Opinión Nacional

Mesa de negociaciones

El gobierno se empeñó en llamarla “mesa de diálogo”. La oposición prefería los calificativos “de negociación y acuerdos”. Sin saber cual era la verdadera naturaleza de la iniciativa de César Gaviria, las partes designaron representantes. Al país se le dijo que eran tres los objetivos fundamentales: lograr una salida electoral en el menor tiempo posible, desarmar a la población civil (círculos terroristas mal llamados bolivarianos) y, finalmente, designar la tan anhelada comisión de la verdad para investigar la masacre del 11 de abril de 2002. Desde su instalación han habido demasiadas marchas y contramarchas. Calculado saboteo de un gobierno que no se compromete a nada. La mesa está desautorizada por la conducta del Presidente, por su retórica guerrera y nada edificante, por la ofensiva de destrucción institucional que lejos de recoger profundiza en contra de todo cuanto se opone a sus malvados propósitos. En el camino se constituyó el Grupo de Países Amigos, no sabemos si de Venezuela o de Gaviria, pero ciertamente no de Chávez, como eran sus pretensiones. En todo caso, la preocupación de la comunidad internacional determinó que se reforzaran los esfuerzos para evitar el fracaso de Gaviria.

Es tiempo de exigir una rendición de cuentas, aunque sea parcial. Los días pasan, las semanas y los meses también. Venezuela se desangra física, económica y espiritualmente sin que ninguno de los objetivos de la mesa se haya alcanzado o esté por alcanzarse. No hay salida electoral anticipada ni negociada. Se desarman policías que no controla directamente y a los oficiales no sumisos de una FAN convertida en hervidero de pasiones por reventar mientras se entrenan descaradamente legiones de sicarios terroristas al servicio del régimen y, por último, el gobierno encubre a los asesinos de abril. Mientras tanto ocurre la masacre de Altamira. El secuestro, torturas y asesinato de tres de sus soldados y una joven acompañante con la gravedad de otra. Las detenciones ilegales del general Carlos Alfonso y Carlos Fernández, prisioneros de la dictadura. La persecución inclemente y ajurídica contra Carlos Ortega, la dirigencia sindical entera y los medios de comunicación sumados al cobarde y criminal acoso en contra de los trabajadores petroleros y sus dirigentes y la marina mercante. Suenan bombas en embajadas. Hay atentados en Caracas y Maracaibo. Colombia y el mundo denuncian la presencia activa de la narcoguerrilla amparada por la complicidad de un gobierno que no oculta sus simpatías. El Presidente arremete contra el mundo libre. Todos los días suceden hechos que nos refuerzan en la convicción de que este es el momento de pelear hasta la muerte. Que se rindan quienes tengan convicción contraria. Es tiempo de que rindan cuentas los representantes de la Coordinadora en la mesa. Se hace tarde y hay muchas tareas que cumplir para poder vivir en libertad y democracia.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba