Mambrú se fue a la guerra…
Quedo sorprendido con la velocidad con la cual nuestro presidente se pronunció acerca de los acontecimientos que suceden en Honduras. Más sorpresa me causa, más bien estupor, la rapidez con que anuncia que no nos quedaremos de brazos cruzados, en uso de una amenaza virtual que promete una intervención en un problema que nos es ajeno. No alcanzo a entender que tipo de acciones prometen sus palabras, pero esas solas palabras me parecen un abuso intervencionista en un espacio que no nos corresponde. Usted se imagina que un presidente suramericano se pronunciara acerca de la ley que arrebata el poder al pueblo por la vía de retirar los mandatos al alcalde mayor de Caracas. Si alguno osara tan sólo pronunciar una palabra acerca de ese hecho, nuestro presidente le dedicaría no menos de dos horas de televisión a recordarle del mal que moriría. Lo de Chávez en Honduras es un intervencionismo no solicitado por pueblo alguno. En Honduras se daría una consulta popular, para la cual se solicitó el apoyo –no precisamente logístico- pero si acerca del tema, a las fuerzas armadas, quienes no estuvieron de acuerdo en aceptar dicha presión. Nuestro presidente y el hondureño sostienen que no se deja opinar al pueblo.
Este pasaje me recuerda sus pronunciamientos en el conflicto que se originare entre Ecuador y Colombia, a raíz de la penetración que derivó en la muerte de la más alta figura de las fuerzas guerrilleras colombianas. Chávez amenazó a Colombia con un conflicto bélico y solicitó el envió inmediato de fuerzas a la frontera. Todavía roncan los motores de los tanques que entrarían en combate bajo la orden de su implacable comandante, que en una muestra de una falta absoluta de apresto y logística operacional, dejaron en ridículo a su máximo líder.
Mambrú se fue a la guerra… y no se cuando vendrá, reza la canción infantil francesa, compuesta tras la batalla de Malplaquet (1709), que enfrentó a los ejércitos de Gran Bretaña y Francia, durante la Guerra de Sucesión Española. A pesar de su derrota, los franceses creyeron muerto en la batalla a su enemigo John Churchill, duque de Marlborough, que es a quien se dedica la canción burlesca. A nuestro presidente tendremos que componerle una canción, cuando esta historia de la vuelta y recordemos sus aparatosos juegos de guerra, que más que con plomo, se hacen con bravuconadas.
Este país, el suyo y mío, requiere de la inmediata acción de sus gobernantes en materias tan apremiantes como el controlar la anarquía que nos impuso la delincuencia y la guerrilla colombiana que campea por doquier sin más control del que se hace con operativos ineficientes. Este país requiere con urgencia de gerencia, tiempo y dedicación para enfrentar el serio problema que supone una industria petrolera a punto de colapsar. Mambrú debería estar trabajando en estas urgentes necesidades, en lugar de usar su tiempo para meternos a los venezolanos en conflictos ajenos acerca de cual nadie nos ha consultado. ¿Por qué no lee la opinión de este pueblo?
