Opinión Nacional

Lo que nace improvisado…

Las cosas que nacen improvisadas rara vez adquieren consistencia. Suele ser el apuro una costumbre muy venezolana, exacerbada en estos años de voluntarismo y demagogia. Hay dos experiencias educativas de este gobierno, entre tantas otras, signadas por ese estilo, la UBV y la Misión Sucre. Ambas fueron engendradas por el verbo presidencial a mediados del 2003 y a ambas se les asignó similar cometido: incluir en la educación superior a unos cuatrocientos mil estudiantes en apenas año y medio.  Pero impartir educación superior no es soplar y hacer botellas. Lo dijimos en su momento. Porque nadie que tenga sentido democrático puede oponerse a que todos tengan su oportunidad de educarse al máximo. Sin embargo, no se puede duplicar la matrícula en educación superior tan rápido.

Las legítimas expectativas de los muchachos aspirantes se han visto golpeadas y también las del propio gobierno. Por eso ha sido intensa la deserción temprana en la UBV la cual albergaba, para febrero del 2005, tan solo a 18.332 estudiantes, menos del cinco por ciento del total prometido. Ello implicó, como reveló el ministro Moncada en entrevista publicada en Ultimas Noticias, el 15 de Mayo, que “ya van, en apenas un año y ocho meses,  dos grupos rectorales que han salido de allí con las tablas en la cabeza”.  Tampoco han cumplido con las aldeas universitarias. Prometieron 41 y apenas construyeron hasta ahora una, la de Santa Elena de  Uairén.

En cuanto a las becas concedidas en la Misión Sucre, es el propio ministro Moncada quien declaraba a ese medio que “Se han encontrado estudiantes que no estudian y reciben beca, hay quienes la cobran y se pagan otro instituto con ella, quienes la usan  para consumir alcohol, la gastan en centros comerciales, quienes tienen doble y hasta triple beca, quienes trabajan en el Gobierno o en otra oficina y tienen beca”. Esa realidad lo llevó a dejar de pagar las becas a unas diez mil personas del total de cien mil que la reciben. El insiste en que “No les vamos a pagar, porque es muy probable que no hayan retirado los reales, porque es posible que esas personas no existan o porque hay casos donde hay 10 y 15 familiares cobrando becas”…

Ahora yo pregunto, ¿acaso no es responsable el gobierno por otorgar becas a diestra y siniestra por simple interés partidista en los tiempos del referendo y de elecciones? ¿Ese dinero de la nación no estaría mejor empleado en dotar de comedores a tantos planteles oficiales en zonas populares donde los niños pasan hambre? A pesar de tales confesiones el ministro Moncada continúa tan campante  insistiendo en que hay que forzar el ingreso de los estudiantes a la educación superior. Y también se propone fundir los planes de la UBV y de la Misión Sucre. Está juntando, como diría el pueblo,  “a dos mochos para rascarse”.  Deberían estos altos funcionarios improvisados e improvisadores atender los criterios sensatos de académicos como José Miguel Cortázar, el primer viceministro de educación de este gobierno, quien señaló que  “El sistema no puede crecer a empujones” ya que “con los cambios abruptos se corre el riesgo de la improvisación y de que la gente se desilusione”.  El que pueda ver, que vea. El que pueda oir, que oiga. El que pueda ser responsable, que lo sea.

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