Opinión Nacional

¡Mangamiá al ataque!

Hoy, en una de las letrinas del talibanismo nacional, el ex fiscal publica la biliosa destilación de sus iracundias contra el Alcalde Metropolitano, invitado a una escuela de verano del FAES – Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, que dirige el ex presidente José María Aznar, en Madrid -, a disertar sobre la lucha por la democracia en Venezuela. Por cierto: en la misma cátedra ocupada por Nicolás Sarkozy en el 2007, por Sebastián Piñera en el 2008 y por Juan Manuel Santos en el 2009 – pura casualidad que los tres terminaron ganando un año después la presidencia de sus respectivos países, Francia, Chile y Colombia.

¿Qué se puede esperar de un político mediocre, de un poeta mediocre, de un abogado mediocre, de un hombre mediocre? Que una mujer que se respeta, ejerce el periodismo y es reconocida como bragada, honorable y lúcida como Marianella Salazar lo califique con un apodo que lo retrata de cuerpo entero: el mangamiá. Mejor caracterización, imposible: este ser gris y oscuro, bipolar, salido de las cavernas del comunismo vernáculo gracias a la volcánica irrupción de la mediocridad personalizada en la figura del troglodita de Sabaneta no es ni siquiera capaz de cumplir esa elemental necesidad sin mearse las mangas. Ergo: un mangamiá.

Ha puesto la plasta donde quiera lo ha puesto el ínclito del Museo Militar. El colmo de su desnudez quedó en evidencia cuando ocupara el triste, patético y lamentable cargo de Fiscal General de la República. Fue en los tiempos del asesinato del fiscal Danilo Anderson, hecho saltar por los aires gracias a una sórdida y truculenta maniobra de los bajos fondos chavistas, atribuido a otra siniestra figura de este régimen, que tiene a buen recaudo arremangarse para cumplir la faena del aseo menor de modo a no dejar tanta huella de su maldad y su canallería.

La estela excremental dejada a su paso por ese otrora respetable cargo republicano es digna no sabemos si de un film de Woody Allen o del director de China Town y Rosemary’s baby, Roman Polansky. Pura truculencia y de la más barata. La inmundicia que provocaran sus acciones y omisiones, sus silencios y sus declaraciones despedían una fetidez sólo comparable con la que hoy emana de los miles de contenedores con comida podrida que esperan la visita de los periodistas de sucesos. Desnudado por la sarta de imbecilidades, falsedades, mentiras e incongruencias y acogotado por los falsos testigos que se sacara de la chistera para darle visos de credibilidad a sus montajes – a uno de los cuales llegó a darle emotiva credibilidad por el brillo de sus ojos – se vio en la obligación de dejar el cargo y buscarse un destino lo más alejado del edificio del ministerio Público.

Tanto sabrá y tan inmundos serán los entretelones de los crímenes que ha alcahueteado, que en lugar de encarcelarlo o sacarlo de circulación en un campo psiquiátrico, su jefe máximo lo premió “poniéndolo donde haiga”: la embajada de Venezuela en Madrid. Y así, este ser gris, anodino, bipolar, tan absolutamente carente de atributos que podría ser la encarnación del personaje de Robert Musil, pasó de la nada aragüeña a la asamblea nacional, De allí a la vicepresidencia de la república, luego a la fiscalía para aterrizar por los predios de la corona borbónica.

Le han premiado su estulticia con una asombrosa tortilla de patatas, un cocido madrileño y unos huevos estrellados en Casa Lucio. Que para más no sirve. Hoy, estrujado por su señor amo, las embiste Mangamiá contra el Alcalde Metropolitano de Caracas, electo con más de 720 mil votos y acosado por la feroz máquina represora del régimen, porque ha osado continuar denunciando al pútrido gobierno del troglodita y recabado apoyos internacionales para la magna faena en que está empeñado: salir de este régimen podrido y recuperar para felicidad de todos los venezolanos la paz, la tranquilidad, la justicia y la prosperidad de nuestros ciudadanos.

Hoy, en una de las letrinas del talibanismo nacional, publica la biliosa destilación de sus iracundias contra el Alcalde Metropolitano, invitado a una escuela de verano del FAES – Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, que dirige el ex presidente José María Aznar, en Madrid -, a disertar sobre la lucha por la democracia en Venezuela. Por cierto: en la misma cátedra ocupada por Nicolás Sarkozy en el 2007, por Sebastián Piñera en el 2008 y por Juan Manuel Santos en el 2009 – pura casualidad que los tres terminaron ganando un año después la presidencia de sus respectivos países, Francia, Chile y Colombia. Es pecado que Ledezma se reúna con los senadores y diputados de la oposición española y denuncie, junto a ellos, el asalto nazi fascista del gobierno venezolano, como le es pecaminoso que los senadores españoles quieran venir a observar la limpieza con que transcurren los comicios del 26S y le sacudan la apatía al Sr. Zapatero y su ministro de relaciones, el señor “Desatinos”. Silencia que él y su jefe obedecen órdenes de la dictadura cubana, compran comidas podridas por encargo de una funcionaria cubana y pretenden convertir la patria de Bolívar en la satrapía de un tirano agonizante que impera sobre una isla miserable.

Como diría el más ilustre de los ciudadanos españoles de todos los tiempos: Cosas veredes, Sancho…

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba