Opinión Nacional

Los macarras de la doble moral

“Es un error escribir sobre los compañeros de Partido en un lenguaje
que sistemáticamente difunda entre las masas trabajadoras el odio,
la aversión y el desprecio hacia los que defienden opiniones divergentes.

Pero se puede y se debe escribir en ese tono sobre las organizaciones disidentes.

Hay que hablar un lenguaje calculado para despertar contra el oponente los
peores pensamientos, las peores sospechas; no para corregir sus errores, sino
para destruirlo, para barrer su organización de la faz de la Tierra”.

Lenin

Con qué facilidad y desvergüenza los voceros del gobierno militarista venezolano acusan a los demás de doble moral. El cinismo y la hipocresía no podrían ser mayores.

Cuando se trata de acusar alegremente a los demás de terroristas, vendepatria o golpistas, no hay matiz, medida ni consideración alguna. Son implacables. Las reacciones frente a la invitación de la Casa Blanca a María Corina Machado es un ejemplo.

Los rufianes y “rufianas” de la doble moral piden que caiga todo el peso de la ley sobre quienes ellos consideran son traidores a la patria, sea verdad o no, haya pruebas o no. Cuando, por el contrario, estamos frente a los asesinos de Puente Llaguno, los lacayos del tirano de Cuba, los que están destruyendo a PDVSA o los golpistas del 4 de Febrero, su condición de hombres de la revolución los exime de cualquier acusación penal o cuestionamiento moral. Sus delitos, corrupción y latrocinios evidentes no encajan en los supuestos de hecho de la ley, ni hay fiscal o contralor que los persiga. La revolución les perdona cualquier desaguisado, y aquellos funcionarios están a su servicio.

Así, por arte de esta aberrante conducta, asesinos y terroristas como el “carnicerito” Che Guevara, el genocida Sadam Hussein, los terroristas Gaddafy y el Chacal son unos héroes. Haber fusilado a cientos de personas en La Cabaña (Cuba), llevar a un pueblo a varias guerras absurdas en las que murieron millones de irakíes, matar a cientos de niños kurdos con gases, volar aviones con pasajeros inocentes y asesinar y secuestrar a víctimas indefensas en Europa, son comportamientos ejemplares, que gozan de las loas y reconocimientos de los revolucionarios bolivarianos.

¿A cual moral puede recurrirse para justificar el terrorismo de Estado de Fidel Castro? ¿Cual es la de los lacayos serviles que le han entregado el país al tirano de Cuba?
Para ellos, los que se oponen a sus locuras son inmorales, a ellos no se les puede medir con el mismo rasero, el de la ley, ellos son de izquierda y estarían supuestamente luchando por los pobres de la tierra. Las leyes y los jueces son para los demás, los contra-revolucionarios.

Que los derechos humanos son de todos, “eso depende”, dirán los vándalos que nos gobiernan. Que somos iguales ante la ley, “Serán algunos”, contestarán los macarras bolivarianos de la doble moral.

¿Con qué autoridad moral pueden echarle en cara a otros que tengan doble moral?
¿Con qué autoridad moral y política pueden hablar de vigencia del Estado de Derecho, de autonomía y separación de poderes o de democracia quienes han secuestrado todas las instituciones para someterlas a un interés político ilegítimo?
Sólo la desfachatez y la indignidad puede llevar a acusar a países en donde- con todas las críticas que podamos hacerles- el equilibrio de poderes existe y los mecanismos democráticos funcionan.

¿Qué puede esperarse de unos tartufos de siete suelas que con cinismo, procacidad y caradurismo muestran su hipocresía y descaro indigno?

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