Opinión Nacional

Los verbos ser y estar (I)

Los verbos ser y estar forman lo que se conoce como oraciones atributivas o de predicado nominal. Sabemos que las oraciones están formadas generalmente por un sujeto y un predicado. Según el tipo de verbo, el predicado puede ser verbal o nominal. El predicado verbal es aquel en que el núcleo es un verbo, que expresa que el sujeto ejecuta una acción determinada: “Ese árbol creció torcido”, “La gente salió corriendo”, “A Fulano lo mordió un perro”. En la primera oración se predica o afirma del sujeto, “ese árbol”, la acción de “crecer”; en la segunda, lo que se predica o afirma del sujeto, “la gente”, es la acción de “salir”; en la tercera se predica o afirma del sujeto, “un perro”, que realizó la acción de “morder”. Obsérvese que en los tres casos el núcleo del predicado, que contiene lo esencial de lo que se afirma o predica del sujeto, es un verbo, por lo que se llama predicado verbal. Estos verbos son, por eso mismo, verbos predicativos. En principio, son predicativos todos los verbos, menos ser y estar.

Ser y estar son verbos copulativos, porque su función no es la de predicar o afirmar del sujeto una acción determinada, sino la de servir de nexo o cópula entre el sujeto y una cualidad o conjunto de cualidades que se atribuyen a este. Si decimos, por ejemplo, “Esa mujer es muy bella”, lo que predicamos o afirmamos del sujeto, “esa mujer”, no es que “es”, sino la cualidad de tener mucha belleza. O sea, la esencia de lo que se afirma o predica del sujeto no está en el verbo, sino en la frase “muy bella”, y en ese caso el verbo ser sólo actúa como enlace, cópula o conector entre el sujeto, y la cualidad que se le atribuye.

Algo parecido ocurre en la oración “El director está furioso”. Aquí lo que se predica o afirma del sujeto, “director”, no es que “está”, sino la cualidad de “furioso”. Pero para atribuir esta cualidad a ese sujeto nos valemos del verbo “estar”, que sirve como intermediario, como nexo, cópula o conector entre el sujeto y la cualidad que se le atribuye.

Como se ve, pues, las funciones del verbo predicativo y del verbo copulativo son muy diferentes. El verbo predicativo contiene lo que se predica o afirma del sujeto; el verbo copulativo sólo sirve de enlace entre el sujeto y lo que se predica o afirma de él.

Sin embargo, esta diferencia es, en cierto modo relativa, pues la función copulativa de los verbos ser y estar es, en efecto, lo primordial en ellos, pero estos van un poco más allá, pues ambos verbos, a la función copulativa agregan una noción semántica que es también muy importante: el verbo ser agrega a la relación entre el sujeto y lo que se predica de él una noción de permanencia, mientras que el verbo estar agrega una noción de transitoriedad. Es la diferencia entre “El director es muy bravo” y “El director está muy bravo”. En el primer caso se trata de una cualidad que es permanente en el sujeto, mientras que en el segundo la cualidad es transitoria, y se refiere sólo al momento en que se le atribuye.

Estas distintas funciones de los verbos predicativos y los verbos copulativos determina que, en el primer caso la oración tenga un sujeto y un predicado verbal, del cual el núcleo es el verbo; mientras que en el segundo caso la oración tiene un sujeto, un verbo copulativo y un complemento predicativo, llamado también predicado nominal o atributo, del cual el verbo copulativo no forma parte.

LOS VERBOS SER Y ESTAR (II)

Vimos que el complemento predicativo, llamado también atributo o predicado nominal, en la oración de verbo copulativo es lo que se afirma o predica del sujeto, no directamente, sino mediante un verbo copulativo, y que en Castellano los verbos copulativos son ser y estar.

En principio, la función del complemento predicativo o atributo es calificativa, pues atribuye al sujeto una o varias cualidades. Por eso casi siempre el núcleo del atributo es un adjetivo calificativo: “Esa mujer es bella”; “Las novelas de García Márquez son muy buenas”; “La casa era muy grande”; “El director está enfermo”; “La plancha estaba muy caliente”; “Mañana el trabajo estará listo”. Los atributos bella, buenas, grande, enfermo, caliente y listo son adjetivos.

Sin embargo, en muchos casos el atributo no es un adjetivo propiamente, sino otra categoría gramatical, cuya función es atributiva en virtud del uso que de ella se hace. Puede ser, por ejemplo, un sustantivo: “Mi padre era herrero”; “El vecino es militar”; “Su hijo será médico”. Los atributos herrero, militar y médico no son adjetivos, sino sustantivos. Pero en estos ejemplos dichos sustantivos tienen una tonalidad adjetiva, porque cada uno atribuye al sujeto un conjunto de cualidades, que permiten identificar al sujeto en cuanto a lo que se afirma de él. En efecto, ser herrero supone reunir una serie de condiciones, que todo el mundo no tiene, sino aquellos que ejercen ese oficio. Lo mismo ocurre con los otros atributos: para ser médico o militar hay que reunir varias cualidades propias de cada uno de esos oficios, lo que permite diferenciar al sujeto de que se trate de las demás personas. Puede decirse que en esos casos el atributo, más que calificar propiamente al sujeto, lo clasifica dentro de una determinada categoría.

Todos los ejemplos dados de sustantivos en función de atributos pertenecen a oraciones con el verbo ser. Pero también pueden darse con el verbo estar, con la advertencia de que estos casos son poco frecuentes, pues la mayoría de las veces en que el atributo es un sustantivo se emplea el verbo ser. Ejemplos con estar son los siguientes: “Todos estábamos mosca”; “Eso está padre (o padrísimo)”; “La fiesta estuvo fenómeno”. Estas oraciones con estar + un sustantivo como atributo son más frecuentes en Hispanoamérica que en España, y generalmente se dan en el lenguaje coloquial o familiar.

El atributo también puede ser un adverbio: “Ella es así”; “El presidente no está aquí”; “La señora del servicio estará mañana”. Los atributos así, aquí y mañana son, respectivamente, adverbios de modo, de lugar y de tiempo. En estos casos la función calificativa del atributo se debilita, pero sin perderse del todo.

Igualmente puede ser atributo una frase adjetiva, es decir, una frase que, dentro de la oración, tenga función calificativa o adjetival: “Él es el que sabe”; “Ella es de Colombia”; “Fulana está como le dé la gana”. Los atributos “el que sabe”, “de Colombia” y “como le dé la gana” son frases adjetivas. Si se observa con cuidado se podrá percibir el valor calificativo de dichas frases.

Finalmente puede ser atributo un pronombre o una frase nominal: “El director es aquél que está allá”; “Yo estaba con ella”; “Ese carro es suyo”. Las frases “aquel que está allá”, “con ella” y el pronombre posesivo suyo son los atributos.

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