Opinión Nacional

Los maestros del país

Cuando hablamos de un maestro, asumimos que se trata de una persona relevante, de méritos, que deja una huella imborrable en el alma de aquellos a quienes enseña. Por eso, a Cristo sus discípulos le decían «maestro». Por eso Aristóteles fue el maestro de Alejandro Magno. Por eso Simón Rodríguez fue el maestro de nuestro Libertador.

La realidad nos enseña que hay maestros de cada día y de todos los días. Porque cualquier persona enseña algo. Bueno, regular o malo. Los primeros maestros que tiene un niño son las personas de su entorno: familiares cercanos, vecinos, amigos de la casa. Y mucho de lo que ese niño sea en el futuro, se deberá a la influencia de esos maestros.

Los medios de comunicación son maestros asimismo, porque todos estamos expuestos a ellos de manera constante. Y las personas que aparecen en los medios son, en consecuencia, maestros.

Los gobernantes también son maestros, como ya lo dije, para cosas buenas y cosas malas. Los puestos que ocupan los colocan en una situación en la que están sometidos a un constante escrutinio por parte del público, y se convierten en patrones de conducta. Conductas a seguir o conductas a rechazar. Lo cierto es que, de cualquier forma, no pasan inadvertidos. Esto los debería hacer responsables por lo que hacen y dejan de hacer. Porque no es lo mismo, por ejemplo, que un transeúnte escupa en la calle, donde lo ven cuatro gatos, a que lo haga el titular de un alto cargo, frente a las cámaras de TV y con todo el país por testigo. Si el Presidente Clinton no hubiera sido presidente, su affair con Mónica Lewinsky no habría tenido trascendencia pública, y millones de niños pequeños no se hubieran enterado, sin tener la madurez necesaria para comprenderlo, de lo que sucedió entre Clinton y la Lewinsky.

Teniendo en mente a nuestros niños, es deseable que quienes nos gobiernan tengan, de manera consciente, actitudes pedagógicas.

Porque un gobernante sensible enseñará a los niños a ser mejores seres humanos.

Un gobernante justo enseñará a los niños justicia.

Un gobernante sabio enseñará a los niños el camino del bien y de la verdad.

Por el contrario, un gobernante que grite enseñará a los niños a gritar.

Un gobernante que diga mentiras, enseñará a los niños a mentir.

Un gobernante que tolere actos de corrupción, enseñará a los niños a corromperse.

Un gobernante incompetente, enseñará a los niños a ser mediocres.

Un gobernante que abuse, enseñará a los niños a abusar.

Un gobernante que se burle de los demás, enseñará a los niños a ser burlones.

Un gobernante que no respete, enseñará a los niños a irrespetar.

Un gobernante que odie, enseñará a los niños a odiar.

Mañana es el Día del Maestro. Recordemos que el ideal para un país es que sus gobernantes sean sus mejores maestros en cualquier ocasión. No sus enemigos más peligrosos.

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