Opinión Nacional

Luego del 4D y antes de diciembre 2006

Las elecciones del 4D fueron una demostración mas del autoritarismo reinante en Venezuela. Los modelos autoritarios buscan disfrazar en todo momento, con leyes morbosas, los eventos violadores de los derechos civiles y democráticos.

Es claro que Venezuela no esta en línea de respeto a los parámetros democráticos, ni a los preceptos de la comunidad internacional. Los informes de la OEA y de UE así lo confirman.

Es bueno preguntarse qué pasará ahora con esta Asamblea Nacional roja, unitaria, lacaya y seguidora de todos los caprichos del autócrata. Qué ocurrirá cuando esa mayoría, absolutamente grosera y tramposa, apruebe leyes que sigan socavando las libertades democráticas y los derechos de los ciudadanos. Que sucederá si se hace realidad el anuncio de Nicolás Maduro de aprobar una reforma constitucional, para hacer a Hugo Chávez el primer monarca absolutista con base legal en la historia de Venezuela y que gobierne hasta el 2030.

Esa revolución, arbitraria y estrafalaria, cuyos objetivos se ha dejado colar en los pomposos y espeluznantes discursos del «líder», nos llevan a una Venezuela «Socialista», con una ambición de dominio continental, cuyos mecanismos de expansión no son otros que la extorsión y la vulgar compra de conciencias a los gobernantes de turno de los países latinoamericanos (con honrosas excepciones como Colombia, entre otros) y de las masas pobres de la región.

La consolidación de la trampa del 4D, y con ella del régimen, nos llevará a escenarios diferentes en la lucha política. Mientras los venezolanos y el mundo acepten pasivamente el resultado de unas elecciones fraudulentas le están dando el «tono legitimador» al fraude electoral. Definitivamente, el país civilizado debe asumir un nuevo reto: La resistencia unida, organizada, honesta e inteligente.

Muchos se preguntarán: ¿Cómo y para qué luchar, sí ellos tienen todo el poder y las armas?. Pues, precisamente aquí es que tenemos que acudir a las importantes lecciones que nos ha dado la historia. Tenemos dos opciones: la primera, como la acometida por la sociedad cubana de la década de los sesenta del siglo pasado, cuando las clases privilegiadas y los luchadores se instalaron en la Florida, la resistencia murió en las cárceles o en el exilio y la masa se introdujo en un proceso de involución del cual hoy, cuarenta y siete años mas tarde, aun no logra salir airoso.

Después de casi medio siglo, Cuba sigue sometida a los delirios de un dictador, enloquecido por sus frustraciones y agonías personales. La sociedad está desintegrada, sufriendo de anomia colectiva, de hambre, de miseria y de desolación. Cuba es un fantasma en el Caribe, un cadáver insepulto del mundo socialista fracasado, del comunismo soviético corrompido, asesino y violador de libertades.

¬¿Cuál sería la segunda opción¬ que se nos da la historia?. No es otra que la lucha sostenida, activa y organizada. En lugar de escondernos en vaguedades como lo estamos haciendo, huyendo o negando nuestra patética y cruel realidad, deberíamos encarnar a las sociedades maduras, amantes de la democracia y del progreso, que en épocas de crisis no se han dejado llevar por el pesimismo ni la flojera colectiva.

Podemos seguir los pasos de los Ucranianos que no aceptaron el fraude electoral y se volcaron a las calles a defender sus derechos y sus votos. Pelearon hasta derrotar y enterrar a una minoría tramposa que sé hacia llamar mayoría y que se negaba abandonar el poder. Los ucranianos lograron, tras protestar con tesón, que se realizaran verdaderas elecciones, supervisada por terceros, honestos y transparentes, incapaces de dejarse seducir por las dádivas de un caudillo enloquecido.

Nadie dijo que era fácil librarse del autoritarismo estrafalario y desafiante. Nadie puede suponer que deslastrar del poder a estos malandros que hoy ocupan Miraflores es una tarea placentera. Nadie puede imaginar que derrotar el militarismo atrasado y demente puede ser un trabajo sencillo. El hecho esta en que hay que hacerlo de manera consciente e inteligente, sin miedo ni temor.

No podemos quedarnos como los cubanos, viendo como la isla de hunde en la pobreza y la mas asesina de las dictaduras de la historia latinoamericana. Hay que actuar desde ahora para evitar que el autócrata se lance en una nueva mentira revolucionaria y logre imponer otro fraude electoral en diciembre de 2006. O peleamos o perdemos. Creo que llegó la hora de despertar, salvo que queramos negarnos por siempre.

(*): Licenciada en Comunicación Social, con Maestría en Ciencias Política, actualmente es candidata al Doctorado de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela.

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