Opinión Nacional

Mesa redonda

Por absurdo y fuera de lugar que nos parezca, (desde un punto de vista democrático-liberal) hoy en día existe cierta intelectualidad latinoamericana proclive a pensar y pensarse como una izquierda utópica (borbónica, para algunos) esa izquierda que piensa lo político y la política en nuestros días, como una confrontación, al estilo del teórico político alemán Carl Schmitt del siglo XIX, en su clásico concepto de lo político como amigo-enemigo. Es decir, una política de conflicto permanente bajo un Estado de confrontación, sin un contenido jurídico concreto. En donde el pensamiento liberal y su construcción hacia un Estado en el que gobiernan las leyes tienen o, tenía para este pensador consecuencias políticas no deseables. Formas de pensar lo político y la política que lo que hacen es avalar proyectos personales en mentes anti-sistema democráticos.

Lo inusual es seguir pensando el Estado en Latinoamérica como un Estado todo poderoso, centralizado, controlado por ciertos mal llamados líderes, o revolucionarios, desde posturas tan desfasadas como el cántico ideológico del socialismo del siglo XIX, pertrechado en mecánicas populistas y militaristas que en nada responden al verdadero socialismo de avanzada en pro de reinventar la democracia y el Estado social de Derecho, luego del quiebre del Estado de Bienestar, de la democracia protectora y desarrollista.

De hecho esta intelectualidad, se trasmuta como mochileros de ideas de país a país, de crisis en crisis, avalando las más variopintas y retrogradas posturas políticas en defensa de escuálidos socialistas tipo Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales entre otros, bajo la posmodernidad marxista, reaccionaria y utópica. Sus virtudes políticas no responden a las condiciones sociales presentes de globalidad política como pensamiento y cosmovisión del mundo hacia la reinvención del Estado de Derecho en pro de mejoras sociales para los marginados de la globalización.

En dado caso, la política desde las posturas democratizadoras, es una actividad en la cual se concilian diversos intereses para la supervivencia del conjunto de la comunidad. Es decir, de la sociedad, bajo la aceptación de amigos-adversarios en la arena política, entre los diferentes en busca de la paz bajo la rúbrica de la tolerancia para la construcción de la civilidad en torno al Estado global presente.

Así el asunto, estos intelectuales de lecturas esotéricas, se disfrazan en medios de comunicación tipo Tele-Sur para proyectar debates carentes de sentido ontológico y deontológico, que parecen debates entre borrachos en burdeles, en calles pobres y raídas de la Habana bajo el manto sudoroso de una legendaria y olvidada jinetera.

Por lo tanto, Mesa Redonda Internacional, como programa de opinión de Tele-Sur, proyecta sus críticas bajo el mandato del pensamiento antipolítico de sus constructores, “líderes” nefastos, neo-dictadores y neo-populistas, mentando y mintiendo descaradamente sobre revoluciones que nunca han superado el umbral de la sinvergüénzura, la corrupción, el crimen, la violación a los Derechos Humanos y la negación a todo pensamiento adverso a su verborrea ideológica. Pero el hecho está en mentir y avalar sistemas dictatoriales, totalitarios, tipo Fidel Castro, Hamas, Ayatolas, Talibanes, Farc, grupos anti-democráticos de Irak, Irán y el terrorismo de Estado entre otros, a costa de una supuesta izquierda que no es tal, ni actúa como tal.

En fin, seguido por otro violento y revolucionario, que despilfarra los dineros de los petrodólares en ofender la virtud histórica e hidalguía de un gran estadista y libertador de la talla de Simón Bolívar. Que insultando su memoria histórica, lo pone a bailar al ritmo de la samba brasileña rodeado de un carnavalesco derroche de dólares mientras su tan proclamado pueblo se muere de hambre.

La violencia es para los sistemas revolucionarios; la conciliación para los sistemas políticos democráticos; los populistas y militaristas, por su falta de política, para los sistemas antipolíticos. Entonces: ¿qué tanto es la crítica a la social democracia, al social cristianismo y a los diversos partidos políticos, tanto del pasado como del presente en América Latina? Si estos mal llamados salvadores de la patria en contra del Imperialismo, son en realidad la suma de idioteces políticas.

Es cierto los desmanes del Estado Liberal y su vertiente neoliberal (la globalización); es cierta la impoluta insensatez de las elites empresariales, políticas y culturales hacia las clases desposeídas de las seguridades del Estado; es cierto el declive partidista y la ingobernabilidad a la que llevaron a Latinoamérica los políticos corruptos dentro de los partidos políticos. Pero también es cierto que la mejor manera de salir de nuestras crisis endémicas es bajo la democracia representativa de mercado de capitales, bajo el mercado global, más no participativa de centralismo de Estado en manos de antipolíticos populistas, tecnócratas, reaccionarios, neo-revolucionarios, que están en una suerte de resurrección, y no como una nueva izquierda moderada y tolerante que entienda que la globalización es un hecho y está presente, desborda las soberanías y enriquece las virtudes democráticas con todo y sus errores en lo económico.

Defiendo así, el Estado liberal de Derecho y defiendo, con todo y sus bemoles la democracia de partidos para la superación de la pobreza en un mundo global en donde los políticos de todas las tendencias ideológicas entiendan que el Estado absoluto, centralizado y totalitario en manos de antipolíticos autoritarios, fascistas, comunistas y populistas de corte militar, lo que generan es miseria, violencia, quiebra la economía, destruye la democracia y pervierte el sentido de comunidad entre los diferentes para construir confiabilidad en el sistema político para la paz y la sana gobernanza.

Vaya el mensaje para los promotores de Tele-Sur, y en especial al programa de opinión Mesa Redonda Internacional, por su modo y forma cuadrada y sesgada de pensar el mundo del siglo XXI.

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