Opinión Nacional

Mi respuesta a Hugo Chávez y a su ministro de la Defensa

En las elecciones de 2012 votarán como lo indique su conciencia, pero estoy seguro que no lo harán por un régimen y un candidato que los ha decepcionado y engañado. Han sido demasiadas las ilusiones que la verborrea presidencial les ha creado en sus corazones. En política, no hay nada más delicado que las decepciones. Los grandes cambios históricos son siempre impulsados por ese sentimiento. Además, quiero decirles, para que lo entiendan de una vez por todas, que los miembros de la Fuerza Armada Nacional conocen perfectamente sus obligaciones constitucionales y la cumplirán plenamente.

         Veamos que fue lo que ustedes se atrevieron a decir para demostrarles a nuestro pueblo y a nuestra Fuerza Armada, con la Constitución en la mano, la verdad sobre sus afirmaciones: la intervención de Hugo Chávez ocurrió, el 7 de agosto, en la entrevista con José Vicente Rangel, en la Academia Militar. Allí ya hay una primera inconsistencia. Un recinto, que para los militares es sagrado, aunque el chavismo lo haya profanado con el slogan “Aquí nació la Revolución Bolivariana”, no debe ser utilizado para emitir declaraciones políticas como fue esa entrevista. Tampoco es aceptable que en un acto militar un oficial activo, como es el general Mata, aunque desempeñe el ministerio de la Defensa, declare sobre un tema político de una manera tan agresiva y polémica.

 

         En sus declaraciones Hugo Chávez habla del pasado y del presente. Recuerda los hechos militares del 4 de febrero de 1992 y del 11 de abril de 2002. Intenta, sin lograrlo, presentarlos como actos heroicos y éticamente admirables. Realmente no fue así. Los militares venezolanos deben conocer que el 4 de Febrero fue una traición de Hugo Chávez a sus superiores y a sus subalternos, que violó su juramento de soldado y condujo a sus subalternos a la muerte. El 11 de abril, lo reconoce con absoluto descaro, fue una crisis política provocada por él mismo, sin importarle las trágicas consecuencias que produjo. La desobediencia militar fue producto de los muertos que generaron los actos de violencia incitados por la prédica, ordenada desde Miraflores, de los dirigentes chavista,

 

      Al hablar del presente, como es natural, la entrevista se refiere a las elecciones presidenciales del año 2012. Hugo Chávez, rechaza la idea de que el destino de la revolución se va a jugar en esas elecciones, y ratifica que ese destino sólo se puede consolidar si se logra fortalecer “la organización y movilización popular,  la unidad del pueblo y  la alianza cívico militar”. Este último punto es muy curioso. En realidad, lo que se plantea es una supuesta unión entre la Fuerza Armada Nacional y el PSUV. Hugo Chávez, olvida con facilidad el contenido del artículo 328 de  la Constitución Nacional, que claramente establece que la Fuerza Armada “en el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso de persona o parcialidad política”.

Al continuar la entrevista, Hugo Chávez y José Vicente Rangel, en un bien orquestado plan, insinúan que la oposición desconocerá el triunfo de Hugo Chávez. Eso no está planteado. La Mesa de la Unidad siempre ha mantenido que respetará el resultado si es legal y legítimo.  Ese es el quid del asunto. ¿Se puede confiar en un Consejo Nacional Electoral con una composición de 4 a 1a favor del oficialismo? Definitivamente, no. De todas maneras, los testigos de la oposición enfrentarán el fraude en cada mesa electoral y la oposición democrática, con las actas en la mano y el pueblo en la calle, reclamará el triunfo. Si los resultados no coinciden, el problema es del gobierno. De lo que si estamos seguros, es que la Fuerza Armada institucional hará respetar el resultado electoral.  

El general  Carlos Mata Figueroa, ministro de la Defensa, en un tono agresivo y desconsiderado se refiere a las anteriores generaciones militares, sin pensar que el profesionalismo militar en Venezuela tiene más de cien años. También olvida que esas Fuerzas Armadas, de las cuales él denigra, eran una de las dos instituciones, en el año de 1998, más prestigiosas de nuestro país. En todas las encuestas competíamos con la Iglesia Católica. No creo que eso ocurra ahora. También quiero recordarle que la Fuerza Armada no le sirve a un gobierno en particular, sino a la Nación, es decir a todos los ciudadanos. Vincular su destino a los éxitos y fracasos de un gobierno es un verdadero despropósito. La Fuerza Armada es una institución del Estado venezolano…

 

 

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