Más control, más poder
Las propuestas de Hugo Chávez para la reforma constitucional ya son oficiales, y como era de suponer, no hubo ninguna sorpresa que permitiera fortalecer la democracia en nuestro país. La Constitución es meramente un texto que el proceso revolucionado ha utilizado a su conveniencia y la Asamblea Nacional una tribuna dominada por la figura presidencial, en la cual, a nadie del “proceso” se le ocurría cuestionar los planteamientos del presidente. En definitiva, y aunque parezca difícil de entender, si hasta los momentos había la esperanza de un cambio político en el ámbito democrático, la aprobación, casi segura, de estas reformas limitarán, más no eliminarán, las posibilidades de una nueva alternativa política en el país.
La pegunta que deberíamos hacernos los venezolanos, los partidarios del presidente y aquellos que no lo son, es la siguiente: ¿Conviene estas reformas al país? Si consideramos que la Constitución aprobada en 1999 no se ha llevado a la realidad, ¿cuáles son las intenciones reales del gobierno? No cabe duda que una de ellas es oficializar lo que es un hecho: tener más poder sobre áreas estratégicas del país. El problema no está en crear mecanismos de control, sino de que el poder recaiga sobre el gobernante de turno o en una ideología en particular.
¿No hay suficientes indicios que las intenciones del gobierno es imponer un modelo socialista-chavista que nada tiene que ver con la defensa de los ciudadanos venezolanos? Los beneficios que las clases populares están recibiendo han sido manejados como donaciones, paliativos o por compasión, cuando realmente es un deber del Estado atender a los sectores más desposeídos del país, al mismo tiempo generando riquezas y trabajo.
Un nuevo debate político acaba de iniciarse, sí o no a la reforma constitucional. Solamente tendremos una propuesta, la de Hugo Chávez. Esperemos que la estrategia de la oposición no sea la insistente descalificación e insulto al gobierno, sino la presentación de ideas y realidades para que los ciudadanos puedan comparar el futuro que se aproxima. Ojalá pudiéramos tener otras alternativas de reformas. Pero, quizás, es mucho pedir en un sistema casi teocrático o, se pudiera decir, “chavezcrático” en donde parece que la única alternativa es decir amén.
