidad presidencial en los desastres que nos rodean. “Aló Presidente” es ahora, además, el escenario donde descarga las culpas en los subalternos. Para que los civiles no envidien a los militares, el Presidente decidió ascenderlos también: de simples borreguitos pasaron a chivitos expiatorios (de allí el término “régimen chivito-militar”). Lo irónico es que alguien que parece despreciar tanto la sumisión en los contrarios (ese fue su insulto a Fox) la exija como rasgo indispensable en sus aliados.
La patética competencia de sus seguidores por complacerlo, para ganarse la próxima mención amistosa o la palmadita en la espalda, lleva a espectáculos como el recientemente protagonizado por el Presidente de la Asamblea Nacional quien anunció la asistencia de un banquero a una maléfica reunión para cocinar sobornos, obviando el detalle de que estaba preso desde el día anterior. Y, sin que se le mueva un pelo del copete, el Fiscal General recoge la denuncia asegura que será investigada muy seriamente. Que lástima que la declaración del Ministro de Justicia sobre el papel del asesinado fiscal Anderson en una red de extorsión no haya merecido el mismo tratamiento. Por el contrario, anuncian una condecoración con su nombre, la cual, a menos que aclaren ese punto convincentemente, equivaldrá al “Extorsionador del Año”.
En fin, una vez el país libre de pobreza, de corrupción, de ilegalidad, de injusticia y de otros males del pasado, el Presidente ya puede dedicarse a asuntos serios como cambiar el escudo y la bandera.
