Opinión Nacional

Los ministros chavistas, no tienen tiempo para pensar

En una conferencia de los denominados ideólogos del socialismo, auspiciada por el gobierno chavista para intentar contrarrestar o neutralizar el impacto positivo y esclarecedor para la democracia, producido por los exitosos foros de CEDICE, realizados en conmemoración a su vigésimo quinto onomástico; oí alarmado al ministro popular para la educación superior Luís Acuña, reconocer que trabajar con el presidente Hugo Chávez es tan arduo que solo tiene tiempo para operar, razón por la que no le queda disponibilidad tiempo para pensar.

Ante tamaña confesión pública, me imagino que tampoco le quedará tiempo para crear, planificar, organizar, dar seguimiento, controlar y verificar, los resultados de las actividades y decisiones del ministerio que dirige. Sin duda alguna, que eso explica muchas fallas, omisiones y actuaciones desastrosas del ministro Luis Acuña, y del gobierno chavista en general. Esta confesión pública, pudiera llevarnos a hacerle al ministro una sola pregunta: ¿Entonces, que asuntos productivos hace el señor ministro en sus actividades puramente operacionales?
Si una persona no tiene tiempo para pensar y desarrollar las actividades preparatorias básicas, necesarias para llevar a cabo las actividades operacionales con éxito, quiere decir que actúa irresponsablemente por impulso o por intuición. Vale destacar, que los presidentes y ministros, deberían ser los funcionarios de primer nivel que más piensen, planifiquen, organicen y creen ideas, programas y proyectos, que requiere la sociedad de un país cualquiera para desarrollarse y generar bienestar y calidad de vida para la población. ¿Entonces, como es eso, de que ese ministro reconozca que no tiene tiempo para pensar, porque el presidente dizque no lo deja?
Es cierto que el presidente no deja a los ministros pensar. Las razones para ello no se deben a las argumentaciones que da el ministro, sino a razones atribuibles a la personalidad misma del presidente. El presidente tiende a ser megalómano, narcisista, intolerante, violento, manipulador, autoritario, cobarde, mentiroso, audaz, grosero, personalista y ambicioso. Además, fue golpista, y tiempo después de ganar las elecciones, se ha confesado marxista leninista, entre cuyos admirados líderes se encuentra el dictador de Cuba Fidel Castro.

Teniendo ese tipo perfil de militar aventurero, es muy difícil esperar, que se comporte como un presidente responsable, civilizado y proactivo, que busca la mejor calidad de su gestión, para garantizarle la mejor felicidad de su pueblo a través de la educación, la justicia y el desarrollo, que permitan darle solución de los inmensos problemas sociales y económicos crónicos, que agobian a este país.

Es bueno recordarle al ministro Luís Acuña, que el presidente dejo desde hace tiempo a un lado, aquel proyecto de nación o programa social de gobierno, según el cual pretendía acabar con la pobreza, con la corrupción, con la ineficiencia, con la ineficacia, con la excesiva burocracia, con la desnutrición, con las enfermedades, con la ignorancia, con el analfabetismo, con las exclusiones, con las mafias, con la injusticia, con las persecuciones políticas, con los maltratos a los presos comunes, con los abusos de poder, con los malos servicios, y con la impunidad de la delincuencia.

Todas esas promesas las echo al pipote de la basura, porqué solo fueron fantasías en su mente enferma de poder y de odio, para lograr el poder absoluto, y no soltarlo jamás, al igual que lo ha hecho su admirado dictador marxista leninista Fidel castro.

Esa es la explicación, señor ministro, la razón por la que usted no tiene tiempo para pensar, ya que el presidente no lo deja hacerlo. Ustedes los ministros son solo marionetas, que el presidente utiliza a su antojo para perpetuarse en el poder. Usted no piensa señor ministro, por que usted voluntariamente no puede pensar. Pareciera que el presidente les arrancó la mente, y los dejo a todos ustedes los ministros, descerebrados.

Si usted pensara un poco, aunque fuesen algunos segundos en el día, seguramente analizaría su enorme responsabilidad compartida con el presidente, del gran daño que le han hecho a Venezuela y a su población. Por lo tanto, se ocupa afanosamente de lo operacional, para olvidarse o abstraerse de lo irracional de su conducta y de su vil comportamiento ante la nación. Usted, al igual que los demás ministros no piensan, para no darse cuenta de la gran torta que han puesto, durante todos estos años de funesta gestión, con los dineros dilapidados del estado venezolano.

Si usted pensara señor ministro, contribuiría a eliminar, junto al ministro del interior, y los otros ministros asociados al tema universitario, el acoso permanente al cual ha estado siendo sometida la prestigiosa Universidad Central de Venezuela, entre otras universidades del país, por las hordas de violentos fanáticos chavistas, quienes mantienen a esta universidad en zozobra y no le permiten la tranquilidad que necesita para llevar a cabo sus actividades regulares en armonía y paz. Por cierto, en momentos en que hacía este escrito, me enteré, que la rectora de la UCV, hacia el anuncio de que fariseos (posiblemente del chavismo), incendiaron la sede la Federación de Centros Universitarios, seguramente con su anuencia. ¿Cómo se explica esa forma anárquica de gobernar señor ministro?
Si usted pensara, señor ministro, dialogara, planificara organizara y trabajara conjuntamente junto a la sociedad civil organizada, y estaría en capacidad de presentarle al país un plan nacional de crecimiento y de mejoras en las universidades públicas y privadas del país, que permita eliminar las fuertes restricciones físicas, sociales, curriculares y económicas que tienen las universidades para poder ofrecer a los aspirantes a universitarios, libre y abierto acceso a las universidades a objeto de desarrollar libre y armoniosamente una carrera universitaria, sin las limitaciones que actualmente se tienen.

Si usted pensara, señor ministro, la educación superior en Venezuela no tuviese tantas necesidades y dificultades. Hubiese tranquilidad, paz y armonía en las mismas, el país estuviera poblado ampliamente de universidades e institutos universitarios, las graduaciones fueran masivas y de gran calidad, la falta de cupos para estudiar fuese asunto del pasado, las milicias chavistas no invadirían violentamente las universidades, la calidad de la educación superior fuese optima, los graduandos conseguirían empleo de inmediato, y no existiesen limitaciones económicas como las tienen hoy día las universidades e institutos de educación superior.

No le mienta al país, señor ministro. Usted es un farsante, que al parecer, solo sabe programar emboscadas políticas a los demócratas venezolanos de buena fe, que en algún momento creyeron en que usted era un caballero, pero nos equivocamos.

Con sus actuaciones improvisadas, por “impensadas”, usted ha hecho demasiado daño a la educación superior y a la nación misma, como para merecerse el respeto y el perdón de la sociedad civil venezolana, quién jamás olvidará, que usted no pensara pro activa, imparcial y adecuadamente, debido a su enfermizo fanatismo político, abusos y traiciones. Fin.

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