Los sucesores
¿Contra quienes fueron diseñadas las medidas inapropiadas, inconsultas y dañinas de esta semana? Indudablemente que contra quienes integran el piso político del Presidente Chávez.
La devaluación, los cambios en los horarios de apertura de los centros comerciales, los cortes de agua y los apagones programados golpean a la clase media, si es verdad y exacerban su rabia ciega contra todo lo que huela al régimen.
Pero a quien afectan sin dudas la pérdida de los puestos de trabajo, en areperas, restaurantes y tiendas, es a las vendedoras de las zapaterías y de los almacenes de ropa interior, a las peluqueras y a las manicuristas, a los obreros de mantenimiento, a los mesoneros. Los turnos de trabajo cambiados violentamente no molestan precisamente a los gerentes ni a los dueños de las tiendas, sino a quiénes que nos atienden en cada negocio, a los hombres de seguridad, a los ascensoristas, a los empleados de la limpieza, los buhoneros, a los empleados de los estacionamientos que guardan los carros, a los pizzeros. A quien le rompen la vida con la devaluación es a aquellos que ganan salario mínimo y tienen que esperar meses para que les aumenten el sueldo cuando ya todo el mercado de alimentos que venía insoportable de caro se puso al doble.
Son de los que compran y al final dejan medio mercado en la caja o simplemente ayunan calladitos el desayuno o la cena, sin que nadie los ponga a dieta.
¿Y los cortes de energía, a quiénes afectan? ¿A quienes llegan en carro a su casa de noche, sea propio o taxi, o a quiénes tienen que esperar una camionetica con el credo en la boca entre las nueve de la noche y las cinco de la mañana? Las víctimas son las enfermeras, camareras, policías, prostitutas, vigilantes, teatreros, cajeras, obreros de mantenimiento, cocineras, empleados de cafés, bares y panaderías.
¿Era tan difícil darse cuenta de lo infeliz que es una mamá que lleva a un niño de seis años a la escuela sin saber si podrá llegar a buscarlo en caso de que a algún inconsciente se le ocurra quitarle la luz al colegio? ¿Como llega, perdiendo el día de trabajo?
La tragedia nuestra no se acaba porque el Presidente de marcha atrás al advertir hubo » efectos indeseados» del racionamiento. El efecto indeseado es el que se sufre cada día, cuando los políticos del gobierno en este caso, están tan alejados de su gente, que hagan lo que hagan, meten la pata y hieren con cada decisión a quienes quieren atraer. Esta semana han hecho ver clarito que Guayana ni sus trabajadores les importan, como el año pasado hicieron con los tachirenses cuando las medidas contra Colombia. Demostraron que nadie tomó en cuenta a los peatones cuando no revisaron los efectos de apagar las luces de los semáforos en las grandes ciudades de Venezuela, o se consideró si los miles de empleados de las zonas industriales de Valencia, Maracay y Caracas tenían como aguantar el desempleo, sin ahorros, gracias a la devaluación, cuando las horas de oscuridad acabaran con la poca energía de las empresas que aún quedan y se fueran a la calle.
No son necesarias mas palabras para darnos cuenta del inmenso desprecio y la indiferencia que desde el Presidente de la Republica para abajo tienen todos los miembros del Gabinete y los altos funcionarios del chavismo por la población.
Estas decisiones fueron provocadas precisamente en este momento y en sucesión, para comprobar el nivel de resistencia ciudadana a la catástrofe y porque algunos dentro de los grupos que se pelean el poder en las alturas, querían saber si desde dentro se podía socavar sin riesgo la figura presidencial e imponer un cambio gubernamental, sin acabar con los beneficios que disfrutan, imponiendo la imagen de un chavismo sensato y una sucesión sin traumas. El Presidente, en la misma sintonía cero con sus votantes, ha tenido unas semanas de zigzagueo político lamentable. Favorece la sensación de que su gobierno podría ser bueno si él no estuviera, como hacen ver sus adláteres a sus partidarios. A la oposición le sugieren que si llegan al poder, entrarán inmediatamente en tratos de socialismo real, porque para todos hay.
Aunque ese destino político aún no llega, es uno de los que podríamos experimentar en Venezuela, si fracasa la opción de la sucesión democrática por el voto.