Los 62 años de COPEI
El pasado domingo 13 de enero, el Partido Demócrata Cristiano COPEI, arribó a sus 62 años de vida política y como hemos venido haciendo desde que somos miembros de la Dirección Nacional del partido, dedicamos estas notas a rememorar el momento de 1946. En efecto el 13 de Enero de 1946 se instala en el edificio UGARTE, frente a la plaza de Candelaria de Caracas, el Comité de Organización político Electoral Independiente, (Copei). Copei era la cristalización del esfuerzo de un grupo de jóvenes universitarios que venía desde diez años atrás ensayando la forma de realizar una nueva concepción política. El mensaje de la naciente doctrina social de la Iglesia y de Jacques Maritain, “había prendido en el alma de las generaciones jóvenes y así surge la Democracia Cristiana como una respuesta al escepticismo que sobre la democracia habían despertado los totalitarismos de izquierda y de derecha – a partir de la Revolución Rusa y de la Revolución Fascista de Italia en 1923″. (Rafael Caldera a la Revista Momento en el trigésimo aniversario del partido).
Surge así una formación política, que luego sería un pilar fundamental en la construcción de la democracia a partir de 1958, sustentado sobre una base de principios y valores, que aún hoy lo mantienen con vida y que sirve de sustento ideológico, en un mundo donde parece haberse perdido el valor de las ideas y tristemente se impone un pragmatismo, donde no importa a lo que tengamos que renunciar, incluso a nuestra fe, para lograr los objetivos que nos hayamos trazado.
La Venezuela de hoy le impone a la Democracia Cristiana importantes retos que afrontar. Para muchos opositores y enemigos, COPEI es un “partido muerto. Nada más falso que esto. Se puede afirmar con propiedad que no hay estado ni municipio, en el que no haya al menos un copeyano, y mientras haya copeyanos en cada rincón del país, seguirá existiendo COPEI.
Partiendo de esta realidad, es necesario reconstruir el partido desde su raíz ideológica y
acudiendo al rescate de sus principios, antes que tratar de borrarlos de la doctrina, para complacer mezquinos intereses. De aquí la importancia de comprender el valor de la persona humana, y como ésta pobreza creciente y las dádivas oficiales, atentan contra su dignidad; asumiendo como reto la búsqueda permanente del Bien Común y admitiendo que ni ninguna sociedad es perfecta, ni siquiera la comunista que tanto agrada a los que hoy nos gobiernan.
Debemos además rescatar los principios de la democracia como forma de vida, la solidaridad, el pluralismo como forma de hacer política y empujar las ideas que nos caracterizan, tales como la unidad, hoy más que nunca requerida para hacer frente al neoautoritarismo; comprendiendo que el poder es un medio y no un fin; que la lucha es siempre en los caminos de la democracia y que debemos promover un verdadero proceso de cambios profundos, sin populismos ni conductas autoritarias. Frente a ese socialismo del siglo XXI que se nos quiere imponer a la fuerza, aquí está con firmeza el pensamiento Demócrata Cristiano, representado en COPEI como su principal baluarte.
